jueves, 26 de febrero de 2009

Noticias de Auroville

Hace unos días recibí un correo de uno de mis alumnos de doctorado, Ignacio de Frutos, que actualmente se encuentra realizando un viaje por la India. Ignacio ya ha colaborado en este blog en la entrada titulada “Recuperación de la Vía de la Plata”. Me sorprendió que los azares del destino le hubieran llevado a Auroville, localidad sobre la que hace unos meses pensaba haber realizado un artículo después de haber leído el libro “Ecopolis” de Downton. Aunque en el libro no aparece más que una referencia (al contrario que Halifax, Whyalla o Ithaca), despertó mi curiosidad la existencia una utopía al estilo de Howard auspiciada por la UNESCO. En realidad la ciudad se fundó siguiendo las ideas de Mirra Alfassa (más conocida como La Madre) compañera del místico hindú Sri Aurobindo. Mirra Alfassa decía: “Debe existir sobre la Tierra un lugar inalienable, un lugar que no pertenezca a ninguna nación, un sitio donde todos los seres de buena voluntad, sinceros en sus aspiraciones, puedan vivir libremente como ciudadanos del mundo”.

Auroville, primer plan de Anger (1966), de Wikimedia

Su traza original se debe al arquitecto francés Roger Anger que dijo recoger las enseñanzas de La Madre y diseñó un mandala. Como dice luego Ignacio, la ciudad se inauguró en el año 1968 en presencia del presidente Indio y representantes de 124 países. El que alguien pueda vivir (aunque sólo sea una temporada) en una utopía consagrada por la UNESCO, en el siglo XXI con una crisis mundial de por medio, etc., como está haciendo mi alumno de doctorado, no deja de darme envidia. De forma que lo mejor es que os deje con sus palabras para saber como se ve desde dentro. Todas las imágenes (excepto las referenciadas) son también suyas.

Auroville, plan de Anger aprobado (1968), de Ecocity

"Auroville, Estado de Tamil Nadu, India a 5 de febrero de 2009
Estimado José:

Según ya le comenté en algún correo electrónico, el pasado enero comencé mi segundo viaje de varios meses a la India. Cuando lo único organizado que se tiene en un viaje es un billete de ida y algo parecido a un billete de vuelta entre ambas fechas pueden suceder muchas circunstancias inesperadas. Cualquier intento de planificar algo (y más en un país como éste) se antoja realmente absurdo. Claro uno siempre lleva en mente un proyecto y ya que en mi anterior viaje había visitado el sur de la India quizás ahora sería un buen momento para quedarme por el norte y hacer un largo recorrido por Delhi, Varanasi (antigua Benarés), Agra (Taj Mahal), Daramshala (lugar donde está el Dalai Lama en el exilio), región del Rajastán.....Pero en fin uno al final no es dueño ni siquiera de su viaje y por distintas circunstancias que ahora no vienen al caso en unos pocos días compro un billete de avión desde Delhi (norte) a Bangalore (sur). Dos semanas de aterrizar y de visitar ciudades sagradas del sur (entre ellas Madurai con su increíble templo) recaigo en la ciudad de Pondicherry, sureste, zona del Golfo de Bengala y colonia francesa hasta los años 50 del siglo XX, incluso tiempo después de que los ingleses abandonaran su Joya de la Corona.

Plano de situación, de Auroville International

En Pondicherry aún se conserva la arquitectura francesa de ultramar, al menos en aquellas manzanas más cercanas a ese larguísimo paseo marítimo que llaman La Promenade. Las calles se llaman aún Rue y es fácil encontrar numerosos restaurantes y hoteles de ambiente francés. La época de enero-febrero es de gran asistencia turística debido a lo muy benigno del clima en esta zona tropical. En un par de meses comenzará a hacer acto de presencia un calor terrorífico y luego las temibles lluvias monzónicas (aunque aquí son mas suaves que en el norte). Por ello los lugares de alojamiento de cualquier tipo, precio y categoría están completamente llenos. Entonces se me presentó la oportunidad de acercarme a 7 km a la ciudad de Auroville, desde donde le escribo, a buscar cobijo. Aquí pude encontrar algún sitio donde pasar unos días aunque no sin esfuerzo. Vaya, ya había oído hablar yo de este sitio hacía tiempo, la verdad es que me llamaba la atención y al final resulta que acabo aquí instalado en una de las guest houses de Auroville.

Center Guest House

Actualmente Auroville es una comunidad donde residen unas 2000 personas de las cuales aproximadamente un 40% son pobladores tamiles locales y el resto provienen de unas 40 naciones, aunque dominados claramente por franceses y alemanes que suman entre ambos otro 30%. La ciudad fue inaugurada en el año 68 (Papá cuéntame otra vez ese cuento tan bonito...) bajo el auspicio ideológico de Sri Aurobindo un político-filósofo hindú fallecido en el 50 aunque fue desarrollada intelectual y materialmente por una de sus más directas colaboradoras, una francesa llamada Mira Alfassa fallecida en el año 73 a una edad muy avanzada.

Matriamandir

La implantación del proyecto ha contado desde sus inicios con un apoyo muy importante por parte del Gobierno de la República India y de la UNESCO que ha apoyado la iniciativa en Asamblea General en cuatro ocasiones. De hecho el día de la inauguración oficial asistieron delegaciones de 124 estados y depositaron tierra de cada uno de sus países en una urna de mármol que todavía conservan por aquí. El espíritu de fondo en la Carta Fundacional es algo así como la “unidad humana” (¿Alianza de Civilizaciones?) y en el centro físico y geométrico de la ciudad se erige una gran estructura quasi-esférica de hormigón recubierta de unas escamas metálicas llamada Matriamandir como directo homenaje a ese ideal de unidad (¿la cúpula de Barceló?). Le envío adjuntas algunas fotos de la esfera así como de viviendas, edificios públicos y algunas del paisaje local.

Vivienda de la primera época de Auroville

Si observamos un plano de la ciudad lo primero que percibimos es que es un círculo perfecto, en torno a 2,5 km de radio lo que supone que tenga una superficie de alrededor de 22 km2. En el centro geométrico se encuentra según le he comentado anteriormente el Matriamandir. Luego comprobamos que existe un primer cinturón de 1,5 km de radio que se denomina City Area y posteriormente la segunda zona, concéntrica con la primera, llamada Green Belt (Cinturón Verde) que ocupa el resto de la superficie. La City Area está compuesta de cuatro subzonas a su vez: la zona residencial, zona industrial, zona internacional y zona cultural. En el Green Belt se ubican también varios asentamientos residenciales pero sobre todo zonas de granja, regeneración de bosque, zonas de recreo y otros usos no urbanos. La gran parte de las comunidades residenciales a día de hoy son principalmente viviendas unifamiliares y solo aproximadamente en 10 de las 100 comunidades existentes se dispone de edificios de apartamentos de una mayor densidad.

Viviendas Aithi Griha Community

También en la City Area encontramos todos los edificios públicos además de varios restaurantes, auditorios, centro multimedia, colegios y centros deportivos, salas de exposiciones, algunos pabellones internacionales, centro de salud....Y luego los centros para invitados. Son como pequeños hoteles donde se puede estar el tiempo que se desee por un precio bastante asequible y ofrece de alguna manera la posibilidad de integrarte durante un tiempo en la vida de la ciudad. Aunque realmente la ciudad aún no existe como tal. Incluso cuando llegas parece que “no hay nada”.

Via peatonal

Una serie de caminos y pistas de tierra de un color rojo arcilla bastante imponente rodeados de una exhuberancia de vegetación a base de banyanos, palmeras, bambúes y buganvillas salvajes con flores de todos los colores conectan los diferentes lugares. Únicamente existe una carretera perimetral asfaltada. Pero todavía no hay calles, ni avenidas, ni plazas, ni parques en una sucesión continua... El coche privado apenas existe. Tampoco el transporte público reducido a la mínima expresión. La bicicleta o la moto son los medios de desplazamiento casi únicos. Existe la posibilidad de hacerlo a pie, pero quizás es un poco duro en determinadas épocas del año donde el calor dicen que llega a ser abrumador.

Escuela bilingüe de nueva creación

La oferta cultural y educativa es bastante amplia. Todos los hijos de los aurovilianos tienen garantizada la educación gratuita hasta la edad universitaria. El sistema educativo se basa en corrientes un tanto “alternativas” como las teorías pedagógicas de la italiana María Montessori. La enseñanza de idiomas es importante. Todas las clases son en inglés y francés. Además se enseña el tamil (idioma oficial del estado de Tamil Nadu donde se ubica Auroville) y el sánscrito (el idioma de toda la literatura antigua de la India). Y a todo ello se une por supuesto todas las técnicas orientales que ahora están tan en vanguardia en Europa como el yoga, taichi, artes marciales y demás.

Embalse

Es importante también destacar la relación tan importante que desde el inicio se ha tenido con el medio físico y con el paisaje. Hace 40 años este lugar por lo visto sufría un proceso de desertificación y erosión importante debido entre otras causas a la sequía durante la mayor parte del año y a lluvias torrenciales durante la época de los monzones. Con el fin de tratar de frenar el proceso se implantó un programa de repoblación forestal por el único medio de especies autóctonas (Tropical Dry Evergreen Forest) y que a día de hoy llega a decenas de miles de árboles. Para controlar el tema del agua durante las tormentas monzónicas se crearon unas canalizaciones que llamaron cañones y que ayudan no solo a disminuir su efecto dañino sino a poder aprovecharla también durante el resto del año. Por ello se han creado varios embalses y láminas de agua artificiales. La agricultura ecológica, como verá en alguna de las fotos adjuntas, es también un aspecto importante que se está desarrollando.

Cultivos ecológicos

Existe un sistema de organización social bastante curioso donde los ciudadanos no son propietarios de la tierra que ocupan sus viviendas si no que todo pertenece a la comunidad. No existen partidos políticos ni sindicatos. Diferentes grupos de trabajo y comisiones son los que toman las decisiones a cualquiera de los niveles: Social, educativo, económico, industrial....Es lo que ahora en occidente llamamos participación social. Sin duda fomenta el diálogo y el sentido de pertenencia a un lugar pero parece que a veces las reuniones para llegar a acuerdos son innumerables. Un equipo de expertos ajenos a la ciudad y designados cada cuatro años por el gobierno central indio ejercen de supervisores de todas las decisiones trascendentes que se vayan tomando. Dicho equipo se reúne en Auroville dos veces al año y el secretario del mismo vive y trabaja en la ciudad de manera permanente.

Cultivos ecológicos

Una prioridad especial, como no podía ser de otra manera, es la preocupación medioambiental. Además del tema de la reforestación, la agricultura ecológica, la utilización y recuperación del agua que antes le había comentado existe un equipo de arquitectos e ingenieros dedicados a la implantación de criterios de eficiencia energética en las viviendas y edificios públicos además de la investigación en materiales. Un ejemplo de ello es que se ha desarrollado una pequeña industria dedicada a lo que llaman Compressed Earth Blocks (Bloques de Tierra Comprimida) que es una mezcla de tierra con un 4% de cemento. La ventaja es que se produce en el lugar donde se va a utilizar y que consume entre 3 y 5 veces menos energía durante su fabricación que un ladrillo convencional. Ya se han construido varios de los edificios públicos y numerosas viviendas con este material que además ha pasado las pruebas y los ensayos de resistencia correspondientes.

Centro de visitantes construido con bloques de tierra prensada

Otro dato curioso que le quería comentar respecto al uso de energías alternativas es que existe un edificio llamado la Solar Kitchen (la cocina solar) donde cada día se cocinan más de 1000 comidas para su comedor, los colegios y otro tipo de edificios públicos. La energía se capta a través de un gran concentrador solar (como una gran antena parabólica) de 15 metros de diámetro que existe en la cubierta. Dicen que es el mayor aparato de este tipo que existe en la India.

Inauguración del concentrador solar

Podría seguir contando temas que he ido aprendiendo en este lugar pero tampoco es cuestión de prolongarme demasiado (creo que ya lo he hecho). En realidad es complicado dar un nombre preciso a este tipo de asentamiento. Quizás ciudad se todavía demasiado pretencioso. Si bien es cierto que el Plan Director de urbanismo ha previsto una capacidad de 50.000 habitantes en el futuro, lo cierto es que a día de hoy lo que existen son decenas de comunidades de aurovilianos desperdigadas sin una cohesión urbana. Es decir, no existe sensación de ciudad. A mí todo esto me recuerda mucho a las corrientes utópicas del siglo XIX, sobre todo a la Ciudad Jardín de Ebenezer Howard tanto morfológicamente con esa forma circular y ese anillo verde perimetral, el contacto tan directo con la naturaleza y el medio como los sistemas de organización social tan peculiares proponiendo además un número ideal de habitantes. No sé a usted que le parece. Esperemos que Auroville no sea un fracaso como las materializaciones de las ideas de Howard.

Centro de investigación urbana

Existe aquí un edificio llamado Center for Urban Research (Centro de Investigación Urbana) donde trabaja un equipo de más de 20 profesionales entre arquitectos, urbanistas e ingenieros. He tenido la oportunidad de ver en planos y maquetas la idea que tienen los aurovilianos de su ciudad en el futuro. La línea se decanta el tema por un sistema urbano no tan disperso como el actual. La morfología urbana de los años venideros pasa por avenidas ajardinadas dispuestas en el conjunto de forma radial que llaman Líneas de Fuerza donde la calle ya sí que empieza a tomar forma y donde las viviendas se agrupan en edificios de apartamentos de 3-4 alturas.

Edificio de apartamentos

El transporte público empezaría a ser una realidad. En mi modesta opinión aún queda mucho camino por recorrer. Sobre todo porque la financiación de todo esto es muy complicada. Aunque se obtienen recursos del Gobierno central de la nación y de organismos internacionales como la UNESCO además de los impuestos que pagan los habitantes no es ni mucho menos lo suficiente. Y principalmente el muy lento, lentísimo crecimiento de la ciudad a nivel de población. El Plan Director aprobado en los 90 preveía una población para el año 2010 de unos 15.000 habitantes y apenas hay 2.000 ya casi llegados a la fecha.

Asentamiento de la comunidad Tamil local

Asentamientos de este tipo no son ni mucho menos las soluciones únicas y definitivas a los desafíos medioambientales que se presentan en el planeta a comienzos de siglo XXI, unidos a una gravísima crisis económica de consecuencias aún imprevisibles. Ante este panorama arquitectos y urbanistas tenemos mucho que decir sobre todo cuando hemos sido como colectivo colaboradores directos del daño a veces irreversible que se ha ejercido hasta ahora al medio físico y al paisaje. Cualquier solución llevada a cabo, como esta de Auroville, de la que podamos sacar conclusiones será y es por supuesto bienvenida. Pero solo un proceso que frene una construcción galopante de edificaciones e infraestructuras que cicatrizan el territorio de manera definitiva y donde se comience a recuperar de una manera eficaz y sostenible los centros urbanos y las periferias de viviendas obreras, donde el mundo rural sea de nuevo lo suficientemente atractivo para que el urbanita moderno empiece a plantearse sistemas de vida alternativos, comenzaremos a ver aunque sea un pequeño atisbo de futuro.

En unas cuantas semanas nos volveremos a ver. Un abrazo y hasta pronto,
Ignacio."


lunes, 9 de febrero de 2009

Jane Jacobs, destellos de sostenibilidad

Hace menos de tres años, en abril del 2006, moría en un hospital de Toronto (Canadá) a los 89 años de edad, Jane Jacobs una de las figuras más notables del urbanismo de la segunda mitad del siglo XX. Con este motivo el Boletín de Ciudades para un Futuro más Sostenible publicó en septiembre de 2006 un pequeño homenaje a su figura “Jane Jacobs en la red”, donde se pueden encontrar los principales enlaces para conocerla más a fondo, y que me libera de colocarlos a lo largo del artículo como en ocasiones anteriores. De Jacobs existen cientos de estudios, de análisis, de tesis. Sin embargo, cada vez que uno lee sus obras (y no solamente Muerte y vida de las grandes ciudades, su texto de referencia) encuentra cosas nuevas y ya sólo por esto merecería la pena dedicarle un artículo. Además entiendo que resulta imprescindible hacer notar su existencia a los jóvenes del siglo XXI que, probablemente, pensarán que una autora cuyo libro fundamental es del año 1961 tiene pocas cosas que decir acerca de los nuevos tiempos. Si es así, se equivocan completamente.

Jane Jacobs, de Urbanfoto

En mi pequeña biblioteca de “libros siempre a mano” uno de los pocos que tengo siempre localizado (estante central en medio de la fila) es Muerte y vida de las grandes ciudades. La mayoría, desde Lo rural y lo urbano de Lefebvre hasta La Arquitectura de la ciudad de Aldo Rossi o La proyectación de la ciudad moderna de Benévolo (por ejemplo, son los primeros que se me han venido a la cabeza) los tengo que buscar específicamente porque van pasando los meses, y a veces los años, sin que tan siquiera los recuerde. Es decir, son libros de su tiempo que, poco a poco, quedan sepultados (en algunos casos injustamente) por la urgencia de lo cotidiano y los nuevos problemas de este siglo pero que, por nostalgia o por lo que sea, no soy capaz de eliminar de “los libros siempre a mano”. Pero al libro de Jacobs no le ocurre lo mismo. Los planteamientos ecologistas, los de seguridad ciudadana, los métodos de planificación, el espacio público (parte importante de Bauman está en Jacobs), la reivindicación de la urbanidad frente a la ingeniería urbana y tantos otros temas claves en este siglo están aquí, siempre dispuestos para una cita, una idea o un consejo.

Portada del libro en castellano e inglés

Por supuesto que la palabra sostenibilidad no aparece en el libro de Jacobs, ni tan siquiera los presupuestos teóricos o ideológicos que tratan de enfrentar este reto del siglo actual. Sin embargo, si tratamos de resumir sus propuestas para la ciudad veremos la extraordinaria coincidencia con los criterios que deben seguir las ciudades sostenibles (o menos insostenibles): mezcla de usos, variación en las tipologías edificatorias, densidades que permitan mantener una vida urbana digna de ese nombre o calles frecuentadas. Casi, punto por punto, podría tratarse de un manual sobre sostenibilidad urbana.

Jane Jacobs en 1963, de 91st Meridian

También en sus escritos hay controversia y elementos polémicos, probablemente responsables en mayor medida que los anteriores de su notoriedad. La lucha fundamental fue contra Robert Moses, también conocido como “el zar”, que representaba la prepotencia del urbanismo de renovación centrado en el saneamiento urbano mediante la ingeniería y la cirugía (cortar trozos de ciudad y sustituirlos por otros más “modernos”). Su lucha no fue sólo teórica, se centró en la Lower Manhattan Expressway autopista llena de carriles y de nudos para cuya construcción Moses pretendía eliminar Greenwich Village el barrio de New York donde vivía Jacobs. Afortunadamente nuestra autora le ganó la partida y el barrio es todavía hoy uno de los más vitales de la ciudad. Pero también tuvo otros enfrentamientos. Por ejemplo, con Lewis Mumford que contestó a las propuestas de Jacobs con una crítica titulada “Los remedios de mama Jacobs para el cáncer urbano”. O con Saskia Sassen acerca de si fue primero el comercio y luego el asentamiento (Sassen), o primero el asentamiento y luego el comercio (Jacobs).

Lower Manhattan Expressway, de Skyscraperpage

Es necesario advertir (lo hace la propia Jacobs en la introducción al libro) que sus análisis y propuestas se refieren a los barrios centrales de las grandes ciudades. No a los suburbios, ni a las ciudades medias o pequeñas. Esto es importante porque una buena parte de sus observaciones atienden a un hecho clave en este tipo de ciudades, lo que Louis Wirth llamaba el anonimato. En un suburbio o en una ciudad pequeña un extraño que pasea por una calle es un desconocido. En un barrio central de una gran ciudad la práctica totalidad de los paseantes son desconocidos. Es así como comienza su análisis del uso de las aceras: “Mantener la seguridad de la ciudad es tarea principal de las calles y aceras”. Esta tarea ha sido palmariamente obviada por la práctica totalidad del urbanismo y la planificación actuales. Ya he discutido en otros artículos de este blog (sobre todo los relativos al espacio público y al diseño urbano seguro) la imperiosa necesidad de que nuestras ciudades sean seguras para que sean sostenibles. La inseguridad conduce directamente a una ciudad segregada, separada en trozos en la que las diferentes clases sociales, el comercio, las oficinas, las áreas de espectáculos, se van separando entre sí constituyendo verdaderas áreas especializadas y propiciando inútiles desplazamientos para poder llevar la cabo las labores más cotidianas con una infrautilización del espacio verdaderamente clamorosa. Es decir, da lugar a ciudades ineficientes.


Aún a riesgo de alargarme demasiado y, puesto que el uso de la calle tiene tanta importancia para Jacobs, no me resisto a reproducir los párrafos siguientes: “Una calle hecha para vérselas con extraños y que aspire a gozar de un determinado nivel de seguridad, al margen de la presencia de esos extraños -así son siempre las calles de una vecindad que ha sabido solucionar el problema-, ha de reunir estas tres condiciones: En primer lugar debe haber una neta demarcación entre lo que es espacio público y lo que es espacio privado (…) Segundo, ha de haber siempre ojos que miren a la calle, ojos pertenecientes a personas a las que podríamos considerar propietarios naturales de la calle (…) Tercero, la acera ha de tener usuarios casi constantemente, para así añadir más ojos a los que normalmente miran a la calle, y también para inducir a los que viven en las casas a observar la calle en número y ocasiones suficientes.”

Greenwich Village, de Dutchnatasja

Algunas de las cosas que, por ejemplo, dice Bauman en sus últimos libros están ya aquí (y eso que ya pronto celebraremos el cincuentenario de su publicación): “En Chatham Village, las casas están agrupadas en colonias que comparten espacios verdes y patios de recreo interiores; la urbanización globalmente, está equipada con muchos otros servicios destinados a una 'participación (comunicación) cerrada', como clubs de vecinos en los que se celebran fiestas, reuniones, bailes, etc.; también hay actividades propias para las señoras, partidas de bridge, sesiones de costura, bailes y guateques para los niños. No hay ningún tipo de vida 'pública' en esta urbanización. Lo que hay son diversos tipos de vida privada ampliada.” Podría seguir reproduciendo párrafos y párrafos sobre las aceras, los parques o las barriadas que constituyen la primera parte del libro. En realidad, el ejemplar que tengo (antes tenía la costumbre de firmar y fechar todos los libros que compraba, éste está fechado en marzo de 1974 y cuenta con mi antigua firma de estudiante) de la editorial Península está prácticamente subrayado por entero prueba inequívoca de que, para mí, no tiene desperdicio.

Greenwich Village, de Scandblue

En la segunda parte titulada “Condiciones previas de diversidad urbana” estudia los factores generadores de diversidad y constituye el resumen y base de sus propuestas. Jacobs dice que “para generar una diversidad exuberante en las calles y distritos de una urbe son indispensable cuatro condiciones”. La primera sería que el distrito (la mayor cantidad posible de partes del mismo) tiene que cumplir más de una función primaria de forma que se garantice la presencia de personas fuera de sus hogares en circunstancias y por motivos distintos dispuestas a usar los servicios comunes. La segunda es que una parte substancial sean manzanas pequeñas de forma que se garanticen muchas esquinas y cruces de calles. La tercera es que exista una mezcla compacta de edificios, viejos y nuevos, caros y baratos, etc. Y la cuarta es que ha de haber una concentración humana suficientemente densa. A lo largo de las setenta y cinco páginas que siguen se estudian de forma detallada estos cuatro factores. Al final en un apartado titulado “Algunos mitos sobre la diversidad” aborda algunos temas de ¡paisaje urbano! congestión e inseguridad relacionados con su propuesta.

Greenwich Village, de Dutchnatasja

En realidad todo este segundo capítulo (desde mi punto de vista el fundamental del libro) se basa en la necesidad de que la ciudad sea compleja y diversa. Y estos son los presupuestos básicos de la ciudad sostenible. Jacobs buscaba una ciudad humana en que las personas desarrollaran sus roles urbanos de la mejor forma posible y, precisamente ahora, nos encontramos con que esta es la mejor ciudad para conseguir un uso eficiente del territorio y los recursos. Resulta sorprendente comprobar como, por distintos caminos puede llegarse al mismo sitio. Ahora hablamos de ciudad sostenible pero, en realidad, podríamos también referirnos a una ciudad más humana, más vital, más vivible, más eficiente, más racional (en el sentido más noble de la palabra racional), y estaríamos hablando de lo mismo. Probablemente los matices podrían ser ligeramente distintos pero el sustrato básico de las propuestas resultantes sería muy parecido.

Jane Jacobs en The White Horse Tavern, de Robinson en The Future of New York

El resto del libro es también de un enorme interés de forma que le pido a todos los que no lo hayan leído que lo hagan. Merece la pena. Para terminar voy a reproducir unos párrafos del último apartado del libro para que se pueda entender un poco más claramente la razón del título de este artículo. Jacobs intenta establecer una relación entre ciudad y naturaleza. Su tesis es que gracias a la mediación de la ciudad (dicho de forma irónica: el asiento de “la maldad y la perversión”) fue posible que los ciudadanos pudieran contemplar la naturaleza como algo bueno y puro, según sus palabras “como un gran perro de San Bernardo para niños”. Dice algo más adelante: “Hay toda una serie de peligros en sentimentalizar la naturaleza. La mayoría de las ideas sentimentales implican en el fondo una falta de respeto profunda e inconsciente. No es casual que nosotros, los americanos, probablemente campeones del mundo en esto de sentimentalizar la naturaleza, seamos al mismo tiempo, no menos probablemente, los mayores, más voraces y menos respetuosos destructores del idílico y salvaje mundo rural”.


“A esta actitud esquizofrénica no conduce el amor o la falta de respeto a la naturaleza. Por el contrario, es un deseo sentimental de retozar, con un talante más bien condescendiente, con una cierta sombra de naturaleza, insípida, estandarizada y suburbanizada, haciendo con esto clara ostentación de descreimiento respecto a que nosotros y nuestras ciudades, por el simple hecho de ser, somos una parte legítima de la naturaleza, de una manera más profunda y sutil de lo que puedan dejar suponer nuestro cariño por la hierba bien adecentada, los baños de sol y los miradores de panorámicas. De esta forma, todos los días se tragan los bulldozers varios miles más de acres de nuestro campo, que luego se cubren con pavimento y se dotan con suburbanizaciones, con lo cual se mata aquello que se pensaba haber encontrado. Nuestra insustituible herencia de una tierra agrícola de primera calidad (un raro tesoro de la naturaleza en nuestro globo terráqueo) se sacrifica a las autopistas y los aparcamientos de los supermercados con tan poca consideración e inconsciencia como se talan los árboles de los bosques, o como se corrompen las corrientes y los ríos y se llena el aire con los escapes de gas (productos a su vez de la transformación de los subproductos geológicos de la naturaleza), todo ello requerido por ese gran esfuerzo nacional por hacernos agradables una naturaleza falsificada y escapar de la “antinatural” ciudad”.


¿Hay mejor forma de hablar de sostenibilidad sin mencionar la existencia de tal concepto? Recuerdo al lector que estas frases son de 1961. Es verdad que un año después Rachel Carson publicará Silent Spring el mayor éxito de divulgación de las ideas ecologistas de toda la historia del movimiento que, de alguna forma, vino a completar el libro de Jacobs. Pero, sin embargo, las relaciones entre ciudad y naturaleza pocas veces han sido tan profundamente tratadas (precisamente por ser estudiadas desde una perspectiva urbana) como en Muerte y vida de las grandes ciudades. La naturaleza apenas se menciona (sólo al final), pero está siempre ahí, detrás de todo el aparato inductivo que utiliza la autora. Poco importa que Jacobs no fuera ni urbanista, ni arquitecta, ni ecóloga, ni ingeniera, ni matemática (en realidad, su paso por las aulas fue tan fugaz como un meteoro). Lo que hizo, sencillamente, fue mirar lo que tenía delante de sus ojos y describirlo. Muchas veces los urbanistas, los planificadores, los arquitectos, organizamos complicadas teorías y luego intentamos forzar la realidad para que funcione de acuerdo con ellas. Las consecuencias suelen ser desastrosas. Resulta imprescindible vivir previamente las ciudades y mirarlas de forma activa y atenta. De lo contrario corremos el riesgo de organizar complicadas y erróneas teorías frecuentemente imposibles de verificar, planes irreales o proyectos equivocados.