Este viernes he estado otra vez en Santiago de Compostela. Tenía que ir a un tribunal que juzgaba los trabajos del curso Superior de Técnico de Urbanismo de la Escola Galega de Administración Pública. Siempre que puedo, y para viajes de menos de setecientos kilómetros, uso el tren. Esta vez llegué a la estación de Santiago a las siete de la mañana (el tren salió de Madrid a las diez y media de la noche) lo que me permitió dar un paseo por una ciudad desierta. Nadie en la Plaza del Obradoiro, nadie en la Rua do Vilar, nadie en las Quintanas, nadie en la Catedral. Al principio me pareció una experiencia magnífica, pero después de media hora empecé a aburrirme porque las piedras de Santiago ya las tengo muy vistas (he nacido aquí), y comprobé en mis propias carnes que, en muchas ciudades, la parte más importante del paisaje urbano es la gente. Hice unas cuantas fotos que he aprovechado para ilustrar este artículo, y me fui al hotel a releer el libro de Morin que había traído para el viaje. Ahora es sábado y estoy en el Talgo, volviendo a Madrid, mientras escribo estas líneas.
En el año 1999 la Unesco editó Los siete saberes necesarios para la educación del futuro cuyos materiales preparó Edgar Morin para el proyecto transdisciplinar llamado "Educación para un futuro sostenible". En el 2001 la editorial Paidós publicó la edición en castellano que es la que comentaré a continuación. De todas formas también podéis encontrar el libro en este página (y en muchos otros lugares de la red) llamada Pensamiento Complejo conjuntamente con otros materiales de Morin traducidos al castellano, aunque he de advertir que hay ligeras diferencias con la edición de Paidós que es la que seguiré y de la que están extraídas todas las citas.
Hace ya más de cinco años que este librito (no llega a las 150 páginas con tamaño inferior a la media holandesa y con una letra apta para lectores de vista cansada) es, para mí, referencia imprescindible. Aunque por el título pudiera parecer que va dirigido exclusivamente a educadores, sin embargo su alcance es mucho mayor ya que, en realidad, trata de la educación para la civilidad. Es decir, trata de cómo profundizar en la democracia y de los nuevos valores emergentes, más que de la educación en las escuelas o en la Universidad (aunque también).
El libro se organiza en siete capítulos que se corresponden con los siete saberes a los que hace referencia el título y todo el texto se inscribe en la visión de Morin acerca del “pensamiento complejo” sobre la que espero tener algún día tiempo de tratar. Aunque por razones expositivas voy a ir comentando saber a saber según el orden en el que aparecen en el libro, hay que entender que estos “siete saberes” no son esclusas cerradas sino que se interrelacionan y conectan. En suma, forman una unidad compleja y global. Además seguiré el sistema de entresacar párrafos casi completos porque la estructura y la forma en la que está escrito el libro lo permiten.
Pero antes de empezar me gustaría reproducir parte del prefacio que escribió Federico Mayor Zaragoza, relativa a las palabras clave sobre las que debería basarse la construcción de un futuro viable, porque pienso ofrece indicaciones acerca de la base sobre la que construir la nueva ética de este siglo: “La democracia, la equidad y la justicia social, la paz y la armonía con nuestro entorno natural deben ser las palabras clave en este mundo en devenir. Debemos asegurarnos que la noción de durabilidad sea la base de nuestra manera de vivir, de dirigir nuestras naciones y nuestras comunidades y de interactuar a escala global”.
Cegueras y principios del conocimiento
Los dos primeros capítulos o saberes supongo que le serán muy queridos a Morin porque sobre ellos ha trabajado y escrito mucho y, en cierta medida, parecen muy relacionados ya que se refieren al propio conocimiento. El primero se llama Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión y el segundo Los principios de un conocimiento pertinente.
Por una parte entiende que el conocimiento del conocimiento es una herramienta básica “para hacer frente a riesgos permanentes de error e ilusión que no cesan de parasitar la mente humana”. Y por otra la necesidad de promover un tipo de conocimiento “capaz de abordar los problemas globales y fundamentales de modo que puedan inscribirse en ellos conocimientos parciales y locales”. Entre los trabajos que juzgamos ayer en el tribunal tan sólo uno de los doce partía de un entendimiento global de las cuestiones que abordaba y era capaz de colocarla en sus justos términos. Para todos los demás “su problema” era, sencillamente, el ombligo del mundo. Es decir, era “el problema”. Y eso que no se trataba de malos trabajos. Bien es verdad que era un curso técnico. Pero aún así hubiera sido deseable una mayor amplitud de miras. Dice Morin:
La educación del futuro se ve confrontada a este problema universal, ya que existe una inadecuación cada vez más amplia, profunda y grave entre, por un lado, nuestros saberes desarticulados, parcelados y compartimentados y, por el otro, las realidades o problemas cada vez más polidisciplinarios, transversales, multidimensionales, transnacionales, globales, planetarios…
Esta visión miope de las cosas es ya inexcusable cuando procede de un docente. Cosa por otra parte bastante corriente cuando los especialistas hablan de sus “áreas de conocimiento” negando y menospreciando todo aquellos que sus miradas con anteojeras no son capaces de entender. Yo comprendo que toda una vida dedicada a un “área de conocimiento” o a una disciplina marca indeleblemente a fuego, pero poco se diferencia ese pretendido saber científico del que se refiere Morin al hablar de la noósfera:
Es más, las creencias y las ideas no sólo son productos de la mente, sino que también son seres mentales que tienen vida y poder. De esta manera, pueden poseernos. Debemos ser muy conscientes de que desde los primeros momentos de la humanidad nació la noósfera -esfera de las cosas del espíritu- con el despliegue de los mitos y de los dioses; la formidable sublevación de estos seres espirituales impulsó y arrastró al “Homo sapiens” hacia delirios, masacres, crueldades, adoraciones, éxtasis, y hechos sublimes desconocidos en el mundo animal. Desde entonces, vivimos en medio de una selva de mitos que enriquecen las culturas.
El mundo del siglo XXI es un mundo esencialmente complejo. Negar esta complejidad y presuponer que la realidad es sólo de color amarillo porque la estamos viendo exclusivamente con nuestras gafas disciplinares es, como mínimo, empobrecedor. Pero negarse en redondo a ponerse cualquier gafa con cristales de otro color es sectario. Es comprensible que si te has pasado treinta años escrutando exclusivamente un campo del saber, a veces muy pequeño, tengas miedo a mirar de otra forma. Por eso es tan importante no perder la visión global. Pero que ese mismo miedo atenace también a un joven que se acerca por primera vez a un área específica del conocimiento sólo puede tener una explicación: previamente, tanto la sociedad como los docentes le hemos cercenado convenientemente su capacidad de mirar sin complejos.
Enseñar la condición humana
Conocer lo humano es el tercero de los saberes necesarios: “Es importante que reconozcamos nuestro doble arraigo en el cosmos físico y en la esfera viviente, a la vez que nuestro desarraigo típicamente humano. Estamos simultáneamente dentro y fuera de la naturaleza”. En el estudio de lo humano del ser humano analiza tres bucles: cerebro / mente / cultura; razón / afecto / impulso; individuo / sociedad / especie. Al terminar este importante capítulo dice que “somos seres infantiles, neuróticos, delirantes siendo al mismo tiempo racionales. Todo esto constituye el tejido propiamente humano”. Al releer esta parte me he acordado de Humberto Maturana. Debería tener tiempo algún día para comentaros El árbol de conocimiento que escribió conjuntamente con Francisco Varela y que es, para mí, otra de esas “lecturas imprescindibles”.
Enseñar la identidad terrenal
Sobre el cuarto y el quinto de los saberes vengo insistiendo a mis alumnos desde hace algunos años, desde que me percaté de su importancia. Enseñar la identidad terrenal es el cuarto: “El destino ahora de carácter planetario del género humano es otra realidad fundamental ignorada por la educación. El conocimiento del desarrollo de la era planetaria va a incrementarse en el siglo XXI, y el reconocimiento de la identidad terrenal, que cada vez va a ser más indispensable a escala personal y para todos, debe convertirse en uno de los más importantes objetos de la educación”.
De todo este capítulo, importantísimo desde mi punto de vista, me gustaría destacar sólo un punto, casi anecdótico, porque no me atrevo a comentar nada del resto. Tan sólo recomendaros que lo leáis como todo el cuidado y el cariño que podáis. Este punto se refiere a la aportación de las contracorrientes que, según Morin, van a tener una importancia decisiva en la conformación de esta identidad terrenal: la ecología frente al aumento de la degradación ambiental y las catástrofes técnicas; la resistencia a la vida prosaica puramente utilitaria; la resistencia a la primacía del consumo estandarizado; la emancipación frente a la tiranía del dinero; la pacificación de las almas y de las mentes frente a la violencia.
Afrontar las incertidumbres
El quinto de los saberes lo titula Afrontar las incertidumbres: “La fórmula del poeta griego Eurípides, que data de hace 25 siglos, resulta más actual hoy que nunca: Lo esperado no se cumple y para lo inesperado un dios abre la puerta. El abandono de los conceptos deterministas de la historia humana que se creían capaces de predecir nuestro futuro, el examen de los grandes acontecimientos y accidentes de nuestro siglo, que fueron todos inesperados, el carácter de ahora en adelante desconocido de la aventura humana, deben incitarnos a preparar nuestras mentes para esperar lo inesperado y poder afrontarlo. Es imperativo que todos los que tienen a su cargo la educación estén a la vanguardia de la incertidumbre de nuestros tiempos”.
Después de plantear las incertidumbres de lo real y las incertidumbres del conocimiento aparecen unos párrafos sobre la ecología de la acción en los que hace referencia a autores y teorías (incluyendo las suyas) que me parecen fundamentales para plantear una praxis basada en la incertidumbre. Así, los teoremas de Gödel, Chaitin o Arrow:
En este campo señalemos el teorema de Arrow que constituye la imposibilidad de asociar un interés colectivo a partir de intereses individuales; como definir una felicidad colectiva a partir de la colección de felicidades individuales. En otras palabras, no hay posibilidad de plantear un algoritmo de optimización en los problemas humanos: la búsqueda de la optimización rebasa toda capacidad de búsqueda disponible; finalmente deja de ser óptima, llegando incluso a ser pésima ésta búsqueda de un "optimum".
También señala la teoría de los juegos de Von Neumann y sus propias ideas reflejadas en la Introducción al pensamiento complejo. Tan sólo echo en falta las referencias a Prigogine y su teoría sobre las estructuras disipativas. Pero claro, en un librito tan pequeño es necesario priorizar. La llamada ecología de la acción la concreta en cuatro principios: el bucle riesgo / precaución; el bucle fines / medios; el bucle acción / contexto, y la impredictibilidad a largo plazo.
Enseñar a comprender
El capítulo sexto está dedicado a Enseñar a comprender. La explicación de la comprensión la organiza en dos grandes apartados: la comprensión intelectual u objetiva que conlleva la inteligibilidad y la explicación; y la comprensión humana que, además, implica un conocimiento sujeto a sujeto. Dice: “Comprender incluye necesariamente un proceso de empatía, de identificación y de proyección. Siempre intersubjetiva, la comprensión demanda apertura, simpatía y generosidad”. Luego plantea los temas del egocentrismo, el etnocentrismo y el sociocentrismo, que conducen a una reducción del conocimiento de lo complejo que entiende es el modo de pensar dominante no sólo en los estudios de física, sino también en ética.
La ética del género humano
Para terminar Morin se refiere en el capítulo séptimo a la ética del género humano. Este saber resume, de alguna manera, todos los anteriores. Plantea los valores del nuevo milenio que concreta en dos grandes finalidades ético-políticas: la democracia como sistema de control mutuo entre sociedad e individuo, y el entendimiento de la Humanidad como planetaria. Como ya he comentado suficientemente esta segunda finalidad voy a terminar este artículo refiriéndome a unos de los problemas capitales (según Morin) a los que se enfrenta la democracia del siglo XXI: el control de la enorme maquinaria que surgió cuando se asociaron ciencia, técnica y burocracia. Ya comenté algo de esto cuando escribí el artículo sobre la sociedad del riesgo de Beck. Pero no está de más plantear miradas sobre este tema desde otros ángulos.
Esta enorme maquinaria (se refiere a la ciencia, la técnica y la burocracia funcionando conjuntamente) no produce sólo conocimiento y elucidación, también produce ignorancia y ceguera. Los avances disciplinarios de las ciencias no han aportado solamente las ventajas de la división del trabajo, también han aportado los inconvenientes de la superespecialización, la diversificación y la parcelación del saber. Este último se ha vuelto cada vez más esotérico (accesible sólo a los especialistas) y anónimo (concentrado en bancos de datos y utilizado por instancias anónimas, empezando por el Estado). … /… En tales condiciones, el ciudadano pierde el derecho al conocimiento; tiene el derecho a adquirir un saber especializado haciendo estudio “ad hoc”, pero carece como ciudadano de un punto de vista global y pertinente.
Para terminar, una cita (de la página 137 del libro) que suelo utilizar frecuentemente cuando tengo que hablar de los problemas de la ciudad tanto a políticos como a técnicos. Cita con la que estoy totalmente de acuerdo y que me parece fundamental para poder entender la especie de desidia democrática por la que está pasando parte de la ciudadanía:
En el fondo, la fosa que se agranda entre una tecnociencia esotérica, hiperespecializada y los ciudadanos, crea una dualidad entre los conocientes –cuyo conocimiento es parcelado, incapaz de contextualizar y globalizar- y los ignorantes, es decir el conjunto de los ciudadanos. …/… Así es como la reducción de lo político a lo técnico y a lo económico, la reducción de lo económico al crecimiento, la perdida de los referentes y horizontes, produce conjuntamente el debilitamiento del civismo, la evasión y la búsqueda de refugio en la vida privada, alteración entre apatía y revoluciones violentas; así, a pesar de que se mantengan las instituciones democráticas, la vida democrática de debilita.
Bueno, el tren está ya en O Carballiño y a partir de aquí, y hasta A Gudiña viene un paisaje variado que al final se hace duro, minimalista, de montaña rasa (que es uno de mis preferidos del camino hasta Madrid). De forma que voy a dejar de escribir para dedicarme al placer de contemplar.
domingo, 30 de marzo de 2008
jueves, 20 de marzo de 2008
El City Lounge de Pipilotti Rist y Carlos Martínez
Al tema del espacio público y su transformación le he dedicado bastantes entradas en el blog (Espacios urbanos seguros, Réquiem por el espacio público, Spaccanopoli, entre otras) porque tengo el convencimiento de que es el encargado de definir el contenido de “lo urbano”. El evidente cambio del sentido de la urbanidad que se está produciendo en este siglo XXI está todavía insuficientemente estudiado aunque los sociólogos le han dedicado bastante tiempo, pero los artistas (que suelen ir bastante por delante de los analistas y estudiosos) empiezan a hacer propuestas. Casi todas encaminadas a dotar a los espacios que quedan libres en la ciudad de contenidos que sustituyan los que han ido perdiendo.
El resultado no puede decirse que se corresponda con el espacio público tradicional, pero es complicado dotar al análisis de estas propuestas de suficiente contenido, como para afirmarlo de forma taxativa. Trataré de ir introduciendo algunos artículos que muestren intentos de ver estos espacios libres en la ciudad de forma distinta. El que voy a comentar hoy viene a cuento de la exposición en el Musac de León de Pipilotti Rist (esta es su página oficial, para verla debéis permitir a vuestro explorador abrir ventanas emergentes). La descubrí tarde, hace unos años, en la exposición del Reina Sofía. Independientemente de mi querencia por el vídeo (que sin duda influyó sobremanera en el aprecio que le tengo) sus incursiones en casi todos los géneros artísticos me parecen cargadas de cosas interesantes.
La obra que voy a comentar está firmada en colaboración con el arquitecto Carlos Martínez: el tratamiento de los espacios libres del distrito financiero de St. Gallen, una capital cantonal suiza situada al noroeste del país. Y aunque os parezca raro está relacionada con el edificio que hizo Moneo para la Previsión Española (al que le he dedicado ya dos artículos en el blog): el grupo Helvetia, propietario actual de La Previsión Española y el grupo Raiffeisen patrocinador de la obra de Rist y Martínez resulta que trabajan conjuntamente en el ramo de seguros. Por supuesto en el ramo de pólizas de construcción de edificios. Podéis encontrar una foto en la que os movéis con el ratón de izquierda a derecha o de arriba abajo hasta dar una vuelta completa aquí (realmente espectacular, pero necesitáis tener el plugin de QuickTime para verla).
A esta actuación se la conoce de muchas formas: la plaza roja (aunque no se trata propiamente de una plaza), la alfombra roja, el Stadtlounge, (City Lounge), la Raiffeisenplatz (debido a que el grupo financiero Raiffeisen tiene aquí sus oficinas)… El barrio de Bleicheli donde se encuentra está cercano al centro histórico medieval pero no forma parte del mismo y el problema del sitio era que el excesivo dominio de las oficinas financieras creaba un entorno poco amigable para el ciudadano.
Hay que advertir que St. Gallen, a pesar de ser una ciudad pequeña (unos 75.000 habitantes) y de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO debido a su rica herencia histórica, está empeñada en avanzar en muchos campos de la modernidad y las artes. Tiene obras importantes de Heinz Tesar, Herzog y Meurons o Santiago Calatrava. Y su universidad tiene una proyección internacional importante en el ámbito de la lengua alemana.
Pues bien, el Ayuntamiento y el Schweizer Verbandes der Raiffeisenbanken (SVRB) decidieron patrocinar un concurso con la idea de crear en este espacio del barrio de Bleicheli una “sala de estar pública”. Pipilotti Rist y Carlos Martínez ganaron el concurso con una propuesta llamada “Stadtlounge” (City Lounge, Salón Urbano).
En el proyecto, el pavimento simulaba una alfombra roja que recubría la totalidad del suelo pero también el mobiliario, los bancos, las esculturas, etc. dándole unidad al espacio y volviéndolo una especie de sala de estar urbana, enmoquetada por supuesto, más amable para el peatón, y rompiendo la dureza de los edificios de oficinas que conformaban la zona.
La totalidad del espacio público está dividido en ambientes, cada uno con una función específica: la recepción, la zona del café, el salón de relax, el salón de negocios, el parque de las esculturas o el espacio de la sinagoga. Pero todos ellos unidos entre sí por la alfombra roja que lo cubre todo. Por ejemplo, el salón (el área de relax) está en un lugar central con asientos, butacas y divanes que propician el encuentro y el descanso. Los árboles existentes caracterizan el lugar y la fuente marca el centro de la plaza.
Esta supuesta alfombra que, en realidad, es el pavimento (aunque no sólo) tiene una base que permite evacuar el agua, y la capa de revestimiento (que es una especie de tartán parecido al que se coloca en las pistas de atletismo) es drenante. Si alguien está interesado en su proceso de construcción tiene una buena colección de fotos aquí. Las diferencias en el pavimento no se establecen mediante el color sino mediante el tamaño de los granos y el espesor de la capa que produce texturas diferentes.
La mesas, los divanes, la fuente, las esculturas (básicamente el mobiliario urbano) se desarrollan como formas libres bajo este revestimiento rojo contínuo.
El granulado de goma ofrece para el revestimiento de los elementos urbanos y el suelo condiciones óptimas para crear una superficie exterior a la vez blanda y resistente. La textura y la firmeza se logra variando los tipos de granos y el grueso del revestimiento.
La iluminación corre a cargo de unos globos (especie de OVNIS), sujetos con cables a los edificios laterales, que se pueden regular adaptándose no sólo a la hora del día y a la época del año, sino también a la actividad que esté teniendo lugar en el City Lounge.
Ya expliqué en una entrada anterior que el espacio público está sufriendo un cambio importante consistente en que algunas de sus funciones tradicionales (como la del “encuentro entre desiguales”) están sencillamente desapareciendo o desplazándose a otros lugares como Internet o espacios privados. Estos espacios privados, por ejemplo los centros comerciales, tienen bastante éxito porque reducen notablemente “el abanico de desigualdad”. Lo curioso es que se produce una simulación del espacio público tradicional, desde los bancos hasta los árboles, pasando por las plazas, los bares o las farolas en los espacios privados. Es como si estos centros privados reinventaran el espacio público eliminando aquellos elementos que perturban al usuario.
Ante este proyecto estamos en presencia de una vuelta de tuerca más: el espacio público simulando el espacio privado doméstico incluyendo confort y seguridad. Rist y Martínez parecen decirnos: -Acercaros, no tengáis miedo, esta es vuestra casa (o por lo menos se parece a vuestra casa)- Todos los problemas, las prevenciones, se derrumban ante esta alfombra roja que nos recibe con todos los honores y el boato de los Oscar de Hollywood. Además los ángulos han desaparecido, todo es suave, acogedor, sin aristas. Hay áreas diferenciadas, o habitaciones (como en nuestra casa) y realmente parece como si el exterior se convirtiera en interior.
Si la propuesta se toma como denuncia, como subversión, es realmente extraordinaria. Pero todavía más extraordinario es que funcione como tal espacio público y se use ese espacio para funciones que antes habían desaparecido del mismo. Habrá que vigilar, y ver lo que realmente está sucediendo y va a suceder en ese espacio, porque pienso que merece la pena estudiarlo y analizarlo.
No quisiera terminar sin llamar vuestra atención sobre el cartel que aparece en el lado izquierdo de la foto de arriba: se trata del símbolo que identifica este espacio como una Zona de Encuentro (“Zone de reencontré”, “Begegnungszone”). Desde el año 2002 este tipo de zonas están amparadas por la legislación suiza y se rigen por las Ordenanzas de Señalización Vial, y sobre las Zonas 30 y las Zonas de Encuentro, que definen sus condiciones de su uso. Se pueden localizar en vías secundarias y en barrios residenciales y comerciales.
La señal de Zona de Encuentro indica los lugares donde los peatones pueden utilizar la totalidad del calle (calzada y aceras) para actividades lúdicas, deportivas, de paseo, o de encuentro. En estas zonas los peatones tienen prioridad en todo el espacio público aunque eso sí, sin obstaculizar inútilmente a los coches, cuya velocidad máxima no puede sobrepasar los 20 km por hora. Además el estacionamiento está prohibido excepto en los lugares expresamente señalados. A quien le pueda interesar la lista de las casi doscientas Zonas de Encuentro suizas con detalles de cada uno tales como fotos, planos, etc., puede encontrarla aquí. Y aquí un informe del año 2005 sobre el “Balance de tres años de experiencia en Zonas de Encuentro”. Y otro sobre templado de tráfico donde se explican las Zonas 30 y las Zonas de Encuentro. En todos los casos la documentación está en francés y alemán.
El resultado no puede decirse que se corresponda con el espacio público tradicional, pero es complicado dotar al análisis de estas propuestas de suficiente contenido, como para afirmarlo de forma taxativa. Trataré de ir introduciendo algunos artículos que muestren intentos de ver estos espacios libres en la ciudad de forma distinta. El que voy a comentar hoy viene a cuento de la exposición en el Musac de León de Pipilotti Rist (esta es su página oficial, para verla debéis permitir a vuestro explorador abrir ventanas emergentes). La descubrí tarde, hace unos años, en la exposición del Reina Sofía. Independientemente de mi querencia por el vídeo (que sin duda influyó sobremanera en el aprecio que le tengo) sus incursiones en casi todos los géneros artísticos me parecen cargadas de cosas interesantes.
La obra que voy a comentar está firmada en colaboración con el arquitecto Carlos Martínez: el tratamiento de los espacios libres del distrito financiero de St. Gallen, una capital cantonal suiza situada al noroeste del país. Y aunque os parezca raro está relacionada con el edificio que hizo Moneo para la Previsión Española (al que le he dedicado ya dos artículos en el blog): el grupo Helvetia, propietario actual de La Previsión Española y el grupo Raiffeisen patrocinador de la obra de Rist y Martínez resulta que trabajan conjuntamente en el ramo de seguros. Por supuesto en el ramo de pólizas de construcción de edificios. Podéis encontrar una foto en la que os movéis con el ratón de izquierda a derecha o de arriba abajo hasta dar una vuelta completa aquí (realmente espectacular, pero necesitáis tener el plugin de QuickTime para verla).
A esta actuación se la conoce de muchas formas: la plaza roja (aunque no se trata propiamente de una plaza), la alfombra roja, el Stadtlounge, (City Lounge), la Raiffeisenplatz (debido a que el grupo financiero Raiffeisen tiene aquí sus oficinas)… El barrio de Bleicheli donde se encuentra está cercano al centro histórico medieval pero no forma parte del mismo y el problema del sitio era que el excesivo dominio de las oficinas financieras creaba un entorno poco amigable para el ciudadano.
Hay que advertir que St. Gallen, a pesar de ser una ciudad pequeña (unos 75.000 habitantes) y de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO debido a su rica herencia histórica, está empeñada en avanzar en muchos campos de la modernidad y las artes. Tiene obras importantes de Heinz Tesar, Herzog y Meurons o Santiago Calatrava. Y su universidad tiene una proyección internacional importante en el ámbito de la lengua alemana.
Pues bien, el Ayuntamiento y el Schweizer Verbandes der Raiffeisenbanken (SVRB) decidieron patrocinar un concurso con la idea de crear en este espacio del barrio de Bleicheli una “sala de estar pública”. Pipilotti Rist y Carlos Martínez ganaron el concurso con una propuesta llamada “Stadtlounge” (City Lounge, Salón Urbano).
En el proyecto, el pavimento simulaba una alfombra roja que recubría la totalidad del suelo pero también el mobiliario, los bancos, las esculturas, etc. dándole unidad al espacio y volviéndolo una especie de sala de estar urbana, enmoquetada por supuesto, más amable para el peatón, y rompiendo la dureza de los edificios de oficinas que conformaban la zona.
La totalidad del espacio público está dividido en ambientes, cada uno con una función específica: la recepción, la zona del café, el salón de relax, el salón de negocios, el parque de las esculturas o el espacio de la sinagoga. Pero todos ellos unidos entre sí por la alfombra roja que lo cubre todo. Por ejemplo, el salón (el área de relax) está en un lugar central con asientos, butacas y divanes que propician el encuentro y el descanso. Los árboles existentes caracterizan el lugar y la fuente marca el centro de la plaza.
Esta supuesta alfombra que, en realidad, es el pavimento (aunque no sólo) tiene una base que permite evacuar el agua, y la capa de revestimiento (que es una especie de tartán parecido al que se coloca en las pistas de atletismo) es drenante. Si alguien está interesado en su proceso de construcción tiene una buena colección de fotos aquí. Las diferencias en el pavimento no se establecen mediante el color sino mediante el tamaño de los granos y el espesor de la capa que produce texturas diferentes.
La mesas, los divanes, la fuente, las esculturas (básicamente el mobiliario urbano) se desarrollan como formas libres bajo este revestimiento rojo contínuo.
El granulado de goma ofrece para el revestimiento de los elementos urbanos y el suelo condiciones óptimas para crear una superficie exterior a la vez blanda y resistente. La textura y la firmeza se logra variando los tipos de granos y el grueso del revestimiento.
La iluminación corre a cargo de unos globos (especie de OVNIS), sujetos con cables a los edificios laterales, que se pueden regular adaptándose no sólo a la hora del día y a la época del año, sino también a la actividad que esté teniendo lugar en el City Lounge.
Ya expliqué en una entrada anterior que el espacio público está sufriendo un cambio importante consistente en que algunas de sus funciones tradicionales (como la del “encuentro entre desiguales”) están sencillamente desapareciendo o desplazándose a otros lugares como Internet o espacios privados. Estos espacios privados, por ejemplo los centros comerciales, tienen bastante éxito porque reducen notablemente “el abanico de desigualdad”. Lo curioso es que se produce una simulación del espacio público tradicional, desde los bancos hasta los árboles, pasando por las plazas, los bares o las farolas en los espacios privados. Es como si estos centros privados reinventaran el espacio público eliminando aquellos elementos que perturban al usuario.
Ante este proyecto estamos en presencia de una vuelta de tuerca más: el espacio público simulando el espacio privado doméstico incluyendo confort y seguridad. Rist y Martínez parecen decirnos: -Acercaros, no tengáis miedo, esta es vuestra casa (o por lo menos se parece a vuestra casa)- Todos los problemas, las prevenciones, se derrumban ante esta alfombra roja que nos recibe con todos los honores y el boato de los Oscar de Hollywood. Además los ángulos han desaparecido, todo es suave, acogedor, sin aristas. Hay áreas diferenciadas, o habitaciones (como en nuestra casa) y realmente parece como si el exterior se convirtiera en interior.
Si la propuesta se toma como denuncia, como subversión, es realmente extraordinaria. Pero todavía más extraordinario es que funcione como tal espacio público y se use ese espacio para funciones que antes habían desaparecido del mismo. Habrá que vigilar, y ver lo que realmente está sucediendo y va a suceder en ese espacio, porque pienso que merece la pena estudiarlo y analizarlo.
No quisiera terminar sin llamar vuestra atención sobre el cartel que aparece en el lado izquierdo de la foto de arriba: se trata del símbolo que identifica este espacio como una Zona de Encuentro (“Zone de reencontré”, “Begegnungszone”). Desde el año 2002 este tipo de zonas están amparadas por la legislación suiza y se rigen por las Ordenanzas de Señalización Vial, y sobre las Zonas 30 y las Zonas de Encuentro, que definen sus condiciones de su uso. Se pueden localizar en vías secundarias y en barrios residenciales y comerciales.
La señal de Zona de Encuentro indica los lugares donde los peatones pueden utilizar la totalidad del calle (calzada y aceras) para actividades lúdicas, deportivas, de paseo, o de encuentro. En estas zonas los peatones tienen prioridad en todo el espacio público aunque eso sí, sin obstaculizar inútilmente a los coches, cuya velocidad máxima no puede sobrepasar los 20 km por hora. Además el estacionamiento está prohibido excepto en los lugares expresamente señalados. A quien le pueda interesar la lista de las casi doscientas Zonas de Encuentro suizas con detalles de cada uno tales como fotos, planos, etc., puede encontrarla aquí. Y aquí un informe del año 2005 sobre el “Balance de tres años de experiencia en Zonas de Encuentro”. Y otro sobre templado de tráfico donde se explican las Zonas 30 y las Zonas de Encuentro. En todos los casos la documentación está en francés y alemán.
jueves, 13 de marzo de 2008
Campos de golf en Galicia
En el último Curso Superior de Técnico en Urbanismo de la Escuela Gallega de Administración Pública fui el tutor de un trabajo realizado por María José Caneda Cabrera que llevaba por título "Campos de golf en Galicia e Sostibilidade". Dicho trabajo es de un gran interés porque permite al urbanista y al planificador tener datos globales sobre lo que suponen los campos de golf en un territorio como el gallego con características especiales, tanto legales como climatológicas o sociales. Entiendo que el trabajo debería ser publicado, pero en tanto no ocurre, le he pedido permiso a María José para reproducir algunos párrafos. Los textos que siguen a continuación están extraídos del trabajo y he tratado de "coserlos" para que el discurso no quede muy roto. Como en casos anteriores de otras colaboraciones para este blog, y con objeto de mejorar la legibilidad, he suprimido la letra cursiva y las comillas de las citas literales. La mayor parte de las imágenes, o bien son de la autora o están extraídas de las páginas web de los propios campos. He procurado, para compensar la tristeza de los túneles de la M30 en la entrada anterior, elegir bonitas imágenes de idílicos campos verdes suavemente ondulados (la música de violín acompañando me ha parecido excesiva).
Campos de golf en Galicia e sostibilidade
María José Caneda Cabrera
La metodología empleada se ha basado en encuestas telefónicas a todos los gestores de los campos de golf existente en nuestra comunidad, así como su ubicación precisa mediante los medios de información geográfica disponibles en Internet (Google, Sixpac, Inditrans..) y la consulta del planeamiento urbanístico accesible desde las páginas-web de los propios concellos o la página de la Consellería de Ordenación del Territorio y el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia. Se han rastreado las hemerotecas de la prensa nacional y autonómica desde el año 2000 buscando informaciones relacionadas, y se han utilizado además artículos de revistas y conferencias escritas por especialistas en sostenibilidad y estudiosos del tema.
Inventario y descripción
Existen actualmente en Galicia 22 campos de golf que ocupan más de 500 Ha. de terreno. Las superficies de estos campos oscilan entre 2 y 55 hectáreas, siendo difícilmente comparables entre sí. Se están construyendo dos más, pero son unos 26 los que han sido anunciados para el futuro inmediato en prensa y en los propios planeamientos generales de los concellos gallegos, aunque sin duda los deseados por las corporaciones municipales son incontables, a tenor de la declaraciones de los propios mandatarios y de las empresas especializadas en su mantenimiento y gestión. En la provincia de A Coruña hay nueve campos, cinco en Pontevedra, cinco en Lugo y tres en Ourense, en donde se construyen actualmente otros dos.
Mientras que en A Coruña se sitúan tanto en las proximidades de la costa (A Coruña, Narón, Boiro, Arteixo, Miño, Carballo, A Zapateira) como en el interior (Santiago, Rois), en Pontevedra están todos relacionados con el turismo próximo al mar (O Grove, Vigo, Moaña, Meis) excepto el de Mondariz-Balneario. En Ourense todos rodean a la capital de la provincia y los usuarios son más bien urbanos, asociados en clubes que surgieron antes que los propios campos. En Lugo, todos en el interior, están vinculados a Balnearios, ríos y zonas rurales (Guitiriz, Pantón, Sarria), aunque estén relativamente cerca de las ciudades (Lugo y Monforte de Lemos).
Hay un grupo de campos de uso público, que suelen estar próximos a los núcleos, en parajes más o menos naturales, cercanos a otras instalaciones deportivas o en la propia ciudad, casi como parque público: el de A Coruña, próximo a la Torre de Hércules, y el mancomunado de Meis, en Monte Castrove, ambos de acceso público y que ofrecen cursos de formación a la población.
A partir del año 2000 aumenta el número de los que van vinculados a urbanizaciones (Miño, Rois) o bien a casas de turismo rural (Boiro, San Amaro). En este momento es raro el concello que no desea alguna urbanización con campo de golf. Es como una condición para asegurar la rentabilidad de la promoción: viviendas con vistas al campo de golf, o bien para atraer el turismo en lugares despoblados -estar en el mapa- o para los que ya tienen otras atracciones turísticas, de refuerzo de éstas: en la costa, al lado de los ríos, en ciudades más o menos turísticas.... Suelen tener dieciocho hoyos, y más de 20 hectáreas, pues la superficie no es un problema en estos casos.
Hoy proliferan los de uso privado, pero con acceso más o menos público, que se asientan en zonas aisladas, al lado de ríos..., montes, parajes bucólicos... generalmente bien integrados, y que mantienen la vegetación autóctona y los bosques caducifolios. Su superficie no llega a las 50-55 hectáreas de los más sofisticados sino que están entre 2 y 25. Son los llamados pitch & putt, pues el sistema de juego se adapta a esa superficie disponible, no suelen tener más de nueve hoyos, y alguno no pasa de seis. Esto no es obstáculo para considerarlos campos de golf pues la modalidad de juego es la misma aunque se realice en menos espacio y se repitan los recorridos.
En Toén, concello próximo a Ourense, los representantes de la comunidad de montes vecinales de Moreiras-Trelle junto con el Concello y la Diputación de Ourense, han creado una fundación para promover un campo de golf en este lugar, además de otras instalaciones deportivas. Ha habido numerosas quejas por parte de grupos ecologistas y vecinos. El campo de golf de Maside se encuentra paralizado por la Consellería de Ordenación del Territorio a partir de las quejas de los propios vecinos, por invadir un camino público, un humedal protegido y un yacimiento arqueológico de origen romano.
Consumo de agua
Los datos estándar que se utilizan en comunidades como Cataluña (200.000 m3/año) y en Andalucía (entre 700.000 m3/año y 1.000.000 m3/año) para regar un campo de golf suponen un gasto de agua que un país seco en su mayor parte como es España no pueden mantenerse por mucho tiempo. Estas cifras no son trasladables a la (todavía) España húmeda del norte, pero eso no significa que se pueda justificar el derroche de agua o la alteración de cauces y acuíferos.
En Galicia, los campos de golf se riegan como mucho durante 6 meses (de abril a setiembre, en años secos como el 2006), y durante ese tiempo no se riega todo el campo igual (sólo el green necesita un riego bastante continuo en días secos). Hay campos, y zonas de algunos de los campos objeto de estudio, que sólo se riegan los dos meses de verano, julio y agosto. En años lluviosos, como en el 2007, sólo ha hecho falta regar 3 ó 4 meses. Oscila según el clima y el microclima, la orientación, el soleamiento, la altitud, los vientos, el índice de evapotranspiración (ETP)...etc.
Si analizamos los cuatro campos estudiados:
-En Boiro hay un campo de golf de 7,5 Ha. que consume unos 30.000 l/día (sólo durante seis meses), esto significa 4.000 l/Ha.día, regando esos seis meses al año.
-En San Amaro consumen 20.000 l/día para regar un campo de 5 Ha. Esto quiere decir que al cabo del año (regando seis meses) se gastan 4.000 l/Ha.día
-Guitiriz tiene un campo de golf de 9 Ha. que consume 120.000 l/día (sólo durante seis meses). Al cabo de un año se gastan una media de 13.333,33 l/Ha.día.
-En Pantón se consumen unos 700.000 l/día (sólo durante los meses de riego) y tiene de superficie 50 ha. Esto significa que gastan 14.000 l/Ha.día al cabo de un año.
-Consumen entre los cuatro (71,50 Ha.) 8.833,33 l/día.Ha. de media (durante esos 6 meses).
Procedencia del agua consumida
Podemos decir que en interior, llano o monte, el agua procede de: río; de escorrentía que se drena a un depósito o lago artificial; regatos que se drenan hacia lagos artificiales de los que luego parte el riego por aspersión; la propia agua de lluvia almacenada en lagos artificiales; la propia agua de lluvia retenida en lugares que tradicionalmente se han inundado; pozos o manantiales.
En el campo de golf de la isla de A Toxa, O Grove, y a pesar de las restricciones que sufre esta zona en verano, y según las fuentes consultadas, hay datos contradictorios: el que dice que se nutre de agua procedente de la traída municipal y el que habla del agua procedente de la depuradora municipal.
En alguno de los campos de golf estudiados, al estar en medio de una población y no tener una superficie demasiado grande (A Coruña, Torre de Hércules), el agua de riego de la cual disponen en el campo de golf, al igual que para las zonas verdes, es la de abastecimiento, con el consiguiente gasto de agua tratada, aunque el riego se realice sólo dos o tres meses al año. Teniendo en cuenta que este campo va a ser ampliado, debería tenerse en cuenta la insostenibilidad de regar con agua potable, que ha sufrido todo tipo de tratamientos y controles para ser utilizada por la población.
Accesibilidad
Los campos de golf raramente se encuentran próximos a las ciudades, por lo que su uso va ligado siempre a un desplazamiento. Suelen ocupar lugares bucólicos, como ya se ha comentado, o vinculados a turismo rural, aeropuerto o balnearios. Al igual que casi todos los campos de deporte exigen un gasto de combustible para acceder a ellos.
En el caso del campo de golf de A Zapateira en el límite con el concello de Arteixo, su distancia a Coruña (varios km.) y su difícil acceso (monte, vías estrechas y empinadas...) lo convierten en uno de los que más consumo de combustible y contaminación puede provocar. Hay otros casos de campos de golf en montes bastante inaccesibles: el de Moaña, Pontevedra, vinculado a una urbanización residencial, sobre el monte próximo a Domaio y con vistas a la ría de Vigo; el de Monte Castrove, que a pesar de ser municipal está lejos de los lugares más poblados. En el caso de Pantón, en Lugo, por estar vinculado al balneario, ubicado en donde se hallan los manantiales, también supone un desplazamiento para las poblaciones grandes más próximas, aunque el uso de este campo parece también restringido a los usuarios del hotel balneario, lo cual lo hace inaccesible socialmente a personas con bajo poder adquisitivo.
Los campos de golf vinculados a urbanizaciones, de baja densidad, chalets adosados, pareados... vivienda unifamiliar… etc., es lo que ahora se está dando con más asiduidad, y van incluidos en un modo de vida, el de la urbanización aislada, que de por sí es insostenible por lo que supone de gasto energético, de viales, de servicios e infraestructuras. Aunque los que usan los campos de golf no son los habitantes de la urbanización aneja únicamente, el hecho de estar aisladas del resto de los núcleos hace que se produzca un gasto de combustibles por su inaccesibilidad, y la consiguiente contaminación ambiental por emisión de CO2. Si además el acceso es muy restringido, entonces ni siquiera hay una contrapartida social que justifique su consumo, o la posibilidad del transporte público.
Situación urbanística
Los campos de golf en Galicia se han venido ubicando en suelos de muy diversa clasificación, debido a que no todos han sufrido un filtro legal durante su implantación, bien porque se hicieron en una época de menor control institucional sobre el territorio, bien porque las autoridades no vieron en esta actividad deportiva elementos que exigiesen su control. Y últimamente, ya con la Lei 9/2002 do 30 de decembro de ordenación urbanística e protección do medio rural y su modificación de 2004 en vigor, por la permisividad de algunas administraciones locales, a veces implicadas ellas mismas en la promoción de campos de golf que no se han sometido a las autorizaciones autonómicas preceptivas.
Hay muchos campos en suelo clasificado como suelo rústico de protección agrícola o forestal. A veces cuentan con un plan especial para el campo de golf (Ponteareas / Mondariz-Balneario), en otros casos se implantan de forma más o menos sutil, sin modificar a primera vista el entorno, respetando las servidumbres legales en torno a los ríos (Monforte y Pantón, ambos sin PXOM todavía), y en otros modificando mucho el paisaje y sin pedir ningún tipo de autorización autonómica como Maside, hoy paralizado (esto no es lo habitual, a no ser en campos muy pequeños).
San Amaro y Boiro, vinculados a turismo rural: el primero en la finca del Pazo de A Touza, el segundo en la Rectoral de Moimenta son campos gestionados por la misma empresa, ambos de pequeño tamaño (entre 5 y 7 Ha) y en suelo rústico. San Amaro no tiene planeamiento general propio, se rige por las NSP Provinciales de 1991, y Boiro, en su Plan General del año 2003 clasifica como rústico el entorno de la Rectoral de Moimenta, en Macende, donde se sitúa el campo de golf, además de contar con una protección de yacimiento arqueológico en el entorno de la iglesia, próxima al campo, y de protección de cauces del río que atraviesa el paraje.
En suelo urbano está uno de los de A Coruña, el campo de golf municipal en Avenida da Torre, próximo a la Torre de Hércules, que va a ser ampliado próximamente en tres hoyos más, y que forma parte del equipamiento deportivo de la ciudad.
A Zapateira, en A Coruña, uno de los campos más antiguos (1962) y con más fama, tiene su campo de golf en parte en el concello limítrofe de Arteixo. Coruña, en su Plan general de 1998 clasifica el suelo en donde se implanta como suelo rústico, las Normas Subsidiarias de Arteixo como no urbanizable (hoy rústico).
Algunos campos de golf se sitúan sobre suelo urbanizable y ya aparecían reflejados en el planeamiento general de sus municipios, como el de Miño (PXOM de 2002, promovido desde el propio concello, con un Plan Parcial de 2003, hoy recién inaugurado), Rois (PXOM de 2002 y Plan Parcial Club de golf Val de Rois de 2004) o el de Domaio, Moaña (Plan Parcial en 1993, Normas Subsidiarias de 1996, y Plan Especial en 2003). Suelen conllevar el desarrollo urbanístico de su entorno con actuaciones de baja densidad. En este mismo caso se encuentra también el campo de golf de Moaña, en San Lourenzo-Domaio. Se sitúa en una ladera con vistas a la ría de Vigo en la que se están construyendo las urbanizaciones que lo rodean y lo han hecho posible, con el consiguiente impacto visual. Este campo está incluido dentro de un Plan Parcial del año 1993 y contó con un Plan Especial en el año 2001. Moaña no tiene PXOM, su planeamiento se rige por unas Normas Subsidiarias del año 1996.
El campo municipal de Monte Castrove, se inaugura en el año 2000, pero será con el Plan General de Meis de 2003 cuando aparecerá reflejada toda su superficie con calificación de equipamiento deportivo, y rodeado de un suelo que se clasifica como rústico apto para urbanizar, lo que hace suponer el futuro de ese entorno inmediato. Ni Guitiriz ni Sarria cuentan con plan general, tienen unas NSP de 1985 y 1986 respectivamente, por lo que es presumible que el suelo en el que se sitúan sus campos de golf sea suelo rústico, teniendo en cuenta que no han desarrollado ningún plan de parcial relacionado con los campos de golf. En el mismo caso está Monforte de Lemos, con NSP de 1985, sin ningún planeamiento de desarrollo y un campo de golf en uno de los meandros de su río Cabe, al norte de la ciudad de Monforte. El campo de golf de Montealegre, en Ourense, con un PXOM del año 2003, aparece entonces como equipamiento deportivo en un suelo rústico de protección forestal, rodeado de un suelo que se clasifica en ese plan como urbanizable delimitado residencial. El campo de golf fue inaugurado en los años 90.
En Lugo, en un núcleo próximo a la ciudad y capital de provincia, rodeado de campos cultivados, está un campo de golf: próximo al núcleo rural de Sta. Marta de Fixós. Lugo tiene un Plan General del año 2000 y ningún plan parcial que desarrolle un campo de golf. Carballo, Narón, y Arteixo, en la provincia de A Coruña, tienen pequeños campos de golf próximos a núcleos rurales, entre zonas cultivadas, en suelo rústico de protección agrícola y forestal.
El campo de golf del Balneario de Mondariz, como ya se dijo, contó con un Plan Especial del Campo de Golf en el año 1999 en el concello limítrofe de Ponteareas, donde se ubica. Ponteareas no tiene PXOM, cuenta con unas NSP del año 1995. Los Aeropuertos de Lavacolla en Santiago y de Peinador en Vigo, ambos con campo de golf, son casos similares: el de Santiago con un Plan General de 1994 (está en proceso de tramitación el nuevo PXOM) en el que se califica de equipamiento deportivo el terreno del Aeroclub lindante con el aeropuerto de Lavacolla. Alrededor: suelo rústico y suelo de expansión de núcleo; el de Vigo es un plan de 1993 (está también en proceso de aprobación su nuevo PXOM) y en él, el entorno del aeropuerto en donde se ubica el campo de golf del Aeroclub de Vigo aparece reflejado como suelo de protección de servidumbre aeronáutica. Hay que tener en cuenta, como en otros casos, que estos campos se inauguran antes de que existiesen estos instrumentos de planeamiento actuales: el de Santiago en 1976, el de Vigo (el más antiguo) en 1951.
Autora: María José Caneda Cabrera
Aunque haya quedado una entrada algo larga y densa, y pidiéndole disculpas a María José por haber seleccionado sólo algunos párrafos de diferentes capítulos salteados, pienso que será de interés para todos aquellos que leen este blog y, por supuesto, para mis alumnos. En mi caso me ha resultado particularmente esclarecedor conocer la situación urbanística. Situación de la que podrían extraerse jugosos comentarios. Uno de los más obvios (y me gustaría saber lo que pasa en otras Comunidades Autónomas) se refiere a la indefinición de la figura del campo de golf como tal y, como consecuencia, la diversidad de situaciones en las que puede encontrarse.
Campos de golf en Galicia e sostibilidade
María José Caneda Cabrera
La metodología empleada se ha basado en encuestas telefónicas a todos los gestores de los campos de golf existente en nuestra comunidad, así como su ubicación precisa mediante los medios de información geográfica disponibles en Internet (Google, Sixpac, Inditrans..) y la consulta del planeamiento urbanístico accesible desde las páginas-web de los propios concellos o la página de la Consellería de Ordenación del Territorio y el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia. Se han rastreado las hemerotecas de la prensa nacional y autonómica desde el año 2000 buscando informaciones relacionadas, y se han utilizado además artículos de revistas y conferencias escritas por especialistas en sostenibilidad y estudiosos del tema.
Inventario y descripción
Existen actualmente en Galicia 22 campos de golf que ocupan más de 500 Ha. de terreno. Las superficies de estos campos oscilan entre 2 y 55 hectáreas, siendo difícilmente comparables entre sí. Se están construyendo dos más, pero son unos 26 los que han sido anunciados para el futuro inmediato en prensa y en los propios planeamientos generales de los concellos gallegos, aunque sin duda los deseados por las corporaciones municipales son incontables, a tenor de la declaraciones de los propios mandatarios y de las empresas especializadas en su mantenimiento y gestión. En la provincia de A Coruña hay nueve campos, cinco en Pontevedra, cinco en Lugo y tres en Ourense, en donde se construyen actualmente otros dos.
Mientras que en A Coruña se sitúan tanto en las proximidades de la costa (A Coruña, Narón, Boiro, Arteixo, Miño, Carballo, A Zapateira) como en el interior (Santiago, Rois), en Pontevedra están todos relacionados con el turismo próximo al mar (O Grove, Vigo, Moaña, Meis) excepto el de Mondariz-Balneario. En Ourense todos rodean a la capital de la provincia y los usuarios son más bien urbanos, asociados en clubes que surgieron antes que los propios campos. En Lugo, todos en el interior, están vinculados a Balnearios, ríos y zonas rurales (Guitiriz, Pantón, Sarria), aunque estén relativamente cerca de las ciudades (Lugo y Monforte de Lemos).
Hay un grupo de campos de uso público, que suelen estar próximos a los núcleos, en parajes más o menos naturales, cercanos a otras instalaciones deportivas o en la propia ciudad, casi como parque público: el de A Coruña, próximo a la Torre de Hércules, y el mancomunado de Meis, en Monte Castrove, ambos de acceso público y que ofrecen cursos de formación a la población.
A partir del año 2000 aumenta el número de los que van vinculados a urbanizaciones (Miño, Rois) o bien a casas de turismo rural (Boiro, San Amaro). En este momento es raro el concello que no desea alguna urbanización con campo de golf. Es como una condición para asegurar la rentabilidad de la promoción: viviendas con vistas al campo de golf, o bien para atraer el turismo en lugares despoblados -estar en el mapa- o para los que ya tienen otras atracciones turísticas, de refuerzo de éstas: en la costa, al lado de los ríos, en ciudades más o menos turísticas.... Suelen tener dieciocho hoyos, y más de 20 hectáreas, pues la superficie no es un problema en estos casos.
Hoy proliferan los de uso privado, pero con acceso más o menos público, que se asientan en zonas aisladas, al lado de ríos..., montes, parajes bucólicos... generalmente bien integrados, y que mantienen la vegetación autóctona y los bosques caducifolios. Su superficie no llega a las 50-55 hectáreas de los más sofisticados sino que están entre 2 y 25. Son los llamados pitch & putt, pues el sistema de juego se adapta a esa superficie disponible, no suelen tener más de nueve hoyos, y alguno no pasa de seis. Esto no es obstáculo para considerarlos campos de golf pues la modalidad de juego es la misma aunque se realice en menos espacio y se repitan los recorridos.
En Toén, concello próximo a Ourense, los representantes de la comunidad de montes vecinales de Moreiras-Trelle junto con el Concello y la Diputación de Ourense, han creado una fundación para promover un campo de golf en este lugar, además de otras instalaciones deportivas. Ha habido numerosas quejas por parte de grupos ecologistas y vecinos. El campo de golf de Maside se encuentra paralizado por la Consellería de Ordenación del Territorio a partir de las quejas de los propios vecinos, por invadir un camino público, un humedal protegido y un yacimiento arqueológico de origen romano.
Consumo de agua
Los datos estándar que se utilizan en comunidades como Cataluña (200.000 m3/año) y en Andalucía (entre 700.000 m3/año y 1.000.000 m3/año) para regar un campo de golf suponen un gasto de agua que un país seco en su mayor parte como es España no pueden mantenerse por mucho tiempo. Estas cifras no son trasladables a la (todavía) España húmeda del norte, pero eso no significa que se pueda justificar el derroche de agua o la alteración de cauces y acuíferos.
En Galicia, los campos de golf se riegan como mucho durante 6 meses (de abril a setiembre, en años secos como el 2006), y durante ese tiempo no se riega todo el campo igual (sólo el green necesita un riego bastante continuo en días secos). Hay campos, y zonas de algunos de los campos objeto de estudio, que sólo se riegan los dos meses de verano, julio y agosto. En años lluviosos, como en el 2007, sólo ha hecho falta regar 3 ó 4 meses. Oscila según el clima y el microclima, la orientación, el soleamiento, la altitud, los vientos, el índice de evapotranspiración (ETP)...etc.
Si analizamos los cuatro campos estudiados:
-En Boiro hay un campo de golf de 7,5 Ha. que consume unos 30.000 l/día (sólo durante seis meses), esto significa 4.000 l/Ha.día, regando esos seis meses al año.
-En San Amaro consumen 20.000 l/día para regar un campo de 5 Ha. Esto quiere decir que al cabo del año (regando seis meses) se gastan 4.000 l/Ha.día
-Guitiriz tiene un campo de golf de 9 Ha. que consume 120.000 l/día (sólo durante seis meses). Al cabo de un año se gastan una media de 13.333,33 l/Ha.día.
-En Pantón se consumen unos 700.000 l/día (sólo durante los meses de riego) y tiene de superficie 50 ha. Esto significa que gastan 14.000 l/Ha.día al cabo de un año.
-Consumen entre los cuatro (71,50 Ha.) 8.833,33 l/día.Ha. de media (durante esos 6 meses).
Procedencia del agua consumida
Podemos decir que en interior, llano o monte, el agua procede de: río; de escorrentía que se drena a un depósito o lago artificial; regatos que se drenan hacia lagos artificiales de los que luego parte el riego por aspersión; la propia agua de lluvia almacenada en lagos artificiales; la propia agua de lluvia retenida en lugares que tradicionalmente se han inundado; pozos o manantiales.
En el campo de golf de la isla de A Toxa, O Grove, y a pesar de las restricciones que sufre esta zona en verano, y según las fuentes consultadas, hay datos contradictorios: el que dice que se nutre de agua procedente de la traída municipal y el que habla del agua procedente de la depuradora municipal.
En alguno de los campos de golf estudiados, al estar en medio de una población y no tener una superficie demasiado grande (A Coruña, Torre de Hércules), el agua de riego de la cual disponen en el campo de golf, al igual que para las zonas verdes, es la de abastecimiento, con el consiguiente gasto de agua tratada, aunque el riego se realice sólo dos o tres meses al año. Teniendo en cuenta que este campo va a ser ampliado, debería tenerse en cuenta la insostenibilidad de regar con agua potable, que ha sufrido todo tipo de tratamientos y controles para ser utilizada por la población.
Accesibilidad
Los campos de golf raramente se encuentran próximos a las ciudades, por lo que su uso va ligado siempre a un desplazamiento. Suelen ocupar lugares bucólicos, como ya se ha comentado, o vinculados a turismo rural, aeropuerto o balnearios. Al igual que casi todos los campos de deporte exigen un gasto de combustible para acceder a ellos.
En el caso del campo de golf de A Zapateira en el límite con el concello de Arteixo, su distancia a Coruña (varios km.) y su difícil acceso (monte, vías estrechas y empinadas...) lo convierten en uno de los que más consumo de combustible y contaminación puede provocar. Hay otros casos de campos de golf en montes bastante inaccesibles: el de Moaña, Pontevedra, vinculado a una urbanización residencial, sobre el monte próximo a Domaio y con vistas a la ría de Vigo; el de Monte Castrove, que a pesar de ser municipal está lejos de los lugares más poblados. En el caso de Pantón, en Lugo, por estar vinculado al balneario, ubicado en donde se hallan los manantiales, también supone un desplazamiento para las poblaciones grandes más próximas, aunque el uso de este campo parece también restringido a los usuarios del hotel balneario, lo cual lo hace inaccesible socialmente a personas con bajo poder adquisitivo.
Los campos de golf vinculados a urbanizaciones, de baja densidad, chalets adosados, pareados... vivienda unifamiliar… etc., es lo que ahora se está dando con más asiduidad, y van incluidos en un modo de vida, el de la urbanización aislada, que de por sí es insostenible por lo que supone de gasto energético, de viales, de servicios e infraestructuras. Aunque los que usan los campos de golf no son los habitantes de la urbanización aneja únicamente, el hecho de estar aisladas del resto de los núcleos hace que se produzca un gasto de combustibles por su inaccesibilidad, y la consiguiente contaminación ambiental por emisión de CO2. Si además el acceso es muy restringido, entonces ni siquiera hay una contrapartida social que justifique su consumo, o la posibilidad del transporte público.
Situación urbanística
Los campos de golf en Galicia se han venido ubicando en suelos de muy diversa clasificación, debido a que no todos han sufrido un filtro legal durante su implantación, bien porque se hicieron en una época de menor control institucional sobre el territorio, bien porque las autoridades no vieron en esta actividad deportiva elementos que exigiesen su control. Y últimamente, ya con la Lei 9/2002 do 30 de decembro de ordenación urbanística e protección do medio rural y su modificación de 2004 en vigor, por la permisividad de algunas administraciones locales, a veces implicadas ellas mismas en la promoción de campos de golf que no se han sometido a las autorizaciones autonómicas preceptivas.
Hay muchos campos en suelo clasificado como suelo rústico de protección agrícola o forestal. A veces cuentan con un plan especial para el campo de golf (Ponteareas / Mondariz-Balneario), en otros casos se implantan de forma más o menos sutil, sin modificar a primera vista el entorno, respetando las servidumbres legales en torno a los ríos (Monforte y Pantón, ambos sin PXOM todavía), y en otros modificando mucho el paisaje y sin pedir ningún tipo de autorización autonómica como Maside, hoy paralizado (esto no es lo habitual, a no ser en campos muy pequeños).
San Amaro y Boiro, vinculados a turismo rural: el primero en la finca del Pazo de A Touza, el segundo en la Rectoral de Moimenta son campos gestionados por la misma empresa, ambos de pequeño tamaño (entre 5 y 7 Ha) y en suelo rústico. San Amaro no tiene planeamiento general propio, se rige por las NSP Provinciales de 1991, y Boiro, en su Plan General del año 2003 clasifica como rústico el entorno de la Rectoral de Moimenta, en Macende, donde se sitúa el campo de golf, además de contar con una protección de yacimiento arqueológico en el entorno de la iglesia, próxima al campo, y de protección de cauces del río que atraviesa el paraje.
En suelo urbano está uno de los de A Coruña, el campo de golf municipal en Avenida da Torre, próximo a la Torre de Hércules, que va a ser ampliado próximamente en tres hoyos más, y que forma parte del equipamiento deportivo de la ciudad.
A Zapateira, en A Coruña, uno de los campos más antiguos (1962) y con más fama, tiene su campo de golf en parte en el concello limítrofe de Arteixo. Coruña, en su Plan general de 1998 clasifica el suelo en donde se implanta como suelo rústico, las Normas Subsidiarias de Arteixo como no urbanizable (hoy rústico).
Algunos campos de golf se sitúan sobre suelo urbanizable y ya aparecían reflejados en el planeamiento general de sus municipios, como el de Miño (PXOM de 2002, promovido desde el propio concello, con un Plan Parcial de 2003, hoy recién inaugurado), Rois (PXOM de 2002 y Plan Parcial Club de golf Val de Rois de 2004) o el de Domaio, Moaña (Plan Parcial en 1993, Normas Subsidiarias de 1996, y Plan Especial en 2003). Suelen conllevar el desarrollo urbanístico de su entorno con actuaciones de baja densidad. En este mismo caso se encuentra también el campo de golf de Moaña, en San Lourenzo-Domaio. Se sitúa en una ladera con vistas a la ría de Vigo en la que se están construyendo las urbanizaciones que lo rodean y lo han hecho posible, con el consiguiente impacto visual. Este campo está incluido dentro de un Plan Parcial del año 1993 y contó con un Plan Especial en el año 2001. Moaña no tiene PXOM, su planeamiento se rige por unas Normas Subsidiarias del año 1996.
El campo municipal de Monte Castrove, se inaugura en el año 2000, pero será con el Plan General de Meis de 2003 cuando aparecerá reflejada toda su superficie con calificación de equipamiento deportivo, y rodeado de un suelo que se clasifica como rústico apto para urbanizar, lo que hace suponer el futuro de ese entorno inmediato. Ni Guitiriz ni Sarria cuentan con plan general, tienen unas NSP de 1985 y 1986 respectivamente, por lo que es presumible que el suelo en el que se sitúan sus campos de golf sea suelo rústico, teniendo en cuenta que no han desarrollado ningún plan de parcial relacionado con los campos de golf. En el mismo caso está Monforte de Lemos, con NSP de 1985, sin ningún planeamiento de desarrollo y un campo de golf en uno de los meandros de su río Cabe, al norte de la ciudad de Monforte. El campo de golf de Montealegre, en Ourense, con un PXOM del año 2003, aparece entonces como equipamiento deportivo en un suelo rústico de protección forestal, rodeado de un suelo que se clasifica en ese plan como urbanizable delimitado residencial. El campo de golf fue inaugurado en los años 90.
En Lugo, en un núcleo próximo a la ciudad y capital de provincia, rodeado de campos cultivados, está un campo de golf: próximo al núcleo rural de Sta. Marta de Fixós. Lugo tiene un Plan General del año 2000 y ningún plan parcial que desarrolle un campo de golf. Carballo, Narón, y Arteixo, en la provincia de A Coruña, tienen pequeños campos de golf próximos a núcleos rurales, entre zonas cultivadas, en suelo rústico de protección agrícola y forestal.
El campo de golf del Balneario de Mondariz, como ya se dijo, contó con un Plan Especial del Campo de Golf en el año 1999 en el concello limítrofe de Ponteareas, donde se ubica. Ponteareas no tiene PXOM, cuenta con unas NSP del año 1995. Los Aeropuertos de Lavacolla en Santiago y de Peinador en Vigo, ambos con campo de golf, son casos similares: el de Santiago con un Plan General de 1994 (está en proceso de tramitación el nuevo PXOM) en el que se califica de equipamiento deportivo el terreno del Aeroclub lindante con el aeropuerto de Lavacolla. Alrededor: suelo rústico y suelo de expansión de núcleo; el de Vigo es un plan de 1993 (está también en proceso de aprobación su nuevo PXOM) y en él, el entorno del aeropuerto en donde se ubica el campo de golf del Aeroclub de Vigo aparece reflejado como suelo de protección de servidumbre aeronáutica. Hay que tener en cuenta, como en otros casos, que estos campos se inauguran antes de que existiesen estos instrumentos de planeamiento actuales: el de Santiago en 1976, el de Vigo (el más antiguo) en 1951.
Autora: María José Caneda Cabrera
Aunque haya quedado una entrada algo larga y densa, y pidiéndole disculpas a María José por haber seleccionado sólo algunos párrafos de diferentes capítulos salteados, pienso que será de interés para todos aquellos que leen este blog y, por supuesto, para mis alumnos. En mi caso me ha resultado particularmente esclarecedor conocer la situación urbanística. Situación de la que podrían extraerse jugosos comentarios. Uno de los más obvios (y me gustaría saber lo que pasa en otras Comunidades Autónomas) se refiere a la indefinición de la figura del campo de golf como tal y, como consecuencia, la diversidad de situaciones en las que puede encontrarse.
jueves, 6 de marzo de 2008
Túneles de la M30 de Madrid, los más tristes
Hace más de dos años que descubrí al grupo Hidrogenesse. Aunque el nombre parezca el de una crema hidratante en realidad se trata de un dúo musical (Carlos y Genís) que hacen unas canciones "curiosas". Podéis ver el vídeo de una de ellas, "Disfraz de tigre" correspondiente a su disco "Animalitos" aquí. Pero no era esta canción la causa de que empezara este articulo mencionándolos. La canción por la que los he traído aquí se llama "No hay nada más triste que lo tuyo", creo recordar de memoria que es del 2002, y pertenece a otro disco llamado "Gimnàstica Pasiva". La canción empieza:
"No me digas
que no hay nada más triste
que lo tuyo,
hay miles de cosas
en el mundo
que son mucho peor."
Y luego enumeran algunas: una tienda de animales (con los perros y los gatos dando vueltas en sus jaulas), un turno de noche en la cadena de montaje, los caballitos ponis. Estoy totalmente seguro que si cuando hicieron la canción hubieran estado construidos los túneles de la M30 pasarían automáticamente a formar parte de aquellos elementos "más tristes que lo tuyo". Los dos más importantes son el llamado “bypass sur” que a su vez consta del túnel norte y del túnel sur y la “conexión de Embajadores”. Ambos formaban parte de la reforma de esta vía básica para el funcionamiento de Madrid que constaba de 12 actuaciones.
En unas obras que según algunas entidades financieras han superado los 10.000 millones de euros que yo sepa no se ha dedicado ni uno solo a realizar un estudio paisajístico del interior de los túneles. El resultado puede verlo cualquiera que circule por ellos. Por supuesto que hay congestión en los túneles, lo mismo que antes había congestión en la superficie. Pero la diferencia en la salud psíquica del madrileño es notoria.
Cuando antes circulábamos en superficie estábamos sometidos a frecuentes embotellamientos. Entonces estábamos parados en medio de la carretera (perdón, la calle30) y nos podíamos dedicar a variopintas labores. Unos leíamos el periódico de la mañana, algunas aprovechaban para pintarse, otros miraban filosóficamente el cielo mientras pensaban en la perra vida del madrileño, el de más allá se preguntaba que hacía una gaviota en el Manzanares, el otro oía la radio, incluso una vecina me contaba que aprovechaba para hacer ganchillo (aunque aseguro que yo nunca la he visto desarrollar tal actividad en su traslado en coche al trabajo). Eso sin contar los que se entretenían charlando con el manos libres, verificando que según el “tomtom” no avanzaban nada o escuchando la sexta de Mahler en radio Clásica.
Ahora los embotellamientos son iguales (bueno, probablemente algo menores) pero se desarrollan en el reino de los topos. Y claro, ya no hay luz suficiente (aunque alguna hay) para pintarse, ni para leer el periódico. Lo de hacer ganchillo, ni pensarlo. El “tomtom” no dice nada, está sencillamente mudo porque tanta masa de tierra encima desorienta al mejor GPS. Con el manos libres puedes seguir hablando pero, probablemente, nadie te conteste. Y la sexta de Mahler se convierte en una especie de zumbido propio del más difícil John Cage porque la radio es un galimatías. Y no pretendas mirar filosóficamente el cielo porque verás una cosa negra de la que surgen, a veces, unas enormes turbinas y terminarás durmiéndote. Así que sólo puedes hacer dos cosas: mirar fieramente al coche de delante en la hipótesis de que si te concentras lo suficiente desaparecerá, o mirar al lateral.
Claro que si miras al lateral verás unos paneles de acero vitrificado absolutamente anodinos (eso sí, con una resistencia al fuego RF-120), de color indefinido, en los que aparecen unos números cabalísticos acompañados de unas letras (aunque según el túnel ni esto) y, cada 25 metros unos hombrecitos sobre un fondo verde huyendo (prodigio de diseño) se supone que de una desgracia que está a punto de ocurrir en el interior del túnel, hacia dos lados con indicación de los metros que te faltan para llegar al refugio. Por ejemplo: 25 para un lado, 75 para el otro. En el siguiente: 50 para un lado 50 para el otro. Y así. De forma que el madrileño, desesperado, pita.
Y eso que el madrileño es de buen conformar. En una cena que tuvimos al terminar el EURAU08 (ya dije que algún día hablaría algo más del EURAU08) en una variopinta y anglófila mesa que me tocó en suerte entre mi compañero Javier Ruiz y yo tratábamos de convencer al resto de las bondades de vivir en Madrid. Como ya no se nos ocurría nada (aunque en el fondo estamos convencidos de que vivir en Madrid es lo mejor que existe) Javier en un intento desesperado llegó a decir: -Además, un madrileño entrenado puede cruzar la plaza de Cibeles sin necesidad de semáforos- "El madrileño entrenado" se me ha quedado ya para siempre en la imaginación y ahora soy capaz de ver "madrileños entrenados" en casi todos los sitios. Y por supuesto en la M30, claro. Si ya los madrileños de por sí están hechos de una pasta especial, los madrileños entrenados ni te cuento.
A pesar de todo hasta los madrileños entrenados tienen graves problemas para sobrevivir si todos los días se pasan una hora (entre la ida y la vuelta) enterrados en la M30. Porque la verdad es que la M30 es todavía "más triste que lo tuyo". Y digo yo, ¿no sería posible, por ejemplo, pintar estrellitas en el techo negro del túnel? ¿o unos laterales decorados con paisajes campestres llenos de vacas rumiando y montañas nevadas que simularan la sierra? ¿qué tal señor Alcalde si convoca un concurso internacional para tratar paisajísticamente los túneles (o tratarlos sin más, aunque no sea paisajísticamente)?
En mi trayecto diario tan sólo al pasar bajo el antiguo puente de Toledo aparece su representación sustituyendo uno de esos paneles de color indefinido. Y entonces notas que te embarga una dulce melancolía. Pero no es bueno que te embargues demasiado porque te puedes pasar de salida. Y es que la llamada "señalética" está tan bien pensada que hasta los que circulan continuamente por esta topera se equivocan una y otra vez. Porque, claro, no hay referencias. Antes, cuando ibas por arriba, ya sabías que al llegar a aquellas casas tan horribles de ladrillo rojo desvaído por la contaminación había que irse preparando y alcanzar el carril de la derecha porque la salida estaba próxima. Pero ahora la casa ha desaparecido y, cuando te das cuenta ya te has pasado la salida a la A42. O te das cuenta en el último instante, pero cuando pretendes cambiarte de carril se forma una especie de muro impenetrable de coches cuyos conductores ponen todo su empeño en que no lo hagas (en algo se tienen que divertir los pobres). Y además, te pitan.
El Ayuntamiento está poniendo todo su empeño en realizar un plan de paisaje del centro de la ciudad. Pero, por Dios, si los madrileños no van nunca al centro. Si se pasan la vida en los túneles de la M30 ¿no sería mejor un plan de paisaje para los túneles? De continuar las cosas así no creo que ni tan siquiera los madrileños entrenados puedan sobrevivir.
Y prefiero no pensar, por ejemplo, en las grandes migraciones que, desde toda Europa atraviesan la M30 para dirigirse al Estrecho. A veces, enormes manadas de coches con matrículas francesas, belgas o alemanas que vienen de la A1 son literalmente tragadas por el Gran Túnel (habría que bautizarlos) y regurgitadas directamente a la carretera de La Coruña sin ninguna posibilidad de desviarse a su querida A4. Cuando surgen al otro lado del túnel se produce un extraño fenómeno de dispersión con los “tomtones” trabajando a pleno rendimiento una vez eliminadas las trabas que los unen con el satélite, para volver a colocar a la manada en el camino adecuado. Pero algunos desaparecen para siempre y otros terminan en la Torre de Hércules.
Hoy me ha salido una entrada algo chusca (los peruanos deberán entender que aquí chusco es igual a divertido) pero es que esta mañana el embotellamiento (en Chile, taco) ha sido particularmente virulento y la única salvación en estos casos es el humor. Además mis alumnos están con entregas de proyectos y necesitan reírse por lo que, seguramente, he exagerado algo. Bueno, también me he entretenido un poco haciendo fotos en el interior del túnel mientras estaba parado (he tenido mucho tiempo) lo que ha mitigado en parte tan triste experiencia.
"No me digas
que no hay nada más triste
que lo tuyo,
hay miles de cosas
en el mundo
que son mucho peor."
Y luego enumeran algunas: una tienda de animales (con los perros y los gatos dando vueltas en sus jaulas), un turno de noche en la cadena de montaje, los caballitos ponis. Estoy totalmente seguro que si cuando hicieron la canción hubieran estado construidos los túneles de la M30 pasarían automáticamente a formar parte de aquellos elementos "más tristes que lo tuyo". Los dos más importantes son el llamado “bypass sur” que a su vez consta del túnel norte y del túnel sur y la “conexión de Embajadores”. Ambos formaban parte de la reforma de esta vía básica para el funcionamiento de Madrid que constaba de 12 actuaciones.
En unas obras que según algunas entidades financieras han superado los 10.000 millones de euros que yo sepa no se ha dedicado ni uno solo a realizar un estudio paisajístico del interior de los túneles. El resultado puede verlo cualquiera que circule por ellos. Por supuesto que hay congestión en los túneles, lo mismo que antes había congestión en la superficie. Pero la diferencia en la salud psíquica del madrileño es notoria.
Cuando antes circulábamos en superficie estábamos sometidos a frecuentes embotellamientos. Entonces estábamos parados en medio de la carretera (perdón, la calle30) y nos podíamos dedicar a variopintas labores. Unos leíamos el periódico de la mañana, algunas aprovechaban para pintarse, otros miraban filosóficamente el cielo mientras pensaban en la perra vida del madrileño, el de más allá se preguntaba que hacía una gaviota en el Manzanares, el otro oía la radio, incluso una vecina me contaba que aprovechaba para hacer ganchillo (aunque aseguro que yo nunca la he visto desarrollar tal actividad en su traslado en coche al trabajo). Eso sin contar los que se entretenían charlando con el manos libres, verificando que según el “tomtom” no avanzaban nada o escuchando la sexta de Mahler en radio Clásica.
Ahora los embotellamientos son iguales (bueno, probablemente algo menores) pero se desarrollan en el reino de los topos. Y claro, ya no hay luz suficiente (aunque alguna hay) para pintarse, ni para leer el periódico. Lo de hacer ganchillo, ni pensarlo. El “tomtom” no dice nada, está sencillamente mudo porque tanta masa de tierra encima desorienta al mejor GPS. Con el manos libres puedes seguir hablando pero, probablemente, nadie te conteste. Y la sexta de Mahler se convierte en una especie de zumbido propio del más difícil John Cage porque la radio es un galimatías. Y no pretendas mirar filosóficamente el cielo porque verás una cosa negra de la que surgen, a veces, unas enormes turbinas y terminarás durmiéndote. Así que sólo puedes hacer dos cosas: mirar fieramente al coche de delante en la hipótesis de que si te concentras lo suficiente desaparecerá, o mirar al lateral.
Claro que si miras al lateral verás unos paneles de acero vitrificado absolutamente anodinos (eso sí, con una resistencia al fuego RF-120), de color indefinido, en los que aparecen unos números cabalísticos acompañados de unas letras (aunque según el túnel ni esto) y, cada 25 metros unos hombrecitos sobre un fondo verde huyendo (prodigio de diseño) se supone que de una desgracia que está a punto de ocurrir en el interior del túnel, hacia dos lados con indicación de los metros que te faltan para llegar al refugio. Por ejemplo: 25 para un lado, 75 para el otro. En el siguiente: 50 para un lado 50 para el otro. Y así. De forma que el madrileño, desesperado, pita.
Y eso que el madrileño es de buen conformar. En una cena que tuvimos al terminar el EURAU08 (ya dije que algún día hablaría algo más del EURAU08) en una variopinta y anglófila mesa que me tocó en suerte entre mi compañero Javier Ruiz y yo tratábamos de convencer al resto de las bondades de vivir en Madrid. Como ya no se nos ocurría nada (aunque en el fondo estamos convencidos de que vivir en Madrid es lo mejor que existe) Javier en un intento desesperado llegó a decir: -Además, un madrileño entrenado puede cruzar la plaza de Cibeles sin necesidad de semáforos- "El madrileño entrenado" se me ha quedado ya para siempre en la imaginación y ahora soy capaz de ver "madrileños entrenados" en casi todos los sitios. Y por supuesto en la M30, claro. Si ya los madrileños de por sí están hechos de una pasta especial, los madrileños entrenados ni te cuento.
A pesar de todo hasta los madrileños entrenados tienen graves problemas para sobrevivir si todos los días se pasan una hora (entre la ida y la vuelta) enterrados en la M30. Porque la verdad es que la M30 es todavía "más triste que lo tuyo". Y digo yo, ¿no sería posible, por ejemplo, pintar estrellitas en el techo negro del túnel? ¿o unos laterales decorados con paisajes campestres llenos de vacas rumiando y montañas nevadas que simularan la sierra? ¿qué tal señor Alcalde si convoca un concurso internacional para tratar paisajísticamente los túneles (o tratarlos sin más, aunque no sea paisajísticamente)?
En mi trayecto diario tan sólo al pasar bajo el antiguo puente de Toledo aparece su representación sustituyendo uno de esos paneles de color indefinido. Y entonces notas que te embarga una dulce melancolía. Pero no es bueno que te embargues demasiado porque te puedes pasar de salida. Y es que la llamada "señalética" está tan bien pensada que hasta los que circulan continuamente por esta topera se equivocan una y otra vez. Porque, claro, no hay referencias. Antes, cuando ibas por arriba, ya sabías que al llegar a aquellas casas tan horribles de ladrillo rojo desvaído por la contaminación había que irse preparando y alcanzar el carril de la derecha porque la salida estaba próxima. Pero ahora la casa ha desaparecido y, cuando te das cuenta ya te has pasado la salida a la A42. O te das cuenta en el último instante, pero cuando pretendes cambiarte de carril se forma una especie de muro impenetrable de coches cuyos conductores ponen todo su empeño en que no lo hagas (en algo se tienen que divertir los pobres). Y además, te pitan.
El Ayuntamiento está poniendo todo su empeño en realizar un plan de paisaje del centro de la ciudad. Pero, por Dios, si los madrileños no van nunca al centro. Si se pasan la vida en los túneles de la M30 ¿no sería mejor un plan de paisaje para los túneles? De continuar las cosas así no creo que ni tan siquiera los madrileños entrenados puedan sobrevivir.
Y prefiero no pensar, por ejemplo, en las grandes migraciones que, desde toda Europa atraviesan la M30 para dirigirse al Estrecho. A veces, enormes manadas de coches con matrículas francesas, belgas o alemanas que vienen de la A1 son literalmente tragadas por el Gran Túnel (habría que bautizarlos) y regurgitadas directamente a la carretera de La Coruña sin ninguna posibilidad de desviarse a su querida A4. Cuando surgen al otro lado del túnel se produce un extraño fenómeno de dispersión con los “tomtones” trabajando a pleno rendimiento una vez eliminadas las trabas que los unen con el satélite, para volver a colocar a la manada en el camino adecuado. Pero algunos desaparecen para siempre y otros terminan en la Torre de Hércules.
Hoy me ha salido una entrada algo chusca (los peruanos deberán entender que aquí chusco es igual a divertido) pero es que esta mañana el embotellamiento (en Chile, taco) ha sido particularmente virulento y la única salvación en estos casos es el humor. Además mis alumnos están con entregas de proyectos y necesitan reírse por lo que, seguramente, he exagerado algo. Bueno, también me he entretenido un poco haciendo fotos en el interior del túnel mientras estaba parado (he tenido mucho tiempo) lo que ha mitigado en parte tan triste experiencia.
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