domingo, 11 de diciembre de 2011

Del CONAMA local a Durban global

En el año 1992 se celebró por primera vez el Congreso Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) . Desde entonces, más o menos cada dos años, se ha ido reuniendo esta asamblea española que ya va por su décima edición. A partir del año 2008 se decidió hacer una convocatoria anual de una sección llamada “Encuentro Local” coincidente con el CONAMA en los años pares, y a celebrar en otra ciudad fuera de Madrid en los impares. Surge así el llamado CONAMA local. En el 2009 se reunió en Sevilla, y en esta edición de 2011 en Vitoria-Gasteiz a lo largo de la última semana del pasado mes de noviembre. Bajo el lema Reformulando juntos las ciudades se organizaron una multitud de actividades: desde sesiones plenarias hasta mesas técnicas pasando por reuniones específicas o actividades en las calles. Como parte del Comité Científico me correspondió ayudar en los diálogos (otra vez con mi buen amigo Antonio Serrano) y en las mesas.

Cartel anunciando el 5º CONAMA local

Dada mi implicación no voy a escribir sobre lo sucedido. Pero sí acerca de una de las actividades que tuvo lugar en el marco de su celebración. El primer día, después de la inauguración, se entregaron los premios CONAMA a la sostenibilidad de pequeños y medianos municipios y, por la tarde, se presentaron. De la multitud de actos y actividades que se celebraban a esa misma hora decidí asistir a este acto. Sobre todo porque los que siguen el blog ya saben mi querencia por los temas rurales y la necesidad de soluciones diversas al problema de los asentamientos humanos. Soluciones que pasan por la necesaria diversidad en la forma de establecer la relación entre los grupos humanos y el territorio que ocupan: desde las grandes ciudades al caserío aislado. No me arrepentí. Mientras en otras salas se discutían temas aparentemente importantes, pero que constituyen mi quehacer casi diario, tales como la energía, la movilidad o la introducción del verde en las ciudades, en una pequeña sala los premiados explicaban porque los habían premiado. Éramos pocos, casi sólo los premiados y algún ente anómalo más (como yo), pero fue uno de los actos más emocionantes a los que he asistido en este frenético noviembre en el que he estado en tantos sitios y en tantas ciudades.

El pueblo de Piñel de Abajo imagen rmelgar

De todas las experiencias presentadas sólo voy a contar dos. No porque el resto no fueran de interés o me emocionaran menos, sino porque eran las de los municipios más pequeños y porque me van a permitir reflexionar sobre la identidad y el lugar, que es uno de los temas que más me ocupan en el momento actual. Piñel de Abajo es un pueblecito de la provincia de Valladolid (Comunidad Autónoma de Castilla y León, España) cuya población ronda los 200 habitantes. Según Eduardo Perote, que explicaba la iniciativa, “cabemos todos en una caja de cerillas”. Pues bien, en julio de 2005 empezaron a trabajar. La asociación local Prao de Luyas, constituida por doce miembros entre los que se encuentra Eduardo (el ponente) que es técnico forestal y agente medioambiental de la Junta de Castilla y León, decide que hay que hacer algo para fijar la población en el pueblo creando trabajo mediante la puesta en marcha de pequeñas empresas agrícolas.

Coordinadora de abejas, apicultura extensiva imagen memoria Piñel

Comienza así el proyecto Alimentando pueblos. Jornadas Pueblo de Piñel de Abajo. Con un presupuesto total de 7.000 €, no se sabe cómo consiguieron subvenciones de Proder Duero Esgueva, Caja España, La Caixa y Caja Duero (aunque no creo que las citadas entidades se arruinaran por tamaño dispendio). Así empieza la memoria que presentaron al premio: “El proyecto ‘Alimentando Pueblos. Jornadas Pueblo de Piñel de Abajo’ es una serie de actividades formativas, educativas, culturales, económicas y sociales, creadas desde distintas partes del municipio de Piñel de Abajo; el Ayuntamiento, la Asociaciones, los distintos comercios y gente particular del Pueblo; donde a través de charlas, talleres y experiencias se tratan de abordar los problemas y desafíos en que se encuentran hoy los pueblos. Como de por si el encuentro es excusa, se hace fiesta y se celebra. Cerrada la escuela hace veinte años, esta es la nueva, la de todos y todas edades, la de los oficios, el ruido de herramientas, la fábrica de manos y preguntas abiertas”.

Se aprende en la calle: elaborando cremas medicinales imagen memoria Piñel

La primera decisión fue cambiar la agricultura convencional por agricultura ecológica. No por razones finalistas de “cuidemos la Tierra” (que, probablemente, también) sino por el hecho práctico de que, por cada puesto de trabajo en la agricultura química se necesitan tres en la ecológica. Y, porque además desde el punto de vista de “lo pequeño” sólo con productos diferenciados se puede competir en un espacio económico tan complejo con es el agrícola. Todo empezó con unas Jornadas Agroforestales en el mes de julio de 2005. Luego se “institucionalizaron” cuatro jornadas formativas correspondientes a cuatro períodos anuales: de Fruticultura Local en febrero-marzo (época de injerto y poda), de la Biodiversidad en mayo (época de plantar), Pueblo en verano (época de recolección, cosecha y fiesta) y las de Invierno. Es tan absolutamente increíble lo que se ha hecho con el presupuesto de 7.000 € que invito a todos a que leáis la memoria presentada al premio del CONAMA en la dirección que figura al final del artículo. 

Garbanzos sembrados con sembradora de remolacha imagen memoria Piñel

Pero no sólo esto. Reproduzco parte de la memoria: “Si nuestras paredes caen en ruina reparémoslas y pintémoslas para darlas valor. Si la vivienda es prácticamente inasequible por su precio hagámoslas de paja (más económicas) Si desparecen nuestros frutales y nuestras semillas, recuperémoslas, y hagamos una red de semillas para multiplicarlos y un vivero. Si igual nos pasa con las gallinas pues gallineros en los solares y a mantener nuestras razas. Si queremos dar valor añadido a nuestros productos pues los transformamos y buscamos mercados. Si queremos comer productos sanos y locales pues creamos cooperativas de consumo. Nuestros eriales son menos perdidos si ponemos colmenas o si identificamos las plantas silvestres comestibles y medicinales. Si se pierden oficios, costumbres y nuestros cantos, pronto a rescatarlos. Si no hay dinero para teatro pues se hace una Agrupación de teatro y encima joven. Si Internet es una herramienta de comunicación y cercanía muy necesaria pongamos gratuitamente Internet para todo el municipio con el dinero que ahorramos con las bombillas de bajo consumo”.

Sistema agroforestal de trufa y calabaza imagen memoria Piñel

La exposición que hace Eduardo del proyecto, casi sin palabras, pasando imagen tras imagen con pequeños comentarios, nos pone a todos un nudo en la garganta. Después de oír hablar de periferias fragmentadas, de “smart cities”, de cambio climático, del “peak oil”, de la inseguridad ciudadana, de resiliencia, de la crisis financiera o de la contaminación por ozono, parece como si nos reencontráramos con la realidad de las cosas. Es conveniente que, de vez en cuando, alguien nos diga que el suelo es de verdad. Es decir, que es tierra, la tierra de toda la vida, no un producto inmobiliario. Que esa tierra es la que, en el fondo, nos da de comer, no la deuda soberana. A veces perdemos esto de vista. Cuando alguien que está convencido de esto y además lo vive, te lo cuenta sin ningún tipo de disimulos con toda la sencillez de lo auténtico, se entiende perfectamente. Lamento que no hayáis estado allí cuando lo explicaba. Si este año puedo lo traeré a mis clases de paisaje en Arquitectura para que mis alumnos sean conscientes del significado verdadero de lo que algunos llaman por ahí “paisajes culturales”.

Taller de mermeladas (saúco) imagen memoria Piñel

Para terminar con esta parte voy a reproducir la cita con la que Eduardo comenzó (o terminó, ahora no estoy seguro) su ponencia: “Nació y arraigó ya la opinión generalizada de que la agricultura es una ocupación denigrante y un oficio que no necesita magisterio o de los preceptos de nadie. Muy contraria es mi opinión, pues cuando yo observo en su conjunto la magnitud de la agricultura, a la que comparo a un gigantesco organismo, o la complejidad de sus partes, como si fueran los diversos miembros de aquél, temo que llegue mi última hora antes de poder conocerla en su totalidad. Pues quien pretenda considerarse un experto en esta ciencia necesita ser un gran conocedor de la Naturaleza, no ignorar los cambios de clima, y tener experimentado qué cultivos convienen a cada región y cuáles son incompatibles (…). Siempre he creído que no puede prever todo esto una persona que no tenga una mente despierta y una esmerada instrucción. De los trabajos del campo, Lucio Junio Moderato Columela, agrónomo romano, siglo IV a. de C.)

Finca de recuperación de variedades locales imagen memoria Piñel

El otro premio sobre el que también me gustaría decir algo es sobre el proyecto del ayuntamiento de Arnedillo denominado El mirador del buitre. Arnedillo está situado en el Alto Valle del río Cidacos, en La Rioja (España). Cuenta con unos 500 habitantes, es decir que caben en “dos o tres cajas de cerillas”. Por cierto, a los urbanitas de la Web les pregunto: ¿cuándo ha sido la última vez que habéis encendido una cerilla? ¿tenéis una caja de cerillas por ahí? ¿y sabéis dónde está? ¿cómo se enciende una cerilla? (hay que sacar la cerilla de la caja, volverla a cerrar no sea que haya un incendio, rascar la parte de la cerilla más abultada en el lateral rasposo que viene en la caja y apartar rápidamente el dedo con el que se ha hecho presión no sea que os queméis). Toda la zona del Alto Cidacos, poblaciones de Arnedillo, Enciso, Munilla y Zarzosa, ha sido declarada Reserva de la Biosfera en el 2003 como una de las mejores zonas buitreras de Europa y una de las más adecuadas para su observación y conservación.

El pueblo de Arnedillo imagen josetxu.com

El proyecto pretende un aprovechamiento racional y sostenible de los recursos turísticos de la zona. Los que leáis el blog de vez en cuando estaréis al tanto de algunas cuestiones fundamentales que se refieren al turismo de la naturaleza y las dificultades de hacerlo bien. Básicamente, que no se puede sobrepasar la capacidad de carga ambiental (de lo contrario se destruye el recurso), pero tampoco se puede sobrepasar la capacidad de carga turística que es bastante baja, lo que impide que este tipo de turismo se convierta en una industria para quedarse en renta complementaria de otras como pueden ser la agrícola, ganadera o forestal. Entiendo y presupongo que el proyecto cumple estas condiciones entre otras cosas porque la base tradicional turística de este pueblo era el termalismo lo que implica una cierta diversificación, por lo menos desde el punto de vista turístico. Pero no me ha llamado la atención el hecho de que se pretenda explotar la existencia de buitres leonados. Un mirador para ver buitres no parece que tenga nada de especial. Lo especial aparece cuando sabemos cómo se ha llevado a la práctica.

Pozas termales en Arnedillo imagen riojafoto

En el año 2002 empiezan las actuaciones adaptando como mirador la antigua caseta de una cantera abandonada. La cantera está a menos de un kilómetro del pueblo, en la garganta del valle Cidacos, y se ha ido restaurando poco a poco para integrarla en el paisaje. Caseta y mirador constituyen un observatorio de buitres bastante peculiar. Veamos: “En el observatorio se distinguen dos zonas: En el exterior, un mirador al aire libre permite contemplar el vuelo de las aves con catalejos y telescopios. Y en su interior, el centro acoge una completa exposición sobre la biología de la fauna silvestre, con especial atención al buitre leonado. Lo más espectacular es la posibilidad de observar quince nidos con gran precisión a través de un circuito cerrado de televisión. Una videocámara telecomandada, con capacidad de giro de 360º, está camuflada entre los riscos donde anida la colonia y permite una visión completa de las zonas donde están los nidos. Su presencia, a 25 metros del nido, es prácticamente imperceptible por los buitres. Las imágenes que capta son recibidas de forma simultánea en el interior, donde los visitantes pueden visionarlas en una gran pantalla”.

Panorama desde el Mirador del Buitre imagen web Arnedillo

La pregunta es la siguiente: ¿cuál es el diferencial de interés para un turista que ve los nidos de buitres en una pantalla de una caseta restaurada respecto a ver esas mismas imágenes en su televisión o monitor del ordenador sentado en su casa? Desde que he vuelvo del CONAMA he estado dándole vueltas al tema que tiene bastante más interés del que aparenta. Y es que detrás de la pregunta está la cuestión sobre la que vengo trabajando desde hace más de un año: lugar e identidad. Aunque a alguien le pueda parecer raro o estrambótico la pregunta es la misma que la siguiente: ¿Qué diferencia a la Web considerada como espacio público del espacio público real constituido por calles, plazas y parques? O lo que es lo mismo ¿qué funciones del espacio público tradicional pueden desaparecer del mismo para recluirse en Internet sin perder su funcionalidad? He hecho una pequeña encuesta con los amigos preguntándoles si irían a Arnedillo a ver en una pantalla nidos de buitres y si no sería igual que verlos en su casa. Sobre si irían hubo diferentes respuestas (unos sí y otros no) pero todos sin excepción contestaron que no era lo mismo verlos en una pantalla en la caseta de la cantera del valle de Cidacos que en el ordenador de casa.

Interior de la caseta rehabilitada imagen web Arnedillo

Sigo trabajando en ello, os mantendré informados. De momento no estoy en condiciones de dar una respuesta. Pero ahora tengo que descender de mi galaxia de intereses y seguir contando una experiencia que sirve para muchas cosas, pero sobre todo para experimentar con formas distintas de acercarse a la relación entre lugar e identidad. Si en el caso de Piñel de Abajo las relaciones de identidad son muy puras y se circunscriben al lugar (aunque ahora con tanto premio esto probablemente ya no sea tan válido), en el caso de Arnedillo se les superpone la imagen que del mismo se crea al funcionar como recurso turístico. Es decir, que para un habitante de Arnedillo su identidad no se basa sólo en las relaciones que se crean con sus vecinos y con el territorio, sino también en la imagen que de Arnedillo tiene el foráneo, y que se refleja como en un espejo deformando la original. Casi veinte mil visitas en un año (lo veremos luego) deforman la imagen que de sí mismo tiene cualquier pueblo de 500 habitantes. Se trata de dos ejemplos fantásticos para entender algunas cosas, ya que en las grandes ciudades es muy complicado detectar (y sobre todo explicar) estos procesos que, cada vez más, me voy dando cuenta que son básicos para construir los nuevos asentamientos del siglo XXI.

Aprendiendo sobre el buitre leonado imagen web Arnedillo

Aunque lo he intentado, no he sido capaz de “descender de mi galaxia de intereses”. Es más, se me ha ocurrido una maldad que voy a contaros. Arnedillo podría dar otro paso como ya se ha hecho en varios lugares turísticos: dejar el disfrute del lugar sólo al alcance de los ricos. Por ejemplo, cerrar el acceso a la cantera abandonada excepto para aquellos que estén dispuestos a pagar un alto peaje por hacerlo. Con esto reducimos la carga turística, la carga ambiental, disminuimos la huella ecológica al reducir los viajes a Arnedillo e, incluso, al hacerlo exclusivo, podemos ganar más. Esto ya se ha pensado para las pozas termales por lo que no parece una locura (ver el enlace al final del artículo). Las implicaciones éticas y morales que presenta este planteamiento son demasiado para un artículo como este, pero voy a ir más lejos. Cabe la posibilidad de que el turista “voyeur” de pollos de buitre ni siquiera se tenga que desplazar a Arnedillo con el consiguiente ahorro de planeta que se consigue. Cobremos a los que miren en Internet los nidos de los buitres o pongamos publicidad en la web. Esta alternativa pueden verse, por ejemplo en la asociación “WebCam unidos por los buitres leonados” (Vultures connecting people, BVCF) donde, por ejemplo, para seguir el crecimiento en directo de un pollo en el ordenador que queramos se puede hacer pagando bien como socio plenario o como sponsor. Así sucede en el enlace que se incluye al final del artículo. Aunque lo recaudado se destine al desarrollo de acciones de conservación no se evitan unas cuantas contradicciones éticas.

Buitre leonado imagen imagen fotolibre.net

Volvamos al proyecto. ¿Qué pasó con el mirador del buitre? Según la memoria, aspectos positivos: “En cuanto al incentivo turístico que ha supuesto para la localidad, y a la apuesta que se hizo por un aprovechamiento sostenible de los recursos naturales compatible con el desarrollo de empresas y negocios; los resultados han sido espectaculares. El número de visitas a Arnedillo, según las estadísticas recogidas por la Oficina de Turismo, se ha incrementado constantemente, pasando de 8.285 visitas en al año 2003 a 18.190 visitas en el 2010. Respecto a la sensibilización social y al programa educativo de escolares, los resultados han sido plenamente satisfactorios. Las visitas al Mirador del Buitre y a su centro han ido aumentado de manera progresiva en el tiempo”. Pero: “La cuestión más delicada y dónde los resultados no son tan positivos, es en la conservación y cuidado de los buitres. El centro ha observado un gran descenso en la colonia; en el año 2003 se observaron unas 300 parejas y en la actualidad no constan más de 60. En cuanto a su reproducción, se llegaron a contar unos 45 pollos en las primeras temporadas; en el año 2010 tan solo 2, y en el 2011 no se ha visto ninguno”. Parece que el problema no es culpa del mirador sino a la falta de comida de los buitres debido a que la normativa europea obliga a recoger los animales muertos después del problema que hubo con las vacas locas.

Buitre leonado imagen calamones

Se otorgaron otros dos premios a la sostenibilidad de municipios de menos de 5.000 habitantes. El primero fue para el Ayuntamiento de Genovés por su agenda 21, y el otro accésit (por ser la actuación más votada en Internet) fue para Carcaboso por el Centro Agroecológico Demostrativo. Sólo los he mencionado sin decir nada de ellos porque los ya comentados ejemplifican mejor la idea que quería transmitir con el artículo de hoy. En cualquier caso en la página de los premios del CONAMA local cuyo enlace se incluye al final puede leerse la memoria que presentaron. Estamos en el ámbito local. Tan local, tan local, que el alcalde de Carcaboso, Alberto Cañedo cuando explicó el Centro Agroecológico llegó a decir que reivindicaba ser “de pueblo”, que no se consideraba de ciudad y que tenía muy claro cuales eran sus problemas y prioridades que no eran precisamente los problemas y las prioridades de los habitantes de las ciudades. Eso es verdad. Y por todas estas cosas salí con esperanza y casi emocionado de las exposiciones de los proyectos de los pequeños municipios. Me devolvieron al contacto con la tierra y la naturaleza. Así, sin mayúscula. Y con la dureza de ambas. De vez en cuando es bueno volver a los orígenes. Pero claro, bajar el consumo un 50% en Piñel de Abajo representa lo que representa, una pizca imperceptible en el consumo mundial. Bajar un 0,05% el consumo en Madrid no es que sea mucho pero es otro orden de magnitud. De ahí la importancia que tiene cambiar de escala.

Durban, descansando antes de la prórroga del partido imagen El Mundo

Y este cambio de escala es el que hace que un artículo que iba a titular Hay esperanza finalice de forma agridulce y le tenga que cambiar el titulo. Hoy mismo terminó la cumbre del clima de Durban con un notorio fracaso. Eduardo en Piñel de Abajo, o Charo en Arnedillo, con un gran esfuerzo por su parte intentan hacer las cosas bien. Trabajan duro para que ellos y sus vecinos vivan lo más dignamente que puedan y sean felices. Y que, además, sus hijos y sus nietos puedan seguir gozando de un planeta maravilloso. Mientras, en una lejana ciudad de tres millones y medio de habitantes situada en Sudáfrica y orillas del Océano Índico con el nombre de Durban (no sé si se entiende la ironía, D-urban) delegaciones de cerca de 200 países han ido literalmente a hacer turismo. Pobrecitos, los “distinguidos delegados” en mangas de camisa, con las caras cansadas, demudado el rostro o durmiendo encima de las mesas, han decidido que lo mejor que se puede hacer es no hacer nada. Ante las preguntas de un ecologista irredento de por qué determinada delegación se marchaba sin haber terminado las negociaciones la respuesta fue que “las cosas verdaderamente importantes se decidían en otros sitios”. ¿Qué son “las cosas verdaderamente importantes”? Supongo que Cameron defendiendo a los “tiburones de La City”, Obama a los “depredadores de Wall Street”, Merkel a sus bancos, Van Rompuy no sabe no contesta, qué decir del dúo Rajoy-Zapatero hermanados en la nada. En España probablemente lo importante era “el duelo del siglo” (me refiero al partido Madrid-Barcelona que se jugó ayer, por cierto con el resultado de 1-3, ya me he enterado). Prefiero cortar el párrafo porque iba a decir barbaridades de algunos políticos, de la política y de la sociedad en general de las que luego, probablemente, me iba a arrepentir.

Pintando murales hacemos nuestra historia imagen memoria Piñel

La secretaria de la ONU para el cambio climático la costarricense Christiana Figueres calificó el pacto de extraordinario (en palabras del enviado especial de El País) y dijo que “se abría una nueva fase en el régimen climático”. Por lo menos su antecesor en el cargo el holandés Yvo de Boer tuvo la decencia de dimitir después del fracaso de la cumbre del Clima de Copenhague. Calificar de extraordinario un pacto que prorroga unos años un protocolo de Kioto que estaba ya muerto es un sarcasmo. A las críticas de Venezuela, Colombia, Bolivia o Egipto se une la negativa India. Además se descuelgan Canadá, Japón, Rusia, EEUU y China que, directamente, se han borrado. En resumen, Kioto sólo controlará el 15% de las emisiones. La otra parte del acuerdo, empezar a negociar el próximo año “algo” para concluirlo en el 2015 y ponerlo en funcionamiento el 2020 la firman todos. La firman porque tanto EEUU como India (responsables conjuntamente de la emisión de la mitad del CO2 producido por la humanidad) han conseguido incluir una cláusula de salvaguardia. Lo único medianamente interesante ha sido la decisión de que el Fondo Verde Climático alcance en el 2020 un trasvase de 100.000 millones de dólares de los países ricos a los pobres. Claro que el 2020 queda muy lejos y antes, probablemente, otra crisis financiera vuelva a poner las prioridades donde deben de estar. Es decir, en Wall Street, en la City londinense y en los bancos alemanes. Menos mal que todavía en pueblos como Piñel de Abajo quedan asociaciones locales como la de Prao de Luyas, y personas como Eduardo, que nos dicen que no todo está perdido. Y que todavía alguien se preocupa en Arnedillo por unos buitres leonados (aunque sea como recurso turístico) mucho menos nocivos que algunos delegados en Durban que sólo estaban allí para defender intereses particulares en lugar del interés del planeta.


Enlaces:


    martes, 22 de noviembre de 2011

    Urbanismo y Salud Pública

    Hace ya unos dos meses que se celebró en Mahón, en el Lazareto que hoy es la sede de la Escuela de Salud Pública de Menorca, un Encuentro de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo que reunió a profesionales de la Salud Pública y a urbanistas para hablar de la ciudad. Lo codirigimos entre Begoña Merino y yo, y el título fue “Urbanismo y Salud Pública. Planificación urbana saludable”. La razón de que no haya hecho un artículo hasta hoy es que el proceso de elaboración de conclusiones se hizo con la participación de todos. Y eso, si se quiere hacer de verdad, requiere tiempo. Se organizó en torno a cuatro mesas: “Naturaleza en la ciudad”, “Participación pública y educación ciudadana: construir nuestra ciudad”, “Ciudad y contaminación, la pasividad o la responsabilidad” y “Ciudades sanas y amables, ciudadanía activa”. No querría extenderme demasiado en el relato de lo que fue el encuentro porque mi intención es centrarme en las conclusiones. Sin embargo, sí me gustaría situar el debate de las cuatro mesas.

    Mahón, isla de la Cuarentena, del Blog de Cata

    En la primera, relativa a la naturaleza y la ciudad, que me correspondió moderar a mí intervinieron José Antonio Corraliza (catedrático de psicología ambiental), Jorge Luis Tizón (neuro-psiquiatra, psicólogo y psicoanalista) y Luis Andrés Orive (Dr. ingeniero de montes y uno de los impulsores del anillo verde de Vitoria-Gastéiz). Previamente, el arquitecto y urbanista Félix Arias, había inaugurado el Encuentro con un repaso histórico a las relaciones en Urbanismo y Salud Pública. El acuerdo fue unánime: la necesidad de que zonas con naturaleza estén al alcance de todos los ciudadanos. Debería haber remarcado la palabra “todos” porque el problema es que, normalmente, no están al alcance de todos sino sólo de “algunos”. Los mayores, los niños, la gente con problemas no tienen ni un trozo de naturaleza a su “alcance”. Es decir, a una distancia a pie razonable. Y resulta imprescindible ya que, por ejemplo, parece demostrado que ayudan a recuperarse del estrés en mucho menos tiempo que un ambiente cementado característico de la ciudad dura.

    Lazareto, isla de la Cuarentena, de Pharmacoseías

    En la segunda mesa (en la que se habló de participación) moderada por José Ignacio Casar, arquitecto, profesor de la Universidad Politécnica de Valencia, intervinieron Isabela Velázquez, arquitecta urbanista y Fernando Flores, profesor de derecho constitucional de la universidad de Valencia que venía como representante del movimiento ciudadano del Cabanyal-Canyameler. Probablemente fue una de las mesas que menos sorpresas deparó ya que casi todos los asistentes teníamos claro que la participación es una de las bases fundamentales para reencontrar esa relación imprescindible entre Salud Pública y Urbanismo, perdida a lo largo de la historia de la planificación. Y sobre participación y educación ciudadana se habló en esta segunda sesión. Después de los lamentos imprescindibles relacionados con la exclusión real de la ciudadanía en la elaboración del planeamiento urbano, aparecieron cosas verdaderamente interesantes como la consideración de la participación en materia de Salud Pública no como un instante, como un momento, sino como un proceso relacionado, además, con la educación en esta materia.

    Cala Fons (Es Castell) frente al Lazareto, de Martin Willescrof

    La tercera sesión se dedicó a la contaminación. La moderó Marisa Rebagliato, de la Escuela de Salud Pública de Menorca, investigadora del CSISP y del CIBERESP. Los ponentes fueron José María Ezquiaga, profesor titular de la UPM, Ferran Ballester, investigador y profesor de la unidad de epidemiología y estadística de la Escuela Valenciana de Estudios para la Salud; y Enric Llorca, presidente de la Red Española de Ciudades Saludables. Quizás los temas más interesantes que trataron fueron los relacionados con los ahorros en materia sanitaria que podrían conseguirse con un adecuado tratamiento urbanístico de la contaminación y con la necesidad de establecer una red de vigilancia adecuada que fuera capaz de transmitir la información obtenida de forma clara, ágil y veraz a los ciudadanos.

    El Lazareto visto desde su torre central, de Marblava

    En la última, que llevaba el nombre de “Ciudades sanas y amables, ciudadanía activa” moderada por Begoña Merino, intervinieron: Alfonso Sanz, urbanista especializado en movilidad sostenible; Covadonga Monte, de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía; y José Manuel Ribera, catedrático de Geriatría de la Universidad Complutense de Madrid. En esta sesión, al ser probablemente, la menos específica, inevitablemente se retomaron algunos de los temas anteriores, pero destacaron los relacionados con la necesidad de planificar y construir una ciudad pensada para todos los colectivos sociales pero poniendo especial énfasis en los más vulnerables. También apareció el tema de la evaluación de la actividad urbanística desde el punto de vista del impacto sobre la salud. A continuación voy a reproducir, por su interés, las conclusiones de este Encuentro:

    Cartel anunciando el Encuentro

    1. Los instrumentos con los que cuenta la planificación urbana en el momento actual son herencia directa de los creados en su momento para resolver el grave problema sanitario producido por la ciudad surgida de la Revolución Industrial. Hasta el punto que las primeras leyes urbanísticas eran, en realidad, leyes sanitarias.  La salubridad se constituyó en el objetivo central de la ordenación urbana y el resultado fue una disminución espectacular de las desigualdades en salud y un aumento notable de la esperanza de vida. Desde entonces, y a pesar de algunos encuentros esporádicos, urbanismo y salud pública se han ido alejando de forma paulatina.

    Dudley Street, grabado de Gustavo Doré, 1872

    2. Sin embargo, la planificación urbana sigue directamente ligada a la salud pública. Las principales causas de muerte y discapacidad en el siglo XXI son debidas a las enfermedades no trasmisibles -principalmente las cardiovasculares, respiratorias, cáncer y diabetes-, todas ellas enormemente influenciadas por las condiciones de vida de las personas. Los planes, políticas e iniciativas de los planificadores urbanos y las profesiones relacionadas pueden tener un gran impacto en las condiciones en las que las personas viven y trabajan, en el acceso a instalaciones, bienes y servicios, en sus estilos de vida y en su habilidad para desarrollar fuertes redes sociales. La urbanización sigue vinculada a muchos problemas de salud relacionados con el agua, la contaminación, el medio ambiente o los brotes epidémicos. Pero también a otros nuevos como el sedentarismo, la contaminación atmosférica, el ruido, la soledad o la falta de vínculos y apoyos sociales. 

    Imagen de Gregory Crewdson el fotógrafo de la soledad, en Iberarte

    3. Disfrutar de la mejor salud posible es un derecho y la responsabilidad de respetar este principio es de cada persona, la sociedad civil y los gobiernos. Es necesario reorientar los enfoques tradicionales de cómo se gana salud y bienestar y reconectar el urbanismo con la salud publica en un marco de buena gobernanza que reduzca las desigualdades y facilite el desarrollo y el potencial de salud de cada individuo tanto en los aspectos físicos y psíquicos como en los sociales. Los estilos y condiciones de vida han cambiado de manera notable. Una ciudad se va haciendo generación a generación intentando dar respuesta a las necesidades de cada momento histórico muchas de las cuales ni tan siquiera se sospechaban cuando se aprobaron las primeras leyes higienistas. La sociedad de la información, la globalización, los límites de los recursos y de la biocapacidad del planeta y, en algunos países, una población mucho más envejecida, obligan a que urbanismo y salud pública vuelvan a necesitarse mutuamente.

    La sociedad globalizada, de Cadena de suministro

    4. El primer derecho de la ciudadanía es que el lugar de residencia posibilite una vida sana que permita su bienestar y el desarrollo físico, psíquico y social. Para ello, tanto el planeamiento como el diseño urbano han de considerar de forma prioritaria los avances y conocimientos del área de salud pública. Los expertos de ambos campos deberían trabajar conjuntamente estableciendo un vocabulario común que permitiera el intercambio de información de forma fluida. Parece, por tanto, necesario que en los equipos encargados de organizar y diseñar la ciudad se integren profesionales de la salud pública y que éstos consideren las posibilidades que ofrece el urbanismo para conseguir disminuir la incidencia de determinadas patologías, bien con carácter general o disminuyendo las desigualdades derivadas de patrones espaciales específicos.

    Toneladas de residuos para una sociedad desigual, de Manejo Sólido

    5. Resultaría de gran ayuda para planificadores y diseñadores urbanos que se elaboraran, por parte de la administración, guías y recomendaciones que recogieran con bases y consenso científico suficiente los conocimientos en salud pública aplicables a la construcción de la ciudad. Asimismo que se desarrollaran trabajos de investigación conjuntos encaminados a relacionar ambas áreas de conocimiento. También que las autoridades locales, autonómicas y estatales, en el marco de sus competencias, revisaran la legislación para introducir los cambios necesarios para adaptarla a las necesidades actuales. Algunas ordenanzas municipales contienen en su articulado obligaciones para el planificador, el diseñador urbano o incluso para arquitectos o ingenieros, que se aprobaron en su momento para resolver el problema de la ciudad surgida de la Revolución Industrial y que cuentan con más de un siglo de antigüedad. Los avances en urbanismo y arquitectura bioclimática aconsejan una revisión a fondo de la normativa, así como la introducción de elementos nuevos, particularmente en el campo de la salud mental y la contaminación.

    Todavía problemas sin resolver, de Asturias Verde

    6. Parece imprescindible reconsiderar tanto la información como la formación en estas materias. Respecto a la información el propósito es que sea veraz, en tiempo real y cercana (comprensible para la ciudadanía). Y respecto a la formación se trata de introducir en los planes de estudios de los profesionales en estas materias los conocimientos mínimos que permitan luego proyectar, planificar, investigar y trabajar de forma conjunta con un vocabulario mínimo que facilite la comprensión entre especialistas.

    Necesidad de lugares verdes en la ciudad, de Re-moto

    7. Algunas conclusiones ya más específicas de la mesa en la que se trató el tema de “La naturaleza en la ciudad”, fueron las siguientes:
    • La introducción de la naturaleza en la ciudad puede ayudar a evitar problemas físicos y mentales. Parece existir una relación directa entre ambientes naturales y recuperación más rápida de los niveles normales de estrés. Asimismo la existencia de entornos naturales propicia la actividad física, básica en la prevención de muchas enfermedades.
    • Las áreas de naturaleza deben estar adecuadamente repartidas por la ciudad de forma que sean accesibles a todos sus habitantes, incluidos niños y personas mayores por lo que las distancias a las viviendas deben calcularse de forma que sea posible llegar a pie a las mismas. Además su configuración y diseño deben ser adecuados para que hagan posible las relaciones sociales entre usuarios facilitando las mismas.
    • Se debería conceder una mayor importancia en el planeamiento a las áreas agrícolas y de naturaleza periurbanas de forma que existiera una relación fluida y, a ser posible, con acceso a pie entre dichas áreas y los centros urbanos. Así como los espacios verdes de proximidad deben cumplir una función de socialización y equipamiento, los menos urbanos parecen fundamentales para conseguir compensar el excesivo número de estímulos que son característicos de la ciudad.

    Participación y educación ciudadana, del Ayto. de Candelaria

    8. Las relativas a la mesa “Participación pública y educación ciudadana: construir nuestra ciudad”, fueron las siguientes:
    • La ciudad debería construirse y organizarse por sus propios ciudadanos mediante mecanismos de participación reales. Se constata que en la mayor parte de los planes urbanísticos esta participación es un simple requisito casi burocrático. Para que la participación sea verdadera los participantes en el proceso deberían contar con información y formación suficiente para poder decidir conociendo el alcance y consecuencias de las decisiones que tomen.
    • La planificación y organización de la ciudad debería entenderse como un proceso, de forma que la participación no se reduzca a un momento puntual sino que abarque todas las etapas, desde la fijación de objetivos hasta el seguimiento de las actuaciones que se lleven a cabo. Esto significa que debería de existir alguna estructura permanente que lo posibilitara. En particular, las decisiones que afectan a la salud ciudadana deberían ser consideradas de prioritarias por su manifiesta importancia.

    Ciudad y contaminación, del Blog más verde

    9. Las de la mesa “Ciudad y contaminación, la pasividad o la responsabilidad”:
    • La contaminación ambiental tiene una importante responsabilidad en la carga de enfermedad que padecen las poblaciones. Reduciendo la exposición a factores ambientales de riesgo se consigue un beneficio muy importante en salud con una alta rentabilidad económica. En los costes ambientales habría que incluir los gastos en salud lo que probablemente haría variar el balance global, aún sin tomar en consideración los dramas personales que se producen. Al considerar esta incidencia no habría que hacerlo a partir de las personas sanas sino precisamente desde los grupos de población más vulnerables tales como ancianos, niños,  enfermos crónicos o grupos desfavorecidos, ya que sufren más al ser sometidos a estos factores ambientales de riesgo.
    • En áreas urbanas se debería desarrollar un sistema integrado de vigilancia en salud y medio ambiente mediante la coordinación de los diferentes sectores y administraciones implicadas. Asimismo sería necesario  establecer mecanismos de comunicación efectivos entre los gobernantes y la ciudadanía, con el fin de facilitar la aplicación de medidas de control ambiental y evaluación de su impacto en salud.
    • Las medidas correctoras en materia de contaminación se deben llevar a cabo de manera constante y progresiva, no sólo cuando se alcanzan los niveles máximos, ya que sólo de esta manera se podrá reconducir la situación tendencial desfavorable a otra más deseable. Además, estas medidas deberían incidir en las dos partes del problema: reduciendo las emisiones y aumentando los sumideros capaces de neutralizarlas. Para conseguirlo resulta imprescindible cambiar el modelo de organización urbana mediante un urbanismo participativo.
    • Los impactos generados por la contaminación pueden ser de dos tipos. Aquellos que influyen de manera directa sobre la salud humana y los que lo hacen de forma indirecta incidiendo sobre el entorno, los animales y las plantas con las que conviven los seres humanos. Las actuaciones, tanto de mitigación como de adaptación a las nuevas condiciones, por ejemplo las generadas por el cambio climático, habrán de considerar estos dos aspectos.

    Una sociedad envejecida exige adaptar la ciudad, de Salud para mayores

    10. Las conclusiones de la última mesa en la que se trató el tema de “Ciudades sanas y amables, ciudadanía activa”:
    • Planificar pensando en todos los colectivos sociales, pero poniendo un énfasis especial en los más vulnerables, como las personas ancianas y menores. El segmento de población mayor de 65 años representa ya el 17% del total, se ha multiplicado por 2.5 en el último siglo y la tendencia es a seguir aumentando. 
    • Proporcionar espacio público con cabida para la diversidad y que fortalezca el tejido social.
    • Las ciudades deberían diseñarse de forma que los servicios y equipamientos básicos fueran accesibles a pie. De cualquier forma, en caso de conflicto habría que establecer claramente las prioridades: en primer lugar el peatón, luego el ciclista y el transporte colectivo y, en último lugar, el automóvil privado. Asimismo, los elementos que configuran el espacio público deberían proyectarse para su uso por las personas más vulnerables.
    • Parece imprescindible integrar las diferentes políticas e instituciones que inciden en la organización y construcción de la ciudad en el escalón local, único que parece adecuado para conseguirlo. Pero, a la vez, la participación ciudadana real aparece como un elemento necesario de buena gobernanza.
    • La reciente Ley General de Salud Publica posibilita la evaluación del impacto de las actuaciones urbanas sobre la salud. Desde el punto de vista técnico habría que configurar un método efectivo que permitiera valorar este impacto integrándolo en el actualmente existente de planes y programas, y en concreto del planeamiento urbanístico, de forma que se garantizara una tutela efectiva de la salud pública previa al proceso urbanizador.

    Los participantes en el Encuentro pretendemos que esta reunión tenga continuidad y se difundan sus resultados. Por ello algunos de los participantes decidimos constituirnos en el Colectivo Lazareto de Urbanismo y Salud Pública, con el objetivo de promover el diálogo y el intercambio de conocimientos así como de dar visibilidad a estas conclusiones.

    domingo, 23 de octubre de 2011

    Recuperando a Patrick Geddes

    Lo primero es aclarar el titulo de este artículo. Al escribir recuperando a Patrick Geddes no he querido decir que los planificadores urbanos y territoriales estén “recuperando a Patrick Geddes” porque, en términos generales, bien para denostarlo o bien para ensalzarlo, nunca lo han perdido de todo. Lo que en realidad quiero decir es que yo, personalmente, estoy “recuperando a Patrick Geddes”. Me encontré por primera vez con Ciudades en evolución (la edición española que editorial Infinito de Buenos Aires publicó en 1960) durante mis años de estudiante de postgrado del Instituto de Estudios de Administración Local de Madrid. En aquellos momentos llegué a pensar que algún rayo de sol iluminaba desde Escocia una aproximación a los temas urbanos que incluía el territorio (y mira que es difícil que nos iluminen rayos de sol desde latitudes tan al norte). Es más, desde la comprensión de “todo” el territorio que, a diferencia de algunos acercamientos ecológicos de aquellos momentos, incluía los bichos humanos y su obra.

    Sir Patrick Geddes

    Para mí, en aquella época, supuso un impacto tan fuerte que, junto con las lecciones de Manuel y de Fernando de Terán profesores por entonces en los cursos del IEAL, influyó de forma bastante notable en la determinación de mi futuro profesional. Sin embargo, con el tiempo, Ciudades en evolución ya no me pareció tan resplandeciente. No era el libro redondo y emocionante de la primera lectura y tampoco exponía una teoría acabada sobre le tema. Pero, sobre todo, no daba respuesta a las cuestiones diarias que me planteaba el planeamiento. Desde este punto de vista el libro de McHarg Design with Nature pronto lo relegó en mis preferencias. Al principio, lo que me seducía de Geddes era la potencia de las imágenes que utilizaba. Y, sobre todo, el planteamiento de que amanecía una nueva era de renacimiento urbano. Planteaba una Eutopía, un ideal realizable para la próxima fase neotécnica de la Era Industrial alejada de "las actuales cacatopías negras y escuálidas en medio de las que el desorden paleotécnico se acerca a su fin. Entre sus cenizas la plantación de futuros bosques ya está comenzando allí y allá; entre sus peores barrios bajos, sobre su suciedad y putrefacción sepultadas, nuestros niños ya comienzan a cultivar rosas". Era todo tan bonito…

    Edimburgo, el casco antiguo desde Princes Street
    Foto de 'Cities in Evolution' (1915)

    ¿Cómo un joven que leyera el párrafo que transcribo a continuación y con un mínimo interés por la ciudad podía dejar de sentirse emocionado?: "Estamos hastiados de la mescolanza que actualmente muestran nuestras ciudades de edificios pseudo-clásicos débilmente románticos, que se supone reviven el pasado y de las mezquinas calles o convencionales suburbios de ‘chalets’ que representan a la generación de sus constructores. Pero la apertura de perspectivas y bulevares sin carácter a través de esta confusión del pasado o fuera de ella, que parecería satisfacer a demasiados urbanistas, o los empeños de demasiados proyectos, por repetir aquí, allá y en todas partes pedacitos de Letchworth o de Hampstead Suburb (excelentes como son en su propio sitio y a su modo), solo constituyen muestras esmirriadas de planeamiento urbano; y de hecho se están convirtiendo en nuevas demoras y nuevos obstáculos para el diseño urbano". Y esto está publicado en 1915 ¿qué diría en el momento actual cuando cientos de hectáreas en todo el mundo son repeticiones ad infinitum de “pedacitos de Letchworth o de Hampstead Suburb” creando uno de los mayores problemas de organización del territorio que recuerda la historia de la urbanización?

    Una calle en el suburbio jardín de Hampstead
    Foto de 'Cities in Evolution' (1915)

    Pero como decía al comienzo, poco a poco Ciudades en evolución fue cayendo del pedestal en el que lo había subido. Fue algo gradual, no un golpe repentino. A fuerza de repasarlo llegué a comprender que, en realidad, lo que estaba leyendo no era propiamente un libro. Parecía un conjunto desordenado y abigarrado de cosas, difícilmente relacionadas unas con otras y en las que, además, no entendía su génesis. De forma que decidí ir a las fuentes. Mi tercer idioma no es el inglés (el primero es el gallego, el segundo el castellano y el tercero el francés) por lo que me costó muchísimo trabajo leer Cities in Evolution. Pero lo conseguí. Pronto me dí cuenta de que "mi" Ciudades en evolución no era exactamente Cities in Evolution publicado en 1915. De entrada tenía muchas más cosas. Pero es que, además, el lenguaje era diferente, los epígrafes no se correspondían y la importancia que se le daba a las diferentes secciones variaba ostensiblemente. Incluso algunos capítulos habían desaparecido (literalmente) siendo sustituidos por muñones cercenados. Resulta que, en realidad, “mi libro” debía ser una traducción de la reedición que se hizo en el año 1949 diecisiete años después de su muerte. Si nos vamos a esta reedición resulta que está patrocinada por dos instituciones: una de Edimburgo, la Outlook Tower Association; y otra de Londres, la Association for Planning and Regional Reconstruction. Ambas se encargaron de hacer los cambios, adiciones e interpretaciones que, junto al libro original, habían configurado mi objeto de culto. Comprendí que Geddes era el autor de “mi libro” sólo en parte.

    La sección del valle desde las colinas hasta el mar

    Comparando detenidamente ambas ediciones me fijé en muchas cosas que, al principio, no me parecieron importantes. En diferentes lugares del texto aparecía Jaqueline Tyrwhitt que fue, en realidad, la persona encargada de preparar esta edición bajo la supervisión de Arthur Geddes y de George L. Pepler. Por ejemplo, se incluía el apartado “La sección del valle desde las colinas hasta el mar” que reproducía una de las conferencias que Geddes pronunció en la New School of Social Research en Nueva York en el año 1923. La Sección del Valle ha sido uno de los conceptos básicos que le ha dado renombre a la figura de Geddes pero no está en Cities in Evolution de 1915, ni en casi ningún sitio. En realidad hay que recurrir a esta transcripción que J. Tywhitt añade en la versión de 1949, y a la serie “Charlas desde la Torre Vigía” que Geddes publica en una pequeña revista de Nueva York llamada Survey. La tercera y la cuarta, correspondientes a junio y a julio de 1925 se llamaban “El plan de civilización del valle” y “El valle en la ciudad” con ilustraciones de Hendrick Willem Van Loon y que fueron recogidas y traducidas en La ciudad: problemas de diseño y estructura (D. Lewis, comp., GG, 1970). Por cierto, en esta recopilación también aparecía un artículo de J. Tywhitt sobre Chios.

    Dibujo de Hendrick Van Loon para la Sección del Valle
    De 'La ciudad: problemas de diseño y estructura'

    Pero la cosa no termina aquí. Resulta que la parte “Exposición de Ciudades” que cierra “mi libro” tampoco estaba en la edición de 1915. En la de 1949, J. Tyrwhitt añade un extracto del catálogo de la primera exposición itinerante Cities and town planning Exhibition de 1910, al que acompañan ilustraciones de la segunda después de la pérdida de aquella en ruta a la India a bordo del "Emden". Y aquí aparece otra vez “La sección del valle”. Dice: "Esto sirve como introducción a la geografía racional de las ciudades, en términos de sus orígenes regionales. Para empezar, a estos se los estudia y comprende mejor si se parte de la sección del valle y sus ocupaciones resultantes y correspondientes tipos de establecimiento humano. Obsérvese al minero, el leñador y el cazador en las alturas; el pastor en las hondonadas con pasto; el campesino pobre (con avena o centeno) en las inclinaciones más bajas; y el campesino rico (con trigo y en el sur posiblemente con vino y aceite) en la llanura; por último, el pescador (marino de guerra, mercante, etc.) al nivel del mar. Pues así han surgido y surgen todavía las ciudades".

    Dibujo de Hendrick Van Loon para la Sección del Valle
    De 'La ciudad: problemas de diseño y estructura'

    El problema es que cuando tuve cierta madurez y capacidad de mirar críticamente, no veía lo que veía Geddes. El trigo de Madrid se cultivaba en Rusia, la energía se extraía de pozos que se abrían en el desierto o de las profundidades marinas, el ganado no pastaba sino que se le alimentaba mecánicamente en Hungría de donde se importaba la carne. Y las ciudades surgían y crecían allí donde los intereses económicos podían obtener altas rentabilidades. Y en el pasado tampoco fue así. Buena parte de las ciudades surgieron por necesidades militares y otras por “incidentes logísticos” (necesidad de efectuar una parada en el camino o de vadear un río, por ejemplo). No era capaz de ver el valle de Geddes y su sección en ningún sitio. Probablemente porque no era escocés ni vivía en Edimburgo. Olvidé Ciudades en evolución en la parte más oculta de mi buhardilla, allí en el noveno círculo de Dante donde se encuentran sumergidos los condenados y se castiga a los traidores, al lado de Judas, Bruto o Casio, donde voy sepultando los libros que no volveré a leer. Pero justo antes de mi periplo médico (hace algo más de tres años) encontré un artículo titulado “L’Outlook Tower, anamorphose du monde” en el número 7 de Le visiteur (no me preguntéis mediante qué mecanismos un individuo como yo puede llegar a leer un artículo como éste). El artículo, de Pierre Chabard, contiene dos citas. Una de D. Marlowe que no viene al caso y otra de Lewis Mumford que dice: “The Tower and Patrick Geddes: it is almost impossible to distinguish them”.

    Portada de 'Cities in Evolution' (1915)
    A la derecha la Outlook Tower

    Lo cierto es que siempre me había centrado en el libro y había olvidado otras cosas. Así que, una vez concluido el periplo médico, he decidido reencontrarme con Geddes porque la cita (y, por supuesto, la lectura del artículo) me hizo sospechar que me había perdido algo. Lo primero era recuperar el libro, cosa imposible ya que lo había relegado a la cuarta fila de la buhardilla lo que significada retirar las tres que tenía delante, de forma que me fui a la maravillosa biblioteca que tenemos en la Escuela de Arquitectura de Madrid (probablemente una de las mejores de las escuelas de arquitectura de Europa tanto en fondos como en funcionamiento) y tardé exactamente dos minutos y medio en tenerlo en mis manos. No era “mi libro” claro, pero era la misma edición. Se me ocurrió mirar su índice de popularidad. En 2011 sólo lo había pedido yo. En 2010 y 2009 tres peticiones, en 2008, 2007 y 2006, una por año. Como hay otra edición en español del 2009 (ver nota al final del artículo) puedo considerar que las peticiones de 2011, 2010 y 2009 no son muy representativas, pero sólo una por año en los anteriores... Bueno, no se puede decir que su popularidad sea enorme. Y, sin embargo, para muchos teóricos del urbanismo se trata de uno de los clásicos imprescindibles. Mis amigos saben que ahora casi no leo nada impreso en papel, me he cambiado al formato digital. Sin embargo, al abrir aquellas páginas, tantas veces repasadas en mis recuerdos, casi me saltan las lágrimas. Lo siguiente era documentarme sobre la Outlook Tower e intentar releer el libro con otra visión diferente. A ver si lo que pasaba era que no había entendido lo importante y me había decepcionado lo accesorio.

    Dibujos de la Outlook Tower en 'Cities in Evolution' (1915)

    La Outlook Tower es un edificio que Geddes, en el año 1892, convirtió en un lugar "para entender mejor a Edimburgo y su región, y ayudar a la gente a hacerse una idea más clara de su relación con el resto de mundo". Actualmente es una atracción turística abierta al público y que tiene poco que ver con los planteamientos de Geddes. Cada piso estaba destinado a exhibir materiales y colecciones que caracterizaran a: Edimburgo en la quinta planta,  Escocia en la cuarta, Gran Bretaña en la tercera, Europa en la segunda y el Mundo en la primera. Contaba con una Cámara Obscura donde se proyectaban diferentes vistas del entorno y con un Episcopio para observar el globo terráqueo y la esfera celeste. Esta idea de que la única forma de planificar un territorio era entenderlo y que, para ello, toda la sociedad debería estar implicada y que una parte fundamental era, precisamente, la educación de esta sociedad, me permitió empezar a recuperar mi estima por Patrick Geddes. Porque ahora entiendo que la verdadera modernidad de sus planteamientos no está en haber propuesto el concepto de conurbación cincuenta antes de que lo hiciera Gottmann, o en haber escrito que toda planificación debería empezar por el estudio de “las regiones naturales” donde estaban enclavadas las ciudades, sino en esta propuesta educativa radical en la que basaba la posibilidad de un planeamiento compartido.

    La Outlook Tower convertida hoy en atracción turística

    También es verdad que el sustrato de sus ideas estaba en Francia: Eliseo Reclús, Vidal de la Blache y Frederic Le Play. De la sociología de Le Play tomó la relación: lugar, trabajo, habitantes. Y aplicó esta trilogía a la creación de un modelo, la Outlook Tower, que no era más que un centro local de estudios que compendiara estas tres cosas. De Vidal de la Blache la necesidad de los estudios previos como método de planificación. Y de Reclús el gran globo que nunca se construyó y que debería debía servir al planificador mejor que la inutilidad de los planos urbanísticos. Al no contar con el globo pensó en sustituirlo por el trazado de "secciones de esa ladera general que va de la montaña al mar y que encontramos en cualquier lugar del mundo. Sección que puede adaptarse a cualquier escala y proporción, de nuestro peculiar tipo, de colinas, laderas y llanuras". Así entendida la sección del valle, como instrumento didáctico para hacer comprender a la gente las características del lugar donde viven adquiere un significado distinto al puramente literal de “región natural”. Y también adquiere sentido la importancia que le daba a la exposición Cities and town planning Exhibition que se llevó hasta la India después de haber pasado por diferentes lugares y avatares.

    Dibujo de Hendrick Van Loon para la Sección del Valle
    De 'La ciudad: problemas de diseño y estructura'
    Señalar en la imagen para verla a mayor tamaño

    Geddes entendía la región como un instrumento. No necesariamente como un instrumento de análisis para planificar sino más bien como un mecanismo para que los habitantes de la ciudad comprendieran el significado del sitio que habitaban. En el fondo lo que pretendía es lo que pretenden muchos paisajistas en el momento actual: crear identidad. La identidad se crea cuando se establecen lazos con el lugar de manera que, para él, era fundamental el conocimiento de la región, de las labores tradicionales, de las conexiones históricas. La recuperación de la vida urbana, de lo que Bauman llama la relación con “el otro”, tenía que ver con las fiestas populares con las celebraciones cívicas. La región no era tanto un objeto de estudio sino el elemento que permitiría reconstruir la urbanidad. Pero como tantas veces he dicho en este blog, para amar algo primero hay que conocerlo. Este creo que era el sentido de “región natural” para Patrick Geddes. Y por eso la Outlook Tower y la Cities and town planning Exhibition tienen ahora para mí mucha más importancia que Cities in Evolution. Hace un siglo que Geddes entendió que el problema fundamental del planeamiento urbano y territorial no era técnico (ni tan siquiera político o artístico), era un problema de organización social centrado en la identificación con el territorio. La desvinculación entre plan y ciudadano es un efecto más del derrumbe actual de los sistemas identitarios.

    Dibujo de 'Cities in Evolution' (1915)

    Además, ahora que he conocido la génesis de “mi libro” he podido confirmar algunas de mis pasadas intuiciones. No es solamente que la edición de 1949 (y, por tanto, la traducción al castellano de 1960) fuera un remix. E incluso, para algunos autores, un montaje premeditado de la Association for Planning and Regional Reconstruction de Londres con objeto de defender sus tesis (ver el artículo de Pierre Chabart de 2005 citado al final). Sino que la propia versión original de 1915 no era más que un conjunto heterogéneo de conferencias y contribuciones varias, en algunos casos poco relacionadas entre sí. Por ejemplo, el segundo capítulo reproduce una conferencia que pronunció en el Congreso de Birkenhead, el cuarto es un artículo que publicó en la Town Planning Review, el noveno es el resultado de un viaje de estudios a Alemania o en el dieciséis nos encontramos un documento de trabajo elaborado para una comisión de la Sociological Review. Y es que todos aquellos que conocieron a Geddes coinciden de forma unánime que su contribución era más personal y como orador, como docente en su sentido amplio, que como escritor. Que sus escritos son sólo la punta del iceberg de su pensamiento. Por eso su figura se ha ido “construyendo” por todos los que le conocieron. Lo que significa que, probablemente, esté muy distorsionada por aquellos que han pretendido acomodarla a sus intereses particulares.

    Crecimiento de la ciudad industrial escocesa
    De 'Cities in Evolution' (1915)

    En cualquier caso estoy recuperando a Geddes. He encontrado una versión en .pdf de la edición de 1915 y estoy volviendo a leerla en paralelo a “mi libro” de 1960 que me dejaron en la biblioteca de la ETSAM. Ambas, con el objetivo enfocado en la Outlook Tower y su significado. En estos momentos releo como las nuevas tecnologías neotécnicas (tendré que recuperar también a Proudhon y a Kropotkin) permiten que la ciudad se expanda, y cree “conurbaciones” de forma perniciosa y casi maligna debido a la persistencia del viejo orden paleotécnico en las estructuras sociales. Si Geddes levantara la cabeza en el siglo XXI comprobaría que en muchas partes del planeta todo el territorio es ya urbano y que las incipientes conurbaciones que empezaba a observar se han convertido en cientos de miles de hectáreas urbanizadas donde la naturaleza ha quedado relegada a lugares muy concretos y las culturas enraizadas en su territorio tienen escaso futuro. Donde la "región natural" de algunas ciudades es el mundo entero. Y donde el pensamiento “unificado” va eliminando, uno tras otro, cualquier vestigio de diversidad cultural. La "plantación de futuros bosques que", según él, estaba comenzando "allí y allá", y "las rosas que los niños empezaban a cultivar entre la suciedad y la putrefacción de los peores barrios bajos", han desaparecido (también puede suceder que yo no sea capaz de buscar de forma adecuada). Necesitamos muchas torres vigías, muchas atalayas, muchos lugares de observación, que permitan reencontrar a la gente con el territorio que la cobija. Identificarla con su entorno. Que hagan posible la existencia de formas de vida diferentes, de culturas diferentes, de pensamientos diferentes. No sé definir el paisaje de otra forma.


    Materiales

    Nota: En este artículo se relata mi evolución personal respecto a la figura de Patrick Geddes. No le aconsejo a mis alumnos que la repitan (ni a nadie, claro, entre otras cosas porque las evoluciones personales son irrepetibles) ni que se dediquen como ratas de biblioteca a rebuscar las distintas ediciones y los sucesivos avatares por lo que ha pasado un libro en concreto como Cities in Evolution. Más bien les aconsejo que lean directamente la edición original que se puede conseguir en Internet en el enlace que incluyo abajo. En caso de tener dificultades con el inglés, o si les resulta más cómodo, la última edición en español (que yo conozca) es de la editorial KRK (Oviedo, 2009). La introducción, traducción y notas son de Miguel Moro Vallina y el Prólogo de Sergio Tomé Fernández y sigue bastante fielmente (a pesar de la intrincada prosa de Geddes) la edición original. Claro que, entonces, se perderán la bonita manipulación que del libro hicieron la Outlook Tower Association de Edimburgo y la londinense Association for Planning and Regional Reconstruction con la transcripción de La Sección del Valle, los apéndices, etc. en la edición de 1949. A cambio ganaran la integridad de la lectura de los capítulos 6, 7, 9 y 10. Respecto a la Sección del Valle que J. Tyrwhitt incluyó en la edición del 1949 y que aparecía traducida en “mi libro” de 1960 puede leerse online en CF+S Biblioteca 'Ciudades para un futuro más sostenible'. También, las dos charlas de la revista Survey donde se describe la Sección del Valle pueden encontrarla en la recopilación de Lewis citada abajo.

    Las diferentes ediciones de Ciudades en evolución que he citado:
    • 1915. Cities in Evolution : an introduction to the Town Planning Movement and to the Study of Civics. Londres, Williams & Norgate. Esta edición está digitalizada y se puede encontrar para leerla online, bajarla en .pdf, epub y kindle, en los archivos de la Universidad de Toronto en este enlace.
    • 1949. Cities in Evolution. Nueva edición revisada por la Outlook Tower Association, Édimbourg, y la Association for Planning and Regional Reconstruction, Londres. Londres, Williams & Norgate-New York, Oxford University Press. Se puede encontrar en la biblioteca de la Escuela de Arquitectura de Madrid.
    • 1960. Ciudades en Evolucion, traducción de E. L. Revol. Buenos Aires, Ed. Infinito. Se puede encontrar en la biblioteca de la Escuela de Arquitectura de Madrid. Creo que existe otra edición del año 1934 y, por tanto, anterior a “mi libro” traducida también por Revol y publicada, también en Buenos Aires, por Thornton Butterworth, pero no he podido encontrarla. La parte de la sección del valle puede encontrarse online en la CF+S Biblioteca 'Ciudades para un futuro más sostenible'
    También he utilizado para elaborar el texto los siguientes artículos:
    • Chabard, Pierre: “L’Outlook Tower, anamorphose du monde : Patrick Geddes et le thème de la vision”, Le Visiteur, n° 7 : 64-89, 2001. Este artículo traducido al inglés por Charlotte Ellis se puede encontrar en este enlace. También de este mismo autor “Comment un livre change : Cities in Evolution et les usages de Patrick Geddes (1912-1972)”, Gèneses, nº 60, 2005/3.
    • Hall, Peter: Ciudades del mañana. Historia del urbanismo en el siglo XX, ediciones Serbal, Barcelona, 1996, pp. 148-158.
    • Lewis, D.: La ciudad: problemas de diseño y estructura, GG, Barcelona, 1970. Traducción de Teresa Rovira, Abel Enguita, Víctor Morales y J.J. Garrido.
    • Martínez Alier, Joan: “Urbanismo y Ecología en Barcelona” ElisavaTdD, nº 11, 1995. Una visión más ecológica que la mía de Geddes. En cualquier caso un artículo que merece la pena.
    • Masjuan Bracons, Eduard: "La cultura de la naturaleza en el anarquismo ibérico y cubano", Signos Históricos, nº 15, enero-junio, 2006, pp. 98-123. Se plantea la relación entre Geddes y Reclús y se dan algunos datos sobre el intento del Museo Cívico de Cataluña a semejanza de la Outlook Tower de Edimburgo.
    • Meller, Hellen Elizatbeth: Patrick Geddes. Social evolutionist and city planner. Londres, Routledge, 1990.
    • Sica, Paolo: Historia del urbanismo, el siglo XX, IEAL, Madrid, 1981 (página 33 y siguientes). Traducción del original italiano (Storia dell’urbanistica, Il Novecento, Gius. Laterza & Figli Spa, Roma, 1978) de Joaquín Hernández Orozco.
    • Welter, Volker M.: Biopolis : Patrick Geddes and the City of Life. Cambridge (MA)/Londres, The MIT Press, 2002.
    Y los siguientes enlaces de Internet: