sábado, 26 de septiembre de 2009

Identidad y espacios del anonimato

Ya hace bastante tiempo que no incluyo trabajos de mis alumnos en el blog. Ello ha sido debido, en parte, a que durante este último año no he impartido demasiadas clases por mis problemas de salud. Sin embargo, gracias al correo electrónico, he seguido dirigiendo tanto tesis doctorales como trabajos de investigación del doctorado. Aunque pueda parecer extraño el alejamiento físico no ha traído consigo una disminución en la calidad de las investigaciones. Tengo mucho donde elegir. Desafortunadamente pocos se pueden adaptar al blog. Entre ellos he elegido este de Sara González Moratiel titulado La identidad de los espacios del anonimato en cinco espacios intersticiales del Área Metropolitana de Madrid. Tiene interés por bastantes motivos pero sobre todo por dos. El primero es que se puede ver con bastante claridad que los mecanismos de la formación de la identidad de estos espacios son muy parecidos a los del resto de áreas de la ciudad. Y, además, porque su supuesta falta de identidad en cierto modo se pone en cuestión.

Vista deSao Paulo (Skycrapercity)

Ha sido necesario quitarle el fondo de trabajo de investigación y también la forma (referencias, notas, etc.) para que sea fácilmente legible en el blog. Si al final ha quedado un poco “maquillado” la culpa no es de Sara sino exclusivamente mía. Como investigación, el trabajo está muy bien y cumple todos los requisitos que se le pueden pedir a un trabajo de doce créditos, pero no sé que tal me habrá quedado la adaptación. Todo el texto que figura a continuación es de la autora del trabajo, lo mismo que las fotos de las que no se indique la fuente.

La identidad de los espacios del anonimato
Autora: Sara González Moratiel

El crecimiento desproporcionado que, en estas últimas décadas, han tenido las ciudades se contrarresta con la inercia de la sociedad urbana para asumir tales cambios. Actualmente, según un informe de las Naciones Unidas la mitad de la población mundial (3.350 millones de personas) vive en ciudades y se prevé que en el 2050 sean 6.400 millones. Las ciudades se han convertido así en gigantescas megalópolis que crecen devorando todo lo que quede a su paso, tejen el territorio con infraestructuras desproporcionadas conectando las distintas conurbaciones siendo idénticas unas a otras. Las ciudades se convierten en espacios habitados por una sociedad urbana a la que se le priva de identidad, de la pequeña escala. La ciudad ha perdido la diversidad de antaño y se ha convertido en un modelo de guetos que responden, en la mayoría de los casos, a pautas del modelo socio-económico actual. Sin embargo, existen en estas grandes urbes aún lagunas de territorio vacío, espacios intersticiales entre realidades consolidadas de la ciudad llamados por algunos autores como “Terrain Vague” o “No-Lugares”, espacios del anonimato. Son paisajes llenos de oportunidad y totalmente necesarios para el funcionamiento de las grandes ciudades en los que reside una identidad inherente al lugar. Conocer estos espacios “anónimos” y analizar la percepción que de ellos tienen los ciudadanos reabre el diálogo del devenir de la ciudad actual.

Identidad y paisaje

Es importante recordar las dos acepciones que existen para el concepto de Identidad, la identidad esencial y la identidad sustancial, la oposición entre ambas es la que media en griego entre los términos isos y autos. Puesto que no es objeto del presente estudio analizar desde el campo filosófico ambas acepciones y haciendo un rápido resumen, diremos que el significado de la Identidad Esencial (el isos) es más próximo al de igualdad o equivalencia y podría definirse como “lo que significa en los otros” mientras que la Identidad Sustancial (el autos) se refiere al objeto en sí a “lo que es”. Esta diferenciación es importante para nuestro estudio sobre el paisaje puesto que en ocasiones la Identidad no sólo es única al lugar en sí sino que además se “parece” o “equivale” a otro y no por eso deja de poseer identidad.

August Macke: Paisaje con vacas y camello (Arte & Artistas)

El término Paisaje es propuesto para designar todo aquello que es percibido por el hombre, ya sea un objeto concreto y mínimo o vastas extensiones de terreno. La idea del Paisaje está intrínsecamente ligada a su relación con el tiempo y con el espacio. El paisaje se encuentra en continuo proceso de cambio o desarrollo, de aceleración o deceleración fruto de fenómenos naturales pero sobre todo, y más en este últimos cinco siglos, de la acción del hombre. Entendemos por Paisaje Natural al paisaje en el que la acción del hombre ha sido nula, a los espacios poco o nada antropizados y Paisaje Cultural los espacios morfológicamente transformados por el hombre. Sin embargo, considerar el paisaje como “vacío de vida” es una abstracción demasiado forzada. El contenido del paisaje se encuentra en las cualidades físicas del área (forma, límites y estructura) y en las formas de uso de dicha área. Como muy bien describe Carl O. Sauer en su artículo “La morfología del paisaje”, el paisaje es el conjunto de hechos de sustento físico y de hechos de cultura humana; siendo así el fenómeno de la ciudad el paisaje humanizado con mayor transformación cultural.


El paisaje cultural, lo que nosotros como habitantes de la ciudad percibimos, es creado, por lo tanto, por un grupo cultural, sobre un paisaje natural. En la figura de abajo, a la izquierda vemos La Manga del Mar Menor (Murcia) en su estado natural en los años treinta del pasado siglo. Ochenta décadas más tarde, los embarcaderos naturales, las lagunas, las jaras y las dunas se han transformado, por la acción depredadora del hombre fruto de un mal planeamiento e una gestión insostenible, en autopistas y grandes bloques de edificios destinados a segundas residencias. Actualmente, La Manga del Mar Menor es una lengua natural de territorio sobre la que se ha edificado una realidad cultural, en este caso, deficitaria (importantes problemas de tráfico, de aglomeraciones, de instalaciones de saneamiento, de abastecimiento de agua y de plagas). Así pues, podríamos decir que la cultura es el agente (en este caso sería los sistemas políticos y económicos de la provincia murciana), el área natural es el medio y el paisaje cultural es el resultado.

La Manga del Mar Menor (El Pais 21/10/07)

El paisaje se transforma continuamente y la identidad del paisaje no siempre permanece. Las imágenes de La Manga son el mismo lugar (su identidad esencial sería la misma) pero su percepción ha cambiado notablemente. La identidad reside en el territorio, es cambiante y no siempre es única, en ocasiones se parece a otras identidades (la identidad esencial que antes hablábamos) lo que, por otra parte, le hace ser más fácilmente reconocible o identificable. La identidad del paisaje, por su propia definición, es el conjunto de las cualidades intrínsecas del lugar, es lo que es, es el per se. Sin embargo, en muchas ocasiones, nos preguntamos si la Identidad es una cualidad del espacio o, por el contrario, es lo que el espacio genera en quien lo mira, es decir, ¿la Identidad reside en el paisaje (objeto) o en el observador (sujeto)? Sin duda la Identidad del paisaje reside en lo que es, en el objeto en sí, pero para conocerla tenemos que percibirla como sujeto por lo tanto en ocasiones la identidad está sujeta a connotaciones produciendo expresiones que tienen un significado personal e individual subjetivo.

Viajero en el metro de New York (Di Carlo)

Anonimato es el estado de algo que es anónimo, que no es reconocible o que carece de identidad. Cuando hablamos de espacios anónimos nos referimos a espacios que no tienen cualidades importantes o fuertes que les haga reconocibles. Esto puede ocurrir por ser espacios que han perdido su identidad con las distintas permutaciones y cambios que han sufrido a lo largo del tiempo o bien por ser espacios que nunca han sido claramente identificables pudiendo pasar desapercibidos (u omitidos) por la mayoría de los observadores. Más recientemente, autores como Marc Augé argumentan que los espacios del anonimato no existían en el pasado y son espacios de confluencia anónima, donde personas en tránsito deben instalarse durante algún tiempo de espera, sea a la salida del avión, del tren o del metro que ha de llegar. Apenas permiten un furtivo cruce de miradas entre personas que nunca más se encontrarán, convierten a los ciudadanos en meros elementos de conjuntos que se forman y deshacen al azar y son simbólicos de la condición humana actual y más aún del futuro. Para referirse a estos lugares de transitoriedad acuñó la expresión no-lugares por no tener, según sus estudios, suficiente importancia para ser considerados como lugares poniendo como ejemplos de un no-lugar a una autopista, una habitación de hotel, un aeropuerto o un supermercado.

El trabajo de investigación

En este trabajo se estudiaron cinco espacios intersticiales del Área Metropolitana de Madrid tanto desde un acercamiento a los datos exteriores como mediante un sistema de entrevistas para llegar a entender la percepción que de dichas áreas tienen los observadores. Los espacios estudiados fueron los siguientes: Estación de Abroñigal (entre carretera y vías ferroviarias), Venta del Batán (entre parque metropolitano y barrio), Barajas (espacio de borde entre área aeroportuaria y barrio residencial), Mesena (entre carretera y barrio) y La Peineta (espacio en construcción y aislado por vías de circulación).

Áreas de estudio
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Primero se estudiaron las cinco áreas analizando los elementos físicos, bióticos y antropógenos de cada una mediante la cartografía existente, estudios de campo, fotografías aéreas y simulaciones digitales. Luego se trató de analizar la percepción que el observador tiene de dichas áreas. Se preparó una encuesta corta con las mismas preguntas para cada área que se envió por correo electrónico a distintos colectivos. Puesto que muchas de las áreas escogidas para el estudio no eran conocidas por gran parte de los encuestados, se preparó un video corto de cada una mediante fotografías y se colgó en internet (en Youtube) para que el encuestado tras contestar a las primeras preguntas pudiera ver el video y finalizar su encuesta. Para que los resultados fueran aceptables se recogieron veinte entrevistas de cada área, es decir, un total de cien contando la totalidad de los espacios.

Imagen más valorada del área 4

Como resultado del trabajo se obtuvieron una serie de conclusiones relativas a cada una de las piezas de estudio, y otras de carácter más general comunes a todas ellas. Nos vamos a detener sólo en algunas de estas últimas ya que, de lo contrario, se alargaría demasiado la exposición del tema.

No existen espacios aislados

Los paisajes, aún siendo individuales o singulares, forman parte de una totalidad, están interrelacionados entre sí, dependen los unos de los otros y forman parte de una estructura. En las encuestas realizadas es relevante ver como los observadores para hacer una descripción del área utilizan objetos o referencias a otros lugares de la ciudad, ya sean estos espacios colindantes al área o no. En el estudio del Área 02 (espacio intersticial entre un parque de escala metropolitana y un barrio residencial), los observadores de las seis fotografías propuestas en las encuestas eligieron como la imagen más representativa del área en un 70 % en la que aparecían bloques de 10 y 12 alturas. Es decir, que para describir este espacio verde veían como más significativa o identitaria la zona residencial de alta densidad adyacente leyendo el espacio de una manera global aunque, en este ejemplo, se trate sólo de su área inmediata.

Bloques de edificios colindantes al área 2

La identidad de un espacio está condicionada a la identidad de sus espacios colindantes, los objetos que existen en el paisaje están en interrelación. Las cinco áreas estudiadas, pese a tratarse de espacios aislados, y en ocasiones totalmente diferenciadas de los espacios urbanos que los circundan -parques, bloques residenciales o grandes vías de circulación- son entendidas por los observadores como parte de un conjunto de la ciudad, son capaces de extraer estructura y significado entendiendo como posición en un sistema sujeto a desarrollo o cambio.

La necesidad de encontrar referentes

Como hemos dicho antes, la identidad reside también en la pequeña escala, sobre todo cuando el paisaje es homogéneo o no existen fuertes referentes visuales, los observadores fijan su atención en objetos pequeños para definir las áreas. En el área 02 (espacio intersticial entre parque metropolitano y barrio residencial), los observadores apuntan como elementos característicos del área los graffitis pintados en los muros de contención de tierras. Es decir, frente a nombrar objetos más identificativos del lugar como pueden ser los pinos, los bancos, la pradera o el quiosco-terraza fijan su atención en elementos puntuales, anecdóticos desde un punto de vista objetivo. Bien por el rechazo que les produce tales objetos bien por tratarse de elementos disonantes en el lugar, consideran estas pintadas como hitos o referentes dentro del área.

Pintadas como referentes

A la hora de enfrentarse a un lugar, a un paisaje, los observadores necesitan encontrar elementos de referencia, hitos que les permitan orientarse. Los dos casos anteriores son un claro ejemplo de cómo en espacios anónimos los observadores encuentran identidad en elementos que en otros espacios pasarían inadvertidos, esto es fruto, sin duda, de la necesidad del ser humano de encontrar referentes identificativos que clarifiquen su percepción del espacio.

Percepción de los espacios y singularidad del paisaje

Al observar el paisaje se procede por comparación a otros paisajes conocidos o vividos, como observadores nos resulta reconfortante encontrar rasgos o características similares en un paisaje que desconocemos a otro que conocemos bien. Sin embargo los paisajes son individuales, cuando hablamos de identidad en el sentido de identidad sustancial decimos que un objeto determinado es idéntico a otro pero ningún paisaje es igual o equivalente a otro, la percepción del espacio y el espacio en sí, es decir, su identidad esencial es singular y única y es cambiante además en cada momento, está ligada al factor temporal.

Percepción de espacios y paisaje

En el modelo de encuestas diseñado para este estudio se preguntaba a los observadores antes de que comenzara el video con las imágenes del área si con los pocos datos facilitados (una foto aérea y la descripción básica del área) sabían de qué espacio se trataba, si lo conocían y de ser así si les resultaba “parecido a otro lugar”. Los observadores procedían por comparación al enfrentarse a un lugar o espacio nuevo y desconocido encontrando elementos de asociación con áreas que sí conocían. Sin embargo, en sus respuestas posteriores una vez visualizado el vídeo del área describían ésta como un espacio con sus características y elementos singulares. Aparentemente esto que podría entenderse como una contradicción no es tal, puesto que los paisajes son únicos e individuales.

Los elementos de juicio personal en la percepción

Croce sustenta que la ciencia de la historia carece de criterios lógicos, algo parecido puede entenderse a la hora de definir la percepción de un lugar y posteriormente la idea que se forja sobre la identidad del paisaje. La percepción no es fruto de un control lógico completo y está condicionada por el criterio del observador, de cada observador. Según esto podríamos deducir que la identidad de un paisaje es radicalmente distinta para cada observador, sin embargo no es del todo cierto.

Madrid desde la Casa de Campo (Ayuntamiento de Madrid)

Aunque hemos entrevistado a personas que no conocían o no estaban vinculadas a ese lugar (incluso a gente que no había estado nunca en la ciudad) los resultados eran tremendamente semejantes. Los observadores someten el elemento personal a un control parcial, a la hora de enfrentarse a un paisaje determinado son capaces de entenderlo como un conjunto de características generales y no únicamente como una escena individual.

Las áreas más estables poseen una identidad más fuerte

Son varios los factores que determinan la identidad de un lugar, sin duda el factor temporal es esencial a la hora de aprehender un paisaje. Puesto que estamos siempre trabajando con paisajes culturales, las acciones del hombre sobre el paisaje son fundamentales para entender el devenir de la ciudad. Los paisajes cambian no sólo morfológicamente, cambia también su significado, cambia lo que representan, la identidad del paisaje es tremendamente frágil.

Estadio de La Peineta (20 minutos)

En las encuestas realizadas se aprecia como los observadores manifiestan su confusión en áreas como la Peineta donde los cambios se producen continuamente y cómo, por otra parte, se encuentran cómodos en áreas donde estos cambios, de producirse , son mucho más lentos. La identidad del lugar es más clara cuando éste ha permanecido estable a lo largo de un tiempo.

Una imagen fuerte enmascara su significado

A menudo lo urgente distrae la atención de lo importante, perdemos en ocasiones el enfoque de las cosas. Una objeción similar puede ser planteada a la hora de observar un lugar y aprehenderlo. En el estudio realizado sobre los distintos espacios intersticiales de la ciudad vemos como en espacios con sobreabundancia de elementos antitéticos los observadores fijan su atención únicamente en éstos y no en el área en sí.

Zona del aeropuerto de Barajas (Google Earth)

Un caso relevante es el área de Barajas cuyo significado es importante para los ciudadanos como puerta de entrada y salida de Madrid, sin embargo en las encuestas realizadas los observadores apenas son conscientes de tal significado y es en áreas más homogéneas donde sí lo perciben. El carácter fuerte en la imagen de un área hace en ocasiones que los observadores no recuerden el significado de ésta, la enmascara.

La identidad de los espacios del anonimato

Las áreas elegidas para el estudio podrían ser áreas residuales o sobrantes de cualquier otra ciudad, la imagen de “espacios del anonimato” es el único criterio utilizado para elegirlas, sin embargo, tras el estudio, vemos como los observadores son capaces de encontrar identidad en ellas, su percepción va mucho más allá que la mera imagen residual de partida.

Puentes grúa en la estación de Abroñigal

La identidad del paisaje se construye como la suma de tres factores determinantes: el carácter reconocible, la estabilidad en el tiempo y el significado. En las encuestas realizadas vemos como todas las áreas de estudio poseen estos factores en mayor o menor medida. Resulta muy significativo que cada área se define con indicadores distintos de los tres factores, cada área resulta, a los observadores, singular. Sería objeto de un trabajo posterior investigar los indicadores de estos factores y como éstos influyen en la formación de una identidad fuerte de lugar. A modo de ejemplo vemos como de las cinco áreas estudiadas el lugar con menor identidad es el área de La Peineta, esto es debido, sin duda, a la poca estabilidad en el tiempo que posee ese paisaje. Por tanto supone un error definir un espacio como un no-lugar o espacio sin identidad. La identidad de los espacios del anonimato es la identidad del paisaje, de cualquier paisaje cultural, y depende de los mismos factores, será más o menos frágil dependiendo de su significado.


viernes, 4 de septiembre de 2009

Cañada Real Galiana, la vergüenza de Madrid

España posee un tesoro territorial que, cada vez más, se va poniendo en valor por la necesidad ambiental de crear redes ecológicas de espacios naturales. Se trata de un extenso conjunto de vías pecuarias: cañadas, veredas y cordeles. Se denominan de una u otra forma en función de su anchura. Las veredas no superan los 20 metros, los cordeles los 37,5 metros y las cañadas los 75 metros. Su creación responde a un uso del territorio denominado trashumancia. La trashumancia es una forma de explotación extensiva del ganado que consiste en desplazarlo desde las dehesas de invierno a los pastos de verano y luego a la inversa. No se trata de un fenómeno exclusivamente de este país ya que, por ejemplo, la practicaban en América los indios diaguitas antes de la llegada de los españoles. Lo que sucede es que en España se consolidó legalmente cuando en el año 1273 el rey Alfonso X creó el Consejo de la Mesta que se iba a encargar de promover y conservar esta extensa red de caminos ganaderos.

Las Cañadas Reales, de Wikipedia

Se ha llegado a cuantificar que en el siglo XV se movían por Castilla más de cinco millones de cabras, ovejas, vacas y caballerías en recorridos de hasta seiscientos kilómetros. Estos antiguos caminos de trashumancia contaban con unos 125.000 km de longitud (actualmente se han quedado reducidos a unos 80.000 km) y unas 400.000 hectáreas de superficie (informe UPA). Cuentan con una notable peculiaridad: se trata de bienes de dominio público. Para los no juristas habría que explicar un poco su significado. En el derecho español los bienes de dominio público son aquellos que se usan para un servicio o uso público y se califican de demaniales para impedir su apropiación por los particulares. Estos bienes son inalienables (no se pueden vender), imprescriptibles (no se puede obtener su propiedad por el transcurso del tiempo, más propiamente por usucapión) e inembargables (no se pueden embargar). Estas tres notas características y fundamentales son, probablemente, lo que los reviste de una importancia que no tienen otro tipo de bienes. Dice el artículo 2 de la Ley 3/1995, de 23 de marzo de Vías Pecuarias: “Las vías pecuarias son bienes de dominio público de las Comunidades Autónomas y, en consecuencia, inalienables, imprescriptibles e inembargables”.

Cañadas Reales en la Comunidad de Madrid, de Urbanity.es

Es decir, que se trata de bienes de todos nosotros sustraídos al tráfico de compra y venta. Además su uso viene determinado en la propia Ley en su artículo 1 apartados 2 y 3: “Se entiende por vías pecuarias las rutas o itinerarios por donde discurre o ha venido discurriendo tradicionalmente el tránsito ganadero. Asimismo, las vías pecuarias podrán ser destinadas a otros usos compatibles y complementarios en términos acordes con su naturaleza y sus fines, dando prioridad al tránsito ganadero y otros usos rurales, e inspirándose en el desarrollo sostenible y el respeto al medio ambiente, al paisaje y al patrimonio natural y cultural”. Las competencias sobre su mantenimiento corresponden a la Comunidad de que se trate. En el caso que hoy estoy exponiendo correspondería a la Comunidad de Madrid como reconoce la propia Ley 8/1998, de 15 de junio de Vías Pecuarias de esta Comunidad. En concreto en su articulo 4 pueden leerse estos divertidos párrafos:

Cañada Real Galiana, vista aérea, de Google Earth
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“La actuación de la Comunidad de Madrid sobre las vías pecuarias que transcurran por su territorio perseguirá los fines previstos en el artículo 3 de la Ley 3/1995, de 23 de marzo, de Vías Pecuarias, y en especial: 1. Asegurar la adecuada conservación de las vías pecuarias de la Comunidad de Madrid y adoptar cuantas medidas para su restauración y protección adecuada sean necesarias. 2. Asegurar a través de las vías pecuarias la biodiversidad y el intercambio genético de la flora y fauna de la Comunidad, contribuir a la preservación de razas autóctonas y al aprovechamiento de los recursos pastables. 3. Promover y fomentar el contacto entre los ámbitos urbano y rural favoreciendo las actividades medioambientales, sociales y culturales compatibles en torno a las vías pecuarias, de manera que suponga la creación y mantenimiento de una conciencia social conservacionista y sirva de satisfacción a la demanda de esparcimiento y recreo al aire libre”.

No todo son chabolas, de José Hinojosa en Burbuja

Independientemente de las alusiones a la biodiversidad, el intercambio genético o el favorecer las actividades medioambientales, la remisión que hace al artículo 3 de la Ley Estatal (Ley 3/1995, de 23 de marzo) implica que la Comunidad es la responsable de lo que suceda con las citadas vías ya que según dicho articulo: “La actuación de las Comunidades Autónomas sobre las vías pecuarias perseguirá los siguientes fines: 1. Regular el uso de las vías pecuarias de acuerdo con la normativa básica estatal. 2. Ejercer las potestades administrativas en defensa de la integridad de las vías pecuarias. 3. Garantizar el uso público de las mismas tanto cuando sirvan para facilitar el tránsito ganadero como cuando se adscriban a otros usos compatibles o complementarios. 4. Asegurar la adecuada conservación de las vías pecuarias, así como de otros elementos ambientales o culturalmente valiosos, directamente vinculados a ellas, mediante la adopción de las medidas de protección y restauración necesarias”.

Cañada Real Galiana, vista aérea, de Google Earth
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Lamento haberme extendido probablemente demasiado en el planteamiento del tema pero este blog tiene bastantes lectores que no son españoles y era necesario. Además se trata de una situación peculiar como reconoce la propia Ley de Vías Pecuarias de la Comunidad de Madrid en cuyo preámbulo puede leerse: “El conjunto formado por las cañadas reales y demás vías pecuarias españolas constituyen un patrimonio histórico único en Europa y en el mundo. Dentro de ese conjunto, Madrid, centro geográfico peninsular que participa de lo serrano y de lo manchego, es también encrucijada de grandes vías trashumantes y cuatro de aquellas cañadas reales intercomunitarias atraviesan su territorio; hasta tal punto las cañadas reales y vías pecuarias han desempeñado y siguen desempeñando un papel de singular relieve, que desde la Baja Edad Media, constituyen un referente inequívoco para la historia de Castilla y de nuestra Comunidad como lugar de encuentro de ambas Castillas. La Comunidad de Madrid es recorrida además por gran número de otras vías pecuarias que sumadas a las primeras totalizan 4.000 kilómetros de longitud y más de 13.000 hectáreas de superficie”. Como veremos más adelante este patrimonio “único en el mundo” en parte está en trance de desaparecer.

Cañada Real Galiana, vista aérea, de Google Earth
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Pues bien, como denuncia Ecologistas en Acción, parte de la Cañada Real Galiana a su paso por la Comunidad de Madrid ha sido apropiada, día a día, mes a mes, año tras año (desde hace unos 25 de forma más intensiva pero que ya tiene una historia que arranca de finales de los años sesenta del pasado siglo XX), para la construcción ilegal de viviendas ante la pasividad de los órganos responsables que, de forma sistemática, han desviado la mirada hacia otros temas “más agradecidos”. El resultado ha sido que el tramo de 14,2 kilómetros desde San Fernando de Henares hasta llegar al municipio de Getafe se ha convertido en una auténtica Ciudad Lineal con cerca de 40.000 habitantes (se supone, porque todavía no existe un censo), foco de marginalidad, delincuencia, tráfico de droga y refugio de los que nada tienen. Para aquellos que todavía no lo hayan hecho les recomiendo la experiencia de realizar un “viaje aéreo virtual” en Google Earth por este tramo de Cañada Real. Para mí, este “viaje aéreo virtual” ha sido una de las experiencias más impactantes que he tenido con el Google Earth. Casas más o menos “señoriales” con piscina y jardines se mezclan con chabolas, barracones, naves ¡de fábricas!, almacenes de chatarra, parcelas cercadas, sin cercar… Todo ello a lo largo de 14,2 kilómetros de Ciudad Lineal improvisada. Si el propio Arturo Soria pudiera verla seguro que se habría quedado asombrado.

Y, por supuesto, la miseria, de Vivienda.RTV.es

Estamos ante un problema social muy serio que nunca se debería haber producido. Es la primera vergüenza de una sociedad, la madrileña, que no ha sido capaz de presionar a sus políticos para que solucionaran el problema. Y es que 40.000 habitantes son muchos habitantes para poder decir que ha sido “un despiste”. Pero es también la vergüenza de nuestros políticos a los que, seguramente, sus técnicos tenían que estar informando de lo que pasaba. De forma que el problema fue creciendo y creciendo ante la indiferencia de unos y otros, pasivos ante el robo que se estaba produciendo por parte de unos particulares de un bien que era de todos. En muchos casos, la necesidad fue la que empujó a miles de personas sin techo a buscarse la vida construyendo sus precarias viviendas en un suelo que sabían que ningún particular reclamaría. Pero hubo individuos sin escrúpulos que parcelaron y vendieron las supuestas propiedades a incautos o a miserables que no tenían porque saber que aquella venta era ilegal y que ahora exhiben sus títulos privados de compraventa en un intento de legalizar lo ilegalizable. Por supuesto que ha habido algunos derribos, sobre todo por parte del Ayuntamiento de Madrid pero que son como una gota de agua en un vaso lleno.

Los derribos siempre de los que menos tienen, de ADN

Pronto los vendedores de droga se dieron cuenta de que aquello era un territorio sin ley en el que podían realizar sus transaciones impunemente y han llegado a dominar de tal forma esa estrecha faja de territorio que hasta la policía tiene problemas para acceder a determinadas zonas. Así que, conforme se iban desmantelando otros poblados chabolistas de menor entidad, los traficantes buscaban refugio en la Cañada Real Galiana que pasó a covertirse en el “supermercado de la droga” de referencia y centro de la delincuencia.

Cañada Real Galiana, vista aérea, de Google Earth
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Sin embargo existe un procedimiento jurídico en la legislación española que permite convertir los bienes de dominio público en bienes de particulares de forma que pueden acabar siendo propiedad de personas físicas, jurídicas o entidades públicas como Ayuntamientos o Comunidades Autónomas. El primer paso para convertirlos en bienes patrimoniales se llama desafectación. Dice el articulo 20.1 de la Ley de Vías Pecuarias de la Comunidad de Madrid, reproduciendo casi íntegramente la Ley Estatal: “Los terrenos de vías pecuarias que no resulten adecuados para el tránsito ganadero y sobre los cuales no puedan desarrollarse tampoco los usos compatibles y complementarios previstos en esta Ley, podrán desafectarse y, en consecuencia, perderán su condición de bienes demaniales de la Comunidad, mediante el oportuno expediente que resolverá el Consejo de Gobierno, a propuesta de la Consejería competente en materia de vías pecuarias, siguiendo el procedimiento que reglamentariamente se establezca, que en todo caso, habrá de incluir la consulta previa a los organismos que se especifican en el artículo 13.2 de la presente Ley y un período de información pública de un mes de duración”.

Las nuevas viviendas han alcanzado la Cañada, de El País

Luego, en el articulo 21 de la Ley de la Comunidad de Madrid se habla del destino de los terrenos desafectados: “1. Los terrenos desafectados, o que en lo sucesivo puedan desafectarse, tendrán la condición de bienes patrimoniales de la Comunidad de Madrid. 2. La Comunidad habrá de destinar los terrenos desafectados de modo que sobre los mismos sólo puedan realizarse actividades de interés público o social. Se considerarán de interés público o social las actividades que redunden en beneficio del medio rural, las relacionadas con la conservación de la naturaleza y las de educación medioambiental”. Perece que esto nos da una cierta seguridad de que, a pesar de todo, aunque estas vías se conviertan en bienes patrimoniales, podrán conservar una de sus funciones básicas por la que, modernamente, se reconoce su importancia: el servir de elementos de conexión entre espacios naturales que en toda Europa se están convirtiendo en áreas relictuales aisladas e independientes unas de otras. Estos conectores (que posibilitarían el lograr auténticas redes ecológicas), y que tan complicados son de conseguir en todo el territorio europeo, en España ya contamos con ellos porque las vías pecuarias podrían ejercer esta función. A menos, claro está, que poco a poco tiendan a desaparecer por las presiones de la urbanización.

Ecologistas en Acción en defensa de la Cañada, de Ecologistas

Sin embargo el articulo 22 de la Ley de la Comunidad de Madrid se encarga de rebajar estas expectativas. Dice el apartado 1: “La Consejería competente en materia de vías pecuarias podrá enajenar, permutar o ceder gratuitamente los terrenos desafectados de las mismas, de acuerdo con lo previsto en la Ley del Patrimonio de la Comunidad”. Y en el apartado 2: “Las cesiones habrán de realizarse para fines de utilidad pública o interés social, entre los cuales tendrán prioridad los que puedan incidir positivamente en la mejora de la calidad de vida, de las condiciones laborales y del desarrollo económico o cultural de las comarcas y comunidades rurales”. Se terminó el tema de la conservación de la naturaleza que aparecía en el articulo anterior. Es decir, que mediante la desafectación de esta parte de la Cañada Real Galiana, un bien de todos pasaría a ser un bien patrimonial de la Comunidad de Madrid que, en consecuencia podría venderla, permutarla o cederla. En caso de la cesión a los municipios por los que transcurren estos 14,2 kms la única condición sería que se dedicaran a fines de utilidad pública o interés social con prioridades tan vagas como mejorar la calidad de vida, las condiciones laborales y el desarrollo rural (¡!).

Los vecinos con la Presidenta de la Comunidad, de Noticias.Riv

Pues bien, en el momento actual ya existe un acuerdo entre las tres administraciones: el Gobierno Central (aunque sus competencias se reduzcan a cuestiones de seguridad y orden público), el Ejecutivo regional y los ayuntamientos implicados: Rivas, Coslada y Madrid. Según palabras de los responsables de la Comunidad “el acuerdo alcanzado consiste en desafectar íntegramente la Cañada Real Galiana a su paso por Rivas, Coslada y Madrid por no ser adecuada al tránsito ganadero. Claro que en estas palabras no se alude para nada a la segunda parte del párrafo de la Ley “y sobre los cuales no puedan desarrollarse tampoco los usos compatibles y complementarios previstos en esta Ley” porque, por supuesto que pueden desarrollarse los citados usos (ver el art. 31 de la Ley de Vías Pecuarias de la Comunidad de Madrid).

La Cañada se moviliza, de Kaosenlared.net

Parece ser que ya está preparado un anteproyecto de ley que consta de cinco artículos, tres disposiciones adicionales y tres transitorias. La Comunidad se compromete a realojar a los afectados y a cambio los Ayuntamientos se obligarán a realizar un censo y a “ordenar urbanísticamente la zona”. Por fin hemos llegado al núcleo del problema. La pregunta sería ¿para que desafectar? ¿no sería suficiente con los realojos y el desmantelamiento de las viviendas, naves, etc.? En cualquier caso, de una u otra forma, lo hay que hacer. A menos… que lo pretendido sea otra cosa. Lo de la ordenación urbanística de la zona la verdad es que no suena demasiado bien. Los afectados más pudientes esperan quedarse “por la cara” con el terreno que antes era de todos y ahora pretenden que sea suyo. Los Ayuntamientos probablemente estén esperando que parte de ese suelo les sea cedido por la Comunidad, luego recalificarlo y, por fin, venderlo a particulares para obtener unos beneficios extras. Y la Comunidad se habrá quitado un problema de encima. Es la vergüenza sobre la vergüenza. Los que perdemos somos todos. Al final, como en toda operación especulativa (no digo que esta lo sea, sencillamente que tiene todas las papeletas para serlo) unos pocos esperan lucrarse a costa de muchos. En este caso de todos.

Combo de sambas en la Cañada, de Kontrabloko

Ojalá me equivoque, y al final, la operación urbanística consista en mantener íntegramente sin edificar todo el ancho de la Cañada colaborando “positivamente en la mejora de la calidad de vida, de las condiciones laborales y del desarrollo económico o cultural de las comarcas y comunidades rurales” como dice la ley y sobre la que se desarrollen “actividades que redunden en beneficio del medio rural, las relacionadas con la conservación de la naturaleza y las de educación medioambiental”. Me temo que no (seguramente apareceran viviendas de una u otra manera y calles con tráfico de vehículos), pero soy de natural optimista y espero que el milagro llegue a producirse. Y los que, de forma fraudulenta, se han apoderado de un bien de todos no solamente deberían de ser desalojados, sino multados. Por supuesto que esta frase no sería de aplicación para aquellos que lo han hecho por necesidad extrema pero sí para los que han construido viviendas casi de lujo en un lugar de accesibilidad privilegiada y a coste cero del terreno, mientras muchos otros madrileños se han tenido que ir a vivir a municipios muy alejados del centro, en viviendas mínimas con las que se han hipotecado de por vida.

Estilo Hollywood, proyecto “Sin Estado”, de Contraindicaciones

Las preguntas son muchas ¿por qué se ha llegado a esta situación? ¿por qué los sucesivos gobiernos de derechas, de izquierdas e incluso pre-constitucionales han cerrado los ojos para no ver lo que estaba pasando? ¿por qué desafectar ahora cuando sería suficiente con realojar a quien lo necesite y derribar? ¿no se va a tener que hacer de cualquier forma? ¿por qué todavía no hemos conseguido solucionar el problema de la vivienda de los más necesitados? ¿por qué por la fuerza de los hechos determinados madrileños van a conseguir mediante ocupaciones ilegales que todos les paguemos por haber hecho algo que está mal en lugar del multarles? ¿por qué hoy me siento avergonzado de vivir en esta Comunidad? Bueno, hoy, y por estas cosas, porque Madrid tiene otras muchas buenas (si no fuera así ya me habría ido). Incluso se están haciendo algunas bastantes interesantes de las que nunca escribo porque las urgencias siempre se ponen por delante. Pero prometo que en un próximo articulo no seré tan negativo.