jueves, 26 de junio de 2014

Robert E. Park, sobre ecología y comunicación

En estos momentos estoy trabajando en un conjunto de temas que podrían parecer escasamente relacionados entre sí: ecología, comunicación e identidad. Como siempre, me muevo en los ecotonos de estos temas, bien en bordes o bien en zonas intermedias. Ya he hablado en otros sitios de mi predilección por los lugares frontera, y de mi escaso sentido del ridículo que me permite meterme en campos muy especializados sin ser un especialista en ninguno, pero que me sirve para tener otra óptica acerca de aquellos más cercanos. Intentando establecer conexiones entre ecología urbana e identidad llegué a la importancia de la Teoría de la Comunicación para entenderlas. No aquella teoría cuantitativa aplicada a la ciudad sobre la que hice un trabajo de investigación en los años setenta. No, no estoy hablando ni de Shannon ni de Wiener. Estoy hablando de aquellas cuestiones relacionadas con los “mass media” y sus implicaciones en los temas de identidad. Es así como he llegado a otra forma de acercarme a un clásico de la ecología urbana: Robert Ezra Park.

Robert Ezra Park  uchicago

Porque Park siempre ha sido para los urbanistas, casi exclusivamente el padre de la Escuela de Chicago y, en todo caso, uno de los pioneros de la ecología urbana. Como la lección con la que obtuve la plaza de profesor titular fue sobre la Escuela de Chicago (hace unos años para “acreditarse” como profesor, entre otras cosas, había que explicar una lección) le tengo bastante cariño al tema. Pero en aquella época sólo nos interesaba de este grupo de investigadores cómo estudiaban la población en áreas urbanas y su relación con los presupuestos ecológicos de competencia, conflicto, acomodación y asimilación. También mencionábamos al hablar de Park (aunque sin profundizar) los temas raciales e interculturales, pero poco más. Ya puede comprenderse mi interés cuando encontré un artículo de María Rosa Berganza publicado en Comunicación y Sociedad (revista de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra) titulado “Hacia una recuperación del pensamiento de los pioneros: el concepto de comunicación en la teoría sociológica de Robert E. Park”.

Fragmento página manuscrita de Park  uchicago

El hecho de que a Park se le estudiara como a un personaje de cierta relevancia en Teoría de la Comunicación me hizo ver que, realmente, mis conocimientos sobre su figura debían de ser bastante limitados. Llevo ya algún tiempo trabajando en temas de la comunicación (en relación con las cuestiones de identidad) y el encuentro fue inevitable. Temas aparentemente ajenos a mis áreas habituales de conocimiento, pero con los que me divierto bastante y que, además, me aportan un enfoque fresco y diferente. No trataré ahora de explicar las conclusiones a las que estoy llegando que, entre otras, tienen que ver con cuestiones de aculturación, urbanismo genérico, construcción de las formas urbanas o conservación del Patrimonio heredado. Más bien este artículo va enfocado a tratar de añadir a la figura de Park otras facetas menos consideradas por los urbanistas actuales, e intentar relacionarlas con aquellas más conocidas. Para ello me voy a basar sobre todo en el artículo de María Rosa Berganza y en el libro de recopilación de escritos de Park al que hago referencia en el apartado de notas.

La prensa elemento básico de comunicación en
 la primera mitad del pasado siglo XX  periodistadigital

En 1887 Park obtiene la licenciatura en filosofía por la Universidad de Michigan donde conoce a John Dewey. Dice Emilio Martínez en el estudio preliminar del libro recopilatorio a que me refería en el párrafo anterior: “Dewey mostraba en sus clases, y después en sus libros (School and Society, 1899; The Public and its Problems, 1927), que la sociedad existía en y por la comunicación; es decir, había que entender la comunicación como un factor de integración social que hacía posible la vida individual y colectiva en un conjunto interrelacionado. De algún modo esto queda reflejado en el planteamiento parkiano, en su actividad profesional como reportero y en sus preocupaciones teóricas (la comunicación como instrumento de urdimbre social, los problemas de vertebración, interacción y cohesión en las grandes ciudades, la supervivencia de los pequeños grupos o grupos primarios tal como C.H. Cooley planteaba también desde Michigan y la formación de la opinión pública). Dewey le abrió además tres vías: una le condujo hasta Franklin Ford; otra le conectó con el pragmatismo de William James; y la última consistió en enseñarle a mirar los problemas de la ciudad".

Congoleños sostienen manos amputadas como muestra de las
 atrocidades cometidas por los colonos. Foto Alice Harris  mielost

Después de un tiempo dedicado al periodismo, vuelve a la actividad académica en Harvard estudiando psicología con Münsterherg y filosofía con Josiash Royce y William James. Luego se marcha Alemania donde contacta con Simmel que se convierte en su referente. En 1904 lee su tesis doctoral, que le dirige Windelband, en la Universidad de Heidelberg con el título de Masa y público. Al volver a USA imparte clases como auxiliar de filosofía en Harvard, y luego deja la docencia y se dedica al activismo integrándose en una asociación para la defensa del Congo en la que se implica de forma muy intensa. En el año 1911 conoce al sociólogo WiIliam Thomas que le invita a incorporarse al departamento de sociología de la Universidad de Chicago donde permanece hasta que se jubila. Fue en este período cuando formó su equipo de investigación en ecología humana centrándose, básicamente, en el estudio de la ciudad: “Pero si la ciudad es el mundo que el hombre ha creado, también constituye el mundo donde está condenado a vivir en lo sucesivo. Así pues, indirectamente y sin tener plena conciencia de la naturaleza de su obra, al crear la ciudad, el hombre se recrea a sí mismo. En este sentido y en este aspecto podemos concebir la ciudad como un laboratorio social”.

La lógica de la economía subterránea en la construcción de la ciudad
 Ciudad Solar, Guadalajara. "Ruinas Modernas", J. Schulz-Dornburg  24horas

Muchas veces he comentado en este blog las importantes aportaciones de la sociología a la comprensión de la ciudad. Realmente no se podría concebir una teoría de la urbanización sin la sociología. La paradoja es que la sociología interviene en escasa medida en la construcción de nuestras ciudades siendo sustituida en este papel (como muchas otras disciplinas) por lo que llamo la economía “subterránea”. Y digo “subterránea” porque obscuros intereses y motivaciones de base económica son los que, sin ningún tipo de aparato analítico ni democrático, configuran buena parte de las áreas urbanizadas.  Resulta curioso constatar las dificultades de los análisis casi perfectos a la hora de convertirse en propuestas operativas de actuación, mientras la realidad “subterránea” urbaniza casi a su antojo y sin discusión. Y no estoy hablando de la teoría económica sino de la economía de la depredación. Claro que si empezamos por considerar en los equipos de planificación a los sociólogos exclusivamente como demógrafos empezamos mal. Aunque seguramente un papel de mayor relevancia no cambiaría demasiado las cosas frente al poder de estos intereses espúreos.

Modelo de anillos concéntricos para Chicago según Burgess
 que fue uno de los discípulos destacados de Park  cronodon

Todavía más paradojas. Aunque en algunos ámbitos (particularmente en los de planeamiento) así se le considera, Park no fue ni tan siquiera un pionero de la sociología urbana. Incluso, a pesar de haber sido durante años  presidente de la Asociación Sociológica Americana, su profesión "base" era el periodismo. Para complicar las cosas, y, frente a otros sociólogos de la Escuela de Chicago, no se puede decir que su aportación haya sido la construcción de un corpus teórico asentado, racional y congruente. Más bien tomó materiales, básicamente de Durkheim y Simmel (aunque no sólo de ambos), señaló caminos, elementos críticos y luego sus discípulos, como Burgess, Hoyt o Wirth, se encargaron de construir el entramado teórico. Algunas veces se ha dicho que su metodología era la del reportero: buscar la noticia en la realidad de los hechos, titularla y describirla. De forma que su aportación, desde este punto de vista, no es demasiado canónica. Pero puede ser muy válida, precisamente por impulsar enfoques distintos y salir de los campos disciplinares cerrados. Porque resulta que su territorio de partida no estaba en la ecología ni en la sociología, sino en la comunicación.

El templo del libre mercado, Universidad de Chicago.
 Booth School of Business  chicagobooth

Ante los dos planteamientos básicos de la sociología americana de la época: el no intervencionista y el reformista, Park opta por el segundo. El primero, típicamente americano, que proponía dejar todo en manos de la autorregulación (así por ejemplo, W.G. Sumner) era, esencialmente capitalista y conservador, mientras que el segundo derivaba de un cierto espíritu moral. No hay que olvidar el pasado activista de Park en la asociación para la defensa del Congo. Es complicado este camino de la moral para una explicación ecológica, pero veremos más adelante como Park y sus discípulos lo intentan. Se ha señalado en muchas ocasiones que ecología y economía comparten la misma raíz griega oikos. Parece lógico, por tanto, que estos dos enfoques estén presentes en ambas disciplinas. Lo que resulta sorprendente es que años después, la llamada Escuela Económica de Chicago (con base en la escuela de negocios Booth) optara por el libre mercado, rechazando el keynesianismo frente a la hipótesis de la eficiencia. Aunque el tema sobrepasa este artículo no puedo dejar de apuntar que, así como la sociología urbana de la Escuela de Chicago reconoce la existencia de intereses distintos a los ecológicos, la económica olvida la existencia de un "poder" subterráneo (por si alguien se molesta en llamarle "economía") que es el que construye la ciudad, y no el libre mercado.

Un semáforo como algo más que el orden natural de un árbol
 Londres. "Traffic Light Tree" del escultor Pierre Vivant  viajeros

Para compatibilizar este intervencionismo con los principios ecológicos aplicados a la ciudad (¿no se autorregulan los ecosistemas? ¿para qué intervenir?) Park y sus discípulos necesitan elevarse por encima del plano puramente biológico. Dice Emilio Martínez: “La ciudad no sólo exhibe un orden natural y espacial característico sino también un nuevo orden moral”. Y algo más adelante: “Como expresión de una organización social compleja evolucionada, la ciudad se sitúa en las antípodas de la pequeña comunidad. En efecto, el ambiente urbano, concebido desde ese determinismo ambiental (densidad física) se caracteriza por una potente carga secularizadora y un racionalismo imposible de hallar en el medio rural, mucho más concreto y particular, mucho más apegado al terruño, a sus ritmos cotidianos, a sus interacciones previstas”. Hasta ahora, y ya llevo tres folios, todavía no ha hablado casi nada de comunicación. Pero me resulta imprescindible recordar algunas de las bases de la ecología urbana según la Escuela de Chicago para plantear la relación que se establece.

El mundo rural basado en la tradición. Foto: Dante Fernández  wladimircarcamo

Y todavía no he terminado con ellas. Para Park serían tres las características básicas que nos podrían ayudar a definir una comunidad. La primera, por supuesto, la existencia de una población más o menos organizada territorialmente. Por tanto, el territorio sería un elemento imprescindible para la existencia de una comunidad (ya hemos abordado en el blog este tema en varias ocasiones). La segunda tiene que ver con la vinculación con ese territorio. Es seguro que la palabra arraigo define bastante bien esta característica. Es decir, es necesaria una población establecida en un territorio con una cierta organización y arraigada en el mismo. Y, por último, la existencia de una “interdependencia simbiótica” entre sus miembros. En este contexto comunitario se produce la lucha por la existencia darwiniana. Y, aunque según veremos en el párrafo siguiente, para Park en una comunidad humana este concepto trasciende el puramente biológico, sigue operando en los momentos críticos y se complementa con los de dominio y sucesión, también procedentes de la ecología natural.

La lucha por la existencia al límite, la competitividad como modelo.
 Sociedad distópica de la película "Mad Max"  thefwoosh

Según Park en su libro Ecología Humana: “La competencia opera en la comunidad humana (al igual que lo hace en la comunidad vegetal y animal) para realizar y restaurar el equilibrio comunitario cuando éste es alterado por la aparición de algún factor extraño procedente, del exterior o cuando sencillamente sucede en el curso normal de su ciclo de vida. Así, cada crisis inicia un periodo de rápido cambio durante el cual la competencia se intensifica, desembocando en un periodo de equilibrio más o menos estable y en una nueva división del trabajo. De esta forma la competencia crea una condición por la cual es sustituida por la cooperación. Puede decirse que cuando la competencia declina y en la medida en que lo hace, el tipo de orden que llamamos sociedad existe”. De forma que la lucha por la existencia en la ciudad sublima de alguna forma la puramente biológica. Así se van estableciendo ciertas áreas funcionales ligadas directamente a los principios de competencia y dominación que Park llama “áreas naturales”. Pues bien, estas áreas serían sobre las que el planeamiento, que entiende como “un intento de dirigir y controlar la organización ecológica” (Pak, La organización comunitaria y el temperamento romántico), debería actuar.

El mundo urbano basado en el acuerdo, Osaka, Japón  laeconomia

Esta lucha entre instinto y cultura es la esencia de las propuestas de la Escuela de Chicago. El cómo resolver el conflicto entre ambas tensiones comunitarias es la base de la organización social. Y esta base tiene mucho que ver con el otro aspecto de la obra de Park: la comunicación. Ya escribí en los primeros párrafos lo que le debe Park a Dewey en los aspectos relativos a la comunicación. Según María Rosa Berganza: “Común, comunidad y comunicación son términos muy relacionados para Dewey: los hombres viven en comunidad en virtud de las cosas que tienen en común (una tradición, una cultura); y la comunicación es la forma por la cual las adquieren”.  Un grupo de personas no son sociedad sólo por vivir cerca ni por trabajar en un mismo objetivo.  Para ello es necesario un propósito común y un interés. En este punto es donde aparece la comunicación: “Cada uno tiene que saber lo que opina el otro y poseer algún medio para tener al otro informado de sus propios propósitos y progresos. El consenso exige comunicación”. Estas palabras de María Rosa son claves para entender cómo se resuelve el conflicto entre instinto y cultura: mediante el consenso.

Tradición y acuerdo, bases del consenso, en oposición al instinto
 son posibles gracias a la comunicación  jenchan

El consenso es un concepto básico en las intuiciones de Park y que, más adelante elabora con la ayuda del alguien mucho más sistemático que él, su discípulo Burgess. En su obra conjunta, Introducción a la ciencia de la sociología, plantean que “La sociedad humana, entonces, a diferencia de la animal es principalmente una herencia social, creada y transmitida por la comunicación. La continuidad y la vida de una sociedad depende de su éxito en transmitir de una generación a otra sus costumbres, tradición, técnica e ideales. Desde el punto de vista del comportamiento colectivo estos rasgos culturales pueden todos reducirse a un término: ‘consensus’. La sociedad, vista abstractamente, es una organización de individuos; considerada de forma concreta es un complejo de hábitos organizados, sentimientos, y actitudes sociales, en resumen, consenso”. Aunque nos ha costado cuatro folios y unos cuantos minutos ya hemos llegado al elemento central del artículo: la comunicación. Según Park, se configura como la clave que nos permitirá entender de qué forma una sociedad concreta permite superar los momentos darwinianos de la lucha por la existencia predominantes en las crisis evolutivas o debidas a circunstancias exteriores, pero secundarios en los períodos de estabilidad.

Comunidad y sociedad son necesarios y se sustentan
 en procesos culturales distintos  faecta

Por tanto, lo que permite la existencia de la cultura, de las tradiciones, del establecimiento de vínculos con el territorio, es lo que llama el consenso. Y aquí sí que Park avanza un paso más que Dewey para el cual es consenso es algo más limitado y que atañe sólo a la toma de decisiones colectivas. Se posiciona, además, con las ideas de Tönnies (que ya hemos explicado en otro artículo del blog: La ciudad orgánica) al diferenciar entre comunidad y sociedad. En la primera la mayoría de relaciones son personales y basadas en la tradición, y se corresponden con el tipo de grupos primarios cercanos al territorio. Mientras que la segunda, más propia de la vida urbana, se fundamenta en el contrato y en acuerdos escritos. Aunque en los dos casos son necesarios tanto la tradición como los acuerdos. Para Park la sociedad se compone de comunidades concretas y específicas ligadas por una componente espacial.  Ahora es el momento de recordar lo que escribí unos párrafos más arriba: territorio, arraigo, simbiosis. Es precisamente la comunicación la que hace posible la sociedad y la superación de la lucha por la existencia. Comunidad y sociedad son necesarias pero se sustentan de procesos culturales distintos.

Un hecho es cultural cuando ha sido comprendido por un pueblo
 mediante una experiencia compartida y pública  ciperia

Para terminar simplemente querría establecer unas pinceladas sobre el papel que, según Park, tiene la comunicación en el proceso cultural. Como María Rosa Berganza lo describe maravillosamente en su artículo es suficiente con citarla: “Park afirma que ‘la comunicación, es imprescindible en el proceso cultural, aunque no son lo mismo’. Para este autor, la cultura puede tener muchas y variadas formas, materiales y no materiales, pero lo que convierte a un hecho en cultural es que es comprendido por un pueblo o por un grupo determinado, que ha sido alcanzado a través de una experiencia compartida y pública. La cultura, por tanto, incluye todo lo que es comunicable, cualesquiera que sean sus formas y símbolos. Las actitudes y los sentimientos, las costumbres y los modos de sentir, actuar o pensar de un grupo social, son los componentes esenciales de ese tejido de comprensión que llamamos ‘cultura’. La esencia de la cultura es la comprensión, afirma Park siguiendo a Edward Sapir”.  Esta comunicación sirve para varias cosas: hace posible el consenso y, por tanto, la sociedad; establece el entramado de costumbres y expectativas intercomunitarias; permite el concierto, es decir los acuerdos escritos, mediante la política; transmite tradiciones y valores en las comunidades.

Los nuevos medios planetarios de comunicación digital
¿cambian estos planteamientos?¿de qué forma?  dualshockers

La verdad es que no he podido entrar demasiado en este mundo que es fascinante. Se han quedado en el tintero (bueno, en el teclado) muchas cosas. Desde los medios más válidos para cumplir las funciones asignadas a la comunicación, hasta los procesos de aculturación, pasando por el análisis de los nuevos sistemas planetarios de difusión masiva y su repercusión en el consenso social y la pervivencia de las tradiciones comunitarias, o el significado de la conservación del llamado Patrimonio Cultural y su papel. Espero haber despertado vuestro interés sobre estos temas que considero claves para entender la situación en la que se encuentran nuestras ciudades. Pero, sobre todo, he intentado ofrecer una visión algo más completa de la figura de Robert Ezra Park que la tradicional de los manuales de urbanismo. Se trata de un personaje difícil de comprender, no sólo por su trayectoria vital, sino por su desestructurada teoría (incluso podríamos hablar de ausencia de teoría) construida más bien a golpe de intuiciones que mediante un método riguroso y que, realmente, formalizaron sus discípulos. Siento que el artículo de hoy haya sido todavía más duro de leer que los anteriores (me voy superando en conseguir anti-tuits) pero mi campo de trabajo en estos momentos es así de complejo y, aunque no lo aparente, también divertido.


Notas: Independientemente de todo lo que tengo ya escrito para el trabajo que estoy realizando actualmente y de las referencias y bibliografía que publicaré en su momento, para escribir este artículo me he apoyado básicamente en dos publicaciones:
  • Berganza Conde, María Rosa: “Hacia una recuperación del pensamiento de los pioneros: el concepto de comunicación en la teoría sociológica de Robert E. Park”, Comunicación y Sociedad, vol. 12, nº 1, 1999. El artículo cuenta con abundantes notas a pie de página y referencias imprescindibles. Además se puede leer gratuitamente en línea aquí.
  • Park, Robert Ezra: La ciudad y otros ensayos de ecología urbana, ediciones del Serbal, Barcelona, 1999. Se trata de una recopilación de textos de Park que cuenta con un excelente estudio preliminar de Emilio Martínez que también se encargó de su traducción. El original en inglés es un libro recopilatorio (Human Communities) que corresponde al segundo volumen de las obras completas de Park en el que figuran aquellos textos centrados en los aspectos más sociales y ecológicos de la ciudad. La selección ha sido realizada por sus discípulos: Everelt C. Hughes, Charles S. Johnson, J. Masuoka, Robert Redfield y Louis Wirth. Se incluyen todos los escritos fundamentales como “Ecología humana” o “La ciudad como laboratorio social”. Imprescindible para los que tengan problemas para leer inglés porque, además, la traducción está muy cuidada.

martes, 3 de junio de 2014

Recuperar el territorio

Hace unos días tuvimos una reunión del Comité Hábitat español para seleccionar las Buenas Prácticas para el concurso de Dubai. Eso me permitió ponerme en contacto, una vez más, con “las cositas buenas” que se están haciendo en este país relacionadas con los aspectos sociales, territoriales y urbanos. Independientemente del proceso de selección, e incluso del hecho de que alguna práctica de las que voy a explicar no haya sido seleccionada (los criterios del concurso son un tanto especiales, específicos y, en algunos casos, contradictorios) me gustaría contaros algo de tres de las Buenas Prácticas presentadas. Se trata de ejemplos concretos y reales del camino que entiendo debería priorizar esta vuelta a lo local de la que algunos venimos hablando desde hace unos años. Las tres corresponden a propuestas muy diferentes, una rural, otra territorial y la tercera urbana, pero tienen en común la necesidad de recuperar la perdida relación del ciudadano con el territorio en el que vive.

Fragmento de la acuarela “Pachamama” de Cesar Bertel  cesarbertel

Aquellos que me conocen (y, sobre todo mis alumnos) saben que repito como un mantra que, para cuidar el territorio, para amarlo, lo primero es conocerlo. No se ama lo que no se conoce. En un alarde de inventiva y de trabajo ya podemos detectar paisajes naturales o agrícolas de mantenimiento prioritario para la pervivencia de la propia sociedad urbana. O señalar entre los profesionales las bases de su pervivencia. Incluso inventarnos nuevas formas de gestionarlos o novedosas técnicas de recuperación. Si la mayoría social es ajena a su naturaleza, necesidades e importancia, tarde o temprano sucumbirán ante cualquier agresión por parte de esa misma sociedad. Por ello se va volviendo cada vez más importante algo que parecía al principio como un adorno, algo accesorio frente a los problemas de detección, organización o gestión: la difusión de los valores patrimoniales, sean naturales o no, del territorio. Y todavía más. No una simple difusión erudita y distante desde los “sabios” a los “ignorantes”, sino una puesta en relación del ciudadano con el territorio que habita.

Internet Map, conexiones europeas ciudad a ciudad
 ¿Reconoces el territorio? (busca, está debajo)  chrisharrison

Desde mi punto de vista, las tres prácticas que voy a explicar significan avances apreciables en esta dirección. Son, básicamente modernas, porque ponen el énfasis justamente en el aspecto hasta ahora más olvidado de la gestión sostenible de los recursos naturales y también de la ciudad y su entorno natural: la necesidad de que las personas vuelvan a conectar con un territorio que los medios de difusión masivos, internet, la sustitución del concepto de distancia por el de tiempo y las relaciones instantáneas, han hecho olvidar. Ese territorio que parece no existir cuando asistimos a la fiesta de la arquitectura y el urbanismo genéricos (tan modernos), cuando hablamos de que el entorno de cualquier ciudad es el planeta entero o cuando pretendemos medir todos los objetivos, todas las emociones, mediante un único patrón. La sostenibilidad del planeta pasa por la vuelta a lo local y para que esta sea posible es imprescindible reconectar con un territorio hoy frecuentemente olvidado.

Croquis de “una máquina de pensar” de Geddes, método visual de
 conexión entre hechos e ideas (¡qué falta nos hace!)  cafedelasciudades

Y no es que esta idea sea precisamente nueva. Geddes, Jacobs, Mumford y tantos otros, no solo la han propuesto como una teoría. Incluso la han llevado a la práctica. La dificultad del tema, y lo que le confiere un mayor interés, es la especial situación creada por el paso de un mundo local a un mundo global, especialmente en los años que llevamos de siglo.   

Un parque muy nuestro

Vamos a empezar por la más humilde. Se llama "Un parque muy nuestro", de la asociación Ripakoa y corresponde al Ayuntamiento del Valle de Lizoain Arriasgoiti en Navarra. Esta práctica ya obtuvo una mención en el 7º Catálogo de Buenas Prácticas de esa Comunidad y los datos proceden de dicho Catálogo. Es una zona agrícola y ganadera en la que viven unas 350 personas repartidas en 13 aldeas. Dividida en dos zonas por el río Erro, no contaba con un espacio de encuentro para las diferentes localidades. Según el catálogo, un lugar "donde, desde antaño, la valoración del paisaje ha dependido muy directamente de su rentabilidad económica". Esto es importante porque pudiera parecer que la desvinculación del territorio de la que hablaba al comienzo se refiere sólo a los urbanitas. En el medio rural también pasa, aunque de forma diferente. En realidad, así como un urbanita cuando va “al campo” lo entiende como estética, ese mismo campo se ve por el agricultor o el ganadero cómo su fuente de ingresos.

Un parque muy nuestro  Catálogo Buenas Prácticas Navarra

Así como hace algunos años en Europa se podía hablar de una diferencia clara en cuanto a los modos de vida rural y urbana, ahora no sucede lo mismo. “El campo” para el habitante de la aldea ya no está relacionado con una forma de vivir que abarcaba todo, desde la economía hasta las relaciones sociales, pasando por la forma de divertirse o la de comprar, sino que se ve casi como una industria más. El modo de vida, los deseos, las ambiciones, las relaciones, la forma de divertirse, de vestir, de consumir, los determinan la radio, la TV, internet, la prensa escrita (cada vez menos), Twitter o Facebook que son, básicamente, urbanos. De forma que ese sentimiento por la tierra en su sentido profundo (sentimiento que experimenté en mi niñez rural en Galicia) se va perdiendo también en el mundo de la aldea. Eso es algo que, precisamente, pretende recuperar esta práctica. Pero no sólo esto, sino también crear un “lugar abierto, de encuentro para niños y adultos, en un valle diseminado en 13 pueblos”. Es decir, crear marcos de memoria y relación entre la gente del valle vinculándolos a un lugar concreto.

  Fuente con simbología celta Catálogo Buenas Prácticas Navarra

Pero los objetivos van mucho más allá: “Realizar un parque emblemático para nuestro valle fusionando el cariño y respeto hacia nuestra infancia, nuestros árboles y su significado cultural ancestral; desarrollar la formación y educación ambiental de los niños y sus familias y la participación, desde temprana edad, en trabajos de auzolan voluntario e intergeneracional; aumentar la biodiversidad de las tierras bajas del valle”. Cualquiera que lea las palabras anteriores copiadas textualmente del Catálogo podrá darse cuenta de que se trata de lo mismo que venimos repitiendo de forma machacona en este blog. La actuación concreta consistió, por tanto, en algo muy sencillo, construir un parque entre todos. Pero no un parque cualquiera, sino un parque formado por un círculo de árboles representando el calendario lunar celta (19 plantas igual a 13 meses y 4 estaciones primer y último día del año) y una fuente central con simbología celta. Es decir, un parque simbólico.

Árbol autóctono, placa, niños  Catálogo Buenas Prácticas Navarra

A partir de este centro, y en su entorno, sesenta familias “plantan árboles autóctonos con el nombre de sus hijos. Cada planta lleva una placa informativa (árbol en latín, euskera y castellano; nombre y fecha nacimiento). Paneles informativos en euskera y castellano, con esquema del parque y explicaciones básicas, para su comprensión y consulta de las características atribuidas a cada persona, según fecha de nacimiento”. Además se construye un reloj solar para saber la hora a partir de la propia sombra. Tampoco me parece anecdótico el tema del reloj solar. Puede parecer absurdo, en un mundo de móviles, que se intente conocer la hora mirando la sombra pero en la cultura rural tradicional la diferencia más importante con la urbana era el sentido del tiempo. Digamos que la cultura urbana creó el reloj con horas, minutos ¡y segundos! En el mundo rural tradicional el reloj era un instrumento poco útil. Recordarlo debería formar parte de esa cultura que se está perdiendo.

Parque comunal entorno antigua iglesia San Miguel  Catálogo Buenas Prácticas Navarra

Paralelamente diseñamos un Calendario Lunar de pared para 2013. Consta de trece meses, presididos por los trece árboles del círculo y por cada uno de nuestros trece pueblos, fase lunar diaria y fotografía grupal de niños y niñas participantes. El año se inicia el 24 de diciembre con el mes del abedul. Este calendario tiene un original diseño propio, mixto Lunar/solar, respetando la ancestral manera de contar el tiempo y práctico para nuestras necesidades actuales”.  El parque está situado en un terreno comunal, “hasta ahora dedicado al cultivo de cereal, próximo al núcleo urbano y en el entorno de la antigua iglesia de San Miguel. Un enclave especial desde cuyo centro, la vista puede recorrer el horizonte circular de la baja montaña del entorno del valle, sólo interrumpido por la vieja iglesia. Para nuestros antepasados podría representar el propio centro de su universo”… “La antigua Iglesia Parroquial de San Miguel unida al Parque, quemada en 1932 y actualmente restaurada y desacralizada, se convertirá en centro cívico dónde complementar las actividades programadas relacionadas con el parque y otras, que requieran un espacio cubierto”.

Visitas escolares  Catálogo Buenas Prácticas Navarra

Para terminar sólo me resta decir que el coste de esta práctica ha sido de 18.600 euros. Se han celebrado ya diferentes fiestas, juegos, talleres infantiles, comidas populares, visitas escolares y diferentes actividades que sería largo reseñar. Además “las tareas periódicas de mantenimiento y riego, en auzolan voluntario, son ocasión de encuentro y colaboración entre niños y adultos de los diferentes puntos del valle”. Reconectar con el territorio. Esta recuperación de lo local (base de la sostenibilidad) tiene que partir, necesariamente, de volver a sentir el territorio como algo propio, de amarlo. De conectar lugares concretos, a ser posible simbólicos, con los grupos humanos que le dan sentido y que, a su vez, adquieren identidad al relacionarse con ellos. 

12 meses 12 paisajes

Esta práctica es la que abarca un ámbito mayor ya que se refiere a toda Galicia. Desde el año 2008 esta Comunidad Autónoma cuenta con una ley de protección del paisaje (7/2008 de 7 de julio) en base a la cual se ha elaborado una Estrategia Gallega del Paisaje. Se trata de un documento muy interesante que trataremos, más adelante, en otro artículo del blog. Uno de sus elementos fundamentales es la sensibilización, formación y divulgación del paisaje gallego. El hecho de que se entienda como uno de los pilares para la comprensión del territorio ya nos pone en la pista de la situación en la que se alinean sus responsables y que coincide plenamente con el enfoque que entendemos hay que darle al tema. Se diferencia sin embargo de las otras dos actuaciones que estamos comentando en que el elemento central no es la educación ciudadana, sino la educación reglada. Se desarrolla, básicamente, en colaboración con la Consejería de Educación del Gobierno gallego y, en concreto, a través del llamado “Plan Proxecta”.

Plan Proxecta CEIP de San Xoán de Becerreá  blogdoplan

Al plantearse sobre todo para el ámbito escolar tiene que considerar y formar al profesorado para animarle “a realizar acciones de mejora paisajística asumibles desde el aula con proyección en el entorno local”. A la vez se desarrollan talleres de especialización “para técnicos y profesionales, así como foros informativos en el ámbito local, con el objetivo de formar y concienciar a la ciudadanía en la responsabilidad de respetar y proteger el paisaje”. Actuaciones ya realizadas: en el período desde el año 2011 al 2013 participan en el programa casi 3.400 alumnos, alrededor de 400 profesores, unos 150 profesionales y 56 centros educativos de los cuales 13 eran de otras cinco comunidades autónomas. También se llevaron a cabo 12 foros ciudadanos y se elaboró un conjunto de materiales didácticos de apoyo. El presupuesto total (con una pequeña participación de entidades privadas además de la administración) alcanzó durante este período los 232.000 euros.

12 meses 12 paisaxes CEIP Illas Cíes “Os golfiños das Illas Cies” osgolfinosdoillascies

Las prioridades del programa fueron tres: “Sensibilizar, con carácter general a toda la población, a través de los medios de comunicación en aspectos relacionados con la protección, gestión y conservación del paisaje; facilitar recursos formativos a los técnicos y profesionales directamente relacionados con la gestión del paisaje; integrar el paisaje en el currículum educativo para desarrollar una mirada crítica en el alumnado con el objetivo de fomentar una actitud responsable y proactiva de cara al futuro”. La primera me parece que es básica. Sin que la ciudadanía quiera defender su cultura, sus elementos de identidad y la belleza de sus territorios es casi imposible conseguirlo: cualquier agresión será secundaria respecto a otras cuestiones tales como la creación de puestos de trabajo o la obtención de un rendimiento económico (aunque sea a corto plazo).  Pero ya hemos dicho muchas veces que es imposible querer lo que no se conoce. Y este conocimiento es lo que se pretende con su introducción en escuelas e institutos.

Mirador de Monte Branco  ponteceso

De las actividades desarrolladas en el ámbito educativo destacaría algunas por su interés y novedad. En colaboración con la Fundación Juana de Vega se realizaron una serie de talleres de lectura del paisaje cuyo objetivo fue “desarrollar la capacidad de leer e interpretar el paisaje para los docentes y el alumnado”. Se utilizaron algunas técnicas divertidas como la colocación de las “gafas de mirar el paisaje”. También, en colaboración con la Fundación Eduardo Pondal, se llevaron a cabo con alumnos de infantil y primaria de Ponteceso, Cabana y Laxe, una serie de Obradoiros (talleres) de interpretación del paisaje en el mirador de Monte Branco. También, dentro del plan “Proxecta”, diferentes proyectos escolares de intervención paisajística, destacando la vinculación entre centros mediante trabajo compartido en red. Otra actividad destacable fue la celebración, en junio de 2013, de la “Primeira xuntanza de xóvenes pola sostibilidade e a paisaxe” (Primera reunión de jóvenes por la sostenibilidad y el paisaje) con la participación de 43 profesores y cerca de 200 alumnos de primaria y secundaria de 27 centros educativos de 6 comunidades autónomas.

El cartel de la reunión de Pontevedra  cmati

Afortunadamente ya estamos un paso más delante de la simple detección de los elementos del territorio a defender. La sensibilización, la educación, el contacto y el conocimiento del territorio, se empiezan a considerar aspectos tan básicos como la legislación o las metodologías de gestión. Prueba de que esto se entendió así fue que, una vez dividida toda Galicia en 12 áreas paisajísticas, el esfuerzo no se quedó exclusivamente en una publicación, probablemente muy interesante para los profesionales, sino que se procedió a realizar Foros Informativos en los que “participaron los principales agentes sociales, institucionales y educativos de cada zona. El objetivo era reconocer y valorar los aspectos positivos del paisaje a través de una metodología activa y participativa, para comprometer a los ciudadanos en el cuidado y protección de su paisaje”.  Se trata de un salto cualitativo importante, que tiene que ver con la consideración del territorio como algo básico no sólo desde el punto de vista de la realización plena del individuo sino de la propia sostenibilidad del sistema.

Llevando a cabo un proyecto IES Carlos Casares de Vigo  iescc

Entre las lecciones aprendidas después de la realización de esta práctica me interesan destacar dos. La primera se refiere a las posibilidades del paisaje como recurso educativo: “El paisaje es un recurso educativo extraordinario para el trabajo multidisciplinar porque es accesible desde varias materias facilitando dinámicas pedagógicas abiertas, creativas e innovadoras como el trabajo por proyectos y la resolución de problemas que desarrollan las competencias básicas del alumnado”. Y la segunda tiene que ver con eso que solemos llamar “diseño participativo” del que tanto se habla y en el que tan pocos profesionales creen: “El alumnado que participó en 12M12P de estos centros fue capaz de opinar, discutir y acordar acciones para mejorar aspectos de su entorno inmediato y de transmitirlos en su comunidad educativa y local reforzando los valores de una ciudadanía activa”. Parece mentira, pero avanzamos. Además, en una materia tan (aparentemente) difícil como el paisaje.

Las raíces del mañana: 250.000 árboles y ciudadanos

El caso de Vitoria-Gasteiz no deja de sorprenderme. No es ya que vayan años luz por delante de casi todos en temas territoriales, es que tienen tan interiorizado su territorio que son capaces de avanzar cambiando el rumbo cuando atisban que algo puede ayudar. Lo digo porque el título de la Buena Práctica que han presentado al concurso de Dubai (que es el que figura arriba) no era el título original del programa. El título primitivo era el siguiente: "250.000 árboles y arbustos para el Anillo Verde".  Aquellos que no conozcan la historia del Anillo Verde podrán sorprenderse, pero es que el llamado “Anillo Verde” que costó a los vitorianos sangre, sudor, lágrimas (además de mucho trabajo) no se trata de un cinturón de naturaleza que rodea en su totalidad la ciudad. Está formado por una serie de espacios verdes que se han ido consiguiendo conservar y que, en algunos casos, ni tan siquiera están unidos entre sí por corredores ecológicos. Lo que pretendía el programa primitivo era, precisamente, conectarlos plantando árboles y arbustos en aquellos espacios que quedaban o que fuera posible recuperar para este fin.

Anillo Verde de Vitoria-Gasteiz, centro de interpretación Ataria  estudioataria

Pero el propio concepto de Anillo Verde (y no sólo en Vitoria-Gasteiz) ha ido cambiando con el tiempo. En el momento actual los anillos verdes que rodean muchas ciudades en todo el mundo han pasado de ser piezas separadas con identidad y el poder suficiente como para organizar el crecimiento urbano, a ser considerados como un elemento más en el entendimiento global del territorio. Rebeca, una de mis alumnas de doctorado está terminando ahora mismo una tesis en la que se observa claramente esta evolución en Vitoria. Y el año pasado, Susana ya leyó su tesis en la que defendía lo mismo para el caso de Inglaterra. Así se explica que la expresión "Anillo Verde" haya desaparecido del programa siendo sustituida por la palabra “ciudadanos”. Esa es la clave del cambio (y el motivo de mi asombro). El foco está ahora, todavía más, en el ciudadano. En realidad, en una sociedad entera que entiende, ama y preserva su territorio. Por eso me refiero a su adelanto respecto a otros lugares y a su demostrada capacidad de ver lo que es obvio, pero ante lo que en otros sitios se cierran los ojos.

Plantación del “Bosque ciudadano” en Salburua  AVG en Flickr

Dice el informe remitido al Comité Hábitat: “La iniciativa persigue básicamente mejorar la funcionalidad ecológica del Anillo Verde -a través de su cosido con plantaciones- y convertirlo en la pieza principal de la Infraestructura Verde del municipio de Vitoria-Gasteiz, así como posibilitar la participación social y del sector privado, sensibilizando sobre la necesidad de potenciar la biodiversidad, por su importante papel en la lucha contra el cambio climático, además de por reportar otros muchos beneficios socioecosistémicos”. Hasta el momento se han plantado cerca de 130.000 plantas, repartidas en 38 localizaciones gracias al apoyo de 17 empresas o instituciones. Se ha creado la figura del socio protector del Anillo Verde y para la plantación se ha contado con la colaboración de la ciudadanía en general, diversos colectivos e, incluso, de los trabajadores de empresas o instituciones. Cerca de 3.000 ciudadanos han participado en campañas de plantación populares o campañas escolares. Aunque los habitantes de Vitoria-Gasteiz están ya muy sensibilizados siempre es posible dar un paso más.

Actuaciones “Las raíces del mañana” cortesía Ayto Vitoria-Gasteiz
 Señalar en la imagen para verla a mayor tamaño

Se han obtenido beneficios ecológicos: “El cierre o cosido del Anillo Verde, a través de la plantación de árboles y arbustos, está mejorando la conectividad ecológica, confiriendo estabilidad al Sistema de Infraestructura Verde e incrementando sustancialmente las funciones y los beneficios socioecosistémicos que ésta aporta. Además de beneficios ambientales, las intervenciones ya ejecutadas están reportando importantes beneficios sociales y económicos.
Entre los beneficios ambientales más reseñables cabe citar el aumento de la biodiversidad y de la vida silvestre, la prevención de inundaciones, el control de la erosión y la reducción de los niveles de CO2, todos ellos relacionados con la prevención y la adaptación al cambio climático”. Pero también sociales: “Por otro lado, el proceso de participación social llevado a cabo, con acciones de voluntariado, en las que tienen cabida todo tipo de personas y colectivos, está afianzando el sentimiento de comunidad y de identidad, ayudando a combatir la exclusión social y el aislamiento. También tiene una componente educativa importante, por cuanto sensibiliza sobre la necesidad del cuidado y protección del Anillo Verde y del entorno natural”.

Plantación en el cerro de Atxa en el Zadorra  blogsvitoria

Hemos empezado estudiando una actuación en un entorno rural, y luego hemos visto lo que hace el Instituto del Territorio gallego con el paisaje de toda la comunidad autónoma. Ahora es el caso de una ciudad y su entorno. Pero en los tres ejemplos, de lo que se trata es de conectar a la gente con el territorio en el que vive. Si de verdad queremos resolver el problema al que se enfrenta el siglo XXI tenemos que pensar soluciones reales. Se trata de afrontar un conjunto de requisitos históricamente nuevos (y de los que depende que podamos vivir dignamente) derivados del hecho de que la huella ecológica de la Tierra haya sobrepasado la totalidad de su superficie. El cambio tiene que pasar porque toda la sociedad asuma roles nuevos derivados de la vuelta a lo local. Para ello se necesita reconectar con un territorio del que la ciudad se había separado. Deberíamos olvidarnos de pensar en las ciudades como artefactos ajenos al sitio. Los costes, tanto ecológicos como económicos, de mantener este tipo de superestructura depradadora e insaciable (consumo y crecimiento ilimitados basados sobre todo en una economía exógena) son, en estos momentos, inasumibles por el planeta.